Clarke conoció el más allá
Estancias > Salón comunalPor Carlos Uribe de los Ríos
lunes 31 de marzo de 2008 12:00 COT
“Si yo he aprendido alguna cosa de la historia de los inventos y descubrimientos es que, a largo plazo –y a menudo en el corto- las más audaces predicciones se ven risiblemente conservadoras”.
A.C. Clarke.
El inglés que escribió la novela 2001, odisea del espacio, hecha famosa por la película de Kubrick, murió hace una semana a los 90 años, considerado uno de los pilares de la la literatura de ciencia ficción contemporánea, al lado de Asimov y de Bradbury. Se llamaba Arthur C. Clarke.
- 2001: Una odisea espacial, Plaza & Janés
- 2010: Odisea dos, Plaza y Janés
- 2061: Odisea tres, Plaza & Janés
- 3001: Odisea Final, Plaza & Janés
- Alcanza el mañana, Ultramar
- Las arenas de Marte, Edhasa
- Cánticos de la lejana tierra, Círculo de Lectores
- El centinela, Plaza & Janés
- Cita con Rama, Ultramar
- La ciudad y las estrellas, Edhasa
- Claro de Tierra, Edhasa
- Cuentos del planeta Tierra, Ediciones B
- Cuentos de la taberna del ciervo blanco, Alianza
- En las profundidades, Ultramar
- El fin de la infancia, Minotauro
- Fuentes del paraíso, Ultramar
- El león de Comarre, Caralt
- El martillo de Dios, Suma de Letras
- Rama II, Ultramar
- Regreso a Titán, Ultramar
- Relatos de diez mundos, Edhasa
- Venus Prime I, Plaza & Janés
- Venus Prime II, Plaza & Janés
Comunicado de la NASA
Alan Stern, alto funcionario de la NASA con sede en Washington, dijo que Arthur Clarke fue "un privilegiado escritor de ciencia y de ciencia ficción y un incomparable visionario del futuro, inspirador de un sinnúmero de personas a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, con su visión esperanzada acerca de los vuelos espaciales como un motor en cambio de las sociedades, de las economías y de la humanidad misma. Sin embargo, a pesar de que su odisea personal aquí en la tierra ha terminado, su visión perdura en sus escritos”.
Pero Clarke no fue sólo un escritor de ficción. También fue un divulgador científico, al estilo de Asimov, y un respetado investigador en el campo de las tecnologías espaciales. Ya en 1945 formuló matemáticamente la teoría que daría pie a los satélites que pueden permanecer en un mismo punto sobre la tierra, llamados ahora geoestacionarios, y en sus cálculos se basaron los científicos para lograrlo 25 años después. Por eso dicha órbita fue bautizada, en reconocimiento, como la órbita Clarke.
Clarke se propuso escribir una clase de literatura de ciencia ficción alejada de la especulación gratuita, es decir, que no tuviera bases sólidas en los avances de la tecnología o que no dependiera de sus desarrollos dentro de una lógica estricta. Por eso, para muchos lectores del mundo, este hombre era la personificación del género en el mundo de hoy.
Escribía con soltura, sin malabarismos, a veces por ser estricto era frío, pero al tiempo logró distinguirse como un intelectual capaz de creer positivamente en la humanidad y en su desarrollo, y que miraba a los humanos como una especie apenas en desarrollo embrionario en comparación con otros mundos super avanzados –que deben existir- y de antiguos habitantes de un universo complejo y sin límites.
Arthur Charles Clarke nació en Minehead, Somerset, Inglaterra, en una familia de granjeros, en 1917. Vivió en Londres desde el 36 y trabajó antes de la II Guerra como instructor de radar en la Real Fuerza Aérea. Terminaría sus estudios en física y matemáticas en el King’s College en 1948. Su interés en asuntos espaciales comenzó a conocerse en la Sociedad Interplanetaria Británica, de la que fue presidente dos veces.
Su primer relato reconocido de ciencia ficción fue Loophole, publicado en 1946. A estos trabajos iniciales, que tratan sobre un tema científico y concluyen de modo sorprendente, como todo buen relato del género, Clarke añadía pequeñas dosis de un delicioso humor inglés. Pero no se quedó aquí, pues se convirtió en un prolífico escritor publicando más de 100 libros, muchos de ellos sobresalientes, entre los que se recuerdan Las arenas de Marte, La ciudad y las estrellas, Cuentos del planeta Tierra, Cita con Rama, Cuentos de la taberna del ciervo blanco y En las profundidades, traducidos al español.
Junto con Stanley Kubrick escribió el guión de 2001: una odisea del espacio, en 1964, basado en su cuento titulado El centinela. La novela apareció después de la película, basada precisamente en el guión. Pero Clarke no se dedica sólo a la ficción. En los 60 se preocupa por la divulgación científica y por la exploración submarina -bucear para él era lo más parecido a flotar en el espacio-, razón de su residencia por el resto de su vida en Sri Lanka.
En el cine también participó con Peter Hyams en 1985 en la película (2010, odisea II), y en televisión trabajó con Walter Conkrite y Wally Schirra, para CBS, en el cubrimiento periodístico-científico de las Misiones Apolo 12 a 15. En 1981, sus 13 capítulos de Un mundo misterioso y Mundo de poderes extraños, en 1984, fueron televisados con impresionante éxito en múltiples países.
A lo largo de todos estos años, Arthur Clarke fue algo así como un puente entre las artes y la ciencia, al decir de muchos especialistas. Sus aportes van desde la cosmología, la física y aún la metafísica a la técnica espacial y a la ciencia ficción, lo que tuvo un impacto global entre el público de entonces y las generaciones siguientes. Precisamente, en 1998 la reina Isabel II reconoció sus aportes a la cultura británica y mundial al nombrarlo Sir, título entregado oficialmente dos años después en Columbo, Sri Lanka.
Los desarrollos de Clarke sobre satélites, en vigencia todavía hoy, le valieron numerosos reconocimientos, como el Marconi, de 1982, la medalla de oro del Instituto Franklyn, el Vikram Sarabhai, el Premio Lindberg del King College y muchos otros.
Desde 1995, Sir Arthur Clarke, que se casó en el 53, se divorció en el 64 y no tuvo hijos, estuvo confinado a una silla de ruedas, debido a un síndrome de post-polio, pero aún así no cesó de escribir e inquietarse por la ciencia y la escritura. “El mundo ha perdido una de sus mentes más visionarias y se empobrece por ello. Que descanse Arthur en paz y quizás tenga la oportunidad de ver lo que realmente hay más allá”, dijo Alan Hale, del Earthrise Institute y codescubridor del cometa Hale-Bopp.
Algunas predicciones de Clarke
- 2009. Una ciudad de Corea del norte es devastada por la explosión de una bomba-H. Después de un intenso debate en Naciones Unidas, se destruyen todas las armas nucleares.
- 2010. Se desarrollan los primeros Generadores Cuánticos, que explotan la energía del espacio. Disponibles en unidades portátiles y caseras desde unos pocos kilovatios, pueden producir energía indefinidamente. Las estaciones centrales de energía cierran. La era de los postes de la luz finaliza a medida que los sistemas en red son desmantelados.
– A pesar de las protestas en contra del gobierno Big Brother, la monitorización electrónica elimina el crimen profesional de la sociedad. - 2011. Se filma el mayor animal vivo: un pulpo de 75 metros en la Fosa de las Marianas. Por una curiosa coincidencia, más tarde en el mismo año, se descubren criaturas marinas aún mayores, cuando las primeras sondas robot se sumergen en el hielo de Europa, y se revela toda una nueva especie biológica.
- 2012. Los aviones aeroespaciales entran en servicio. La historia del viaje espacial ha repetido aquella de la aeronáutica, aunque mucho más despacio, porque los problemas técnicos son mucho mayores. Desde Yuri Gagarin hasta el vuelo espacial comercial ha pasado dos veces más tiempo que desde los hermanos Wright hasta el DC-3.
- 2013. En un vuelo patrocinado por Bandar Seri Begaman, un príncipe de Brunei se convierte en el primer miembro de una familia real en viajar al espacio.
- 2014. Empieza la construcción del Hotel Orbital Hilton, ensamblando y convirtiendo los gigantescos tanques del cohete que previamente se deja caer de vuelta a Tierra.
- 2015. Un subproducto inevitable del Generador Cuántico es el control completo sobre la materia a nivel atómico. De esta forma, el viejo sueño de los alquimistas se desarrolla a escala comercial, a menudo con sorprendentes resultados. En unos pocos años, debido a su utilidad, el plomo y el cobre cuestan el doble que el oro.
- 2016. Todas las monedas existentes son abolidas. El megavatio-hora se convierte en la unidad de cambio.
- 2017. China celebra las primeras elecciones populares nacionales de su parlamento.
- 2019. Se produce el impacto de un meteorito en la capa de hielo del Polo Norte. No hay pérdidas de vidas humanas, pero los tsumanis resultantes causan considerables pérdidas a lo largo de las costas de Groenlandia y Canadá. El largamente discutido proyecto de Salvaguarda Espacial, para identificar y desviar cualquier cometa o asteroide potencialmente peligroso, se pone finalmente en marcha.
- 2020. La Inteligencia Artificial (IA) alcanza el nivel humano. De ahora en adelante, hay dos especies inteligentes en el planeta Tierra, una evolucionando más rápidamente de lo que la biología nunca permitiera. Sondas interestelares portando IA se lanzan a las estrellas más próximas.
- 2021. Los primeros humanos aterrizan en Marte, y encuentran algunas sorpresas desagradables.
- 2023. Se clonan dinosaurios facsímiles a partir de ADN generado por ordenador. El Zoo Triásico Disney abre sus puertas en Florida. A pesar de algún desafortunado accidente inicial, los mini-raptores empiezan a sustituir a los perros guardianes.
- 2024. Se detectan señales infrarrojas provenientes del centro de la Vía Láctea. Obviamente, son producto de una civilización tecnológicamente avanzada, pero todos los intentos para descifrarlas fallan.
- 2025. La investigación neurológica finalmente llega a la comprensión de todos los sentidos, y las entradas directas se hacen posible, evitando los ojos, oídos, piel, etc. El resultado inevitable es el Braincap de metal, del que el walkman del siglo XX fue un primitivo predecesor. Cualquier portador de este casco, adaptado firmemente al cráneo, puede acceder a todo un universo de experiencia real o imaginaria, e incluso fundirse en tiempo real con otras mentes.
martes 1 de abril de 2008, 07:52 COT
Gracias por este homenaje a un intelectual y creador muy valioso.
mircoles 2 de abril de 2008, 12:37 COT
Considero mágica la idea de Clarke de que, a cambio de arrojar sus cenizas al viento o al mar de un insignificante planeta situado en el más recóndito rincón del universo, se envíe al espacio una muestra de su ADN, con lo que alguna superavanzada civilización pudiera brindarle la oportunidad de volver a vivir.
Me atrevo irrespetuosamente a agregar una predicción mía a la lista de Clarke:
2031: Se logra la paz en colombia.
Por lo pronto, paz en la tumba de Sir Arthur C Clarke