Brasil dejó a Costa de Marfil en el camino
Estancias > Primera planaPor Marsares
lunes 21 de junio de 2010 23:16 COT
Brasil sigue haciendo lo de siempre desde que apareció en la historia del fútbol, ganar. No importa cómo. Antes lo hacía con jugadas de mago, con la improvisación que dejaba derrochar el talento. Hoy, con el Dunga práctico, simplificó su juego. Espera, arma la jugada, analiza los espacios, hace los pases precisos y en el último cuarto de cancha, mete la pelota en la red.
Es tacaño con el espectáculo, pero efectivo en el juego. No encanta, pero igual gana. A veces se acuerda de la historia, al fin y al cabo el jogo bonito lo lleva en los genes y como lo hizo Robinho en el partido contra Corea del Norte, da pinceladas que saben al viejo Brasil donde cada estrella tenía su lugar propio en el cielo. Pero son solo eso, destellos, que incluso no se ven bien, no cuadran como tampoco lo haría un violín acompasando un reaggeton.
Cuatro zagueros, tres volantes, un media punta (Kaká) y dos delanteros (Robinho y Luis Fabiano) conforman un esquema letal que arma un muro de contención de siete con los tres volantes cuando no tienen el balón, incluso de ocho, porque Kaká baja a taponar espacios, y al medio campo retrocede Robinho dejando en punta a Luis Fabiano, como el oportunista que con un pase preciso puede acabar con el contrario.
Pero si tiene el balón, uno de los laterales sale (Maicon o Bastos) y quedan tres defendiendo, un volante delante de ellos (Melo) mientras al ataque se unen los otros dos (Silva y Elano) con Kaká enlazando hacia los dos delanteros (Robinho y Luis Fabiano), una máquina precisa, efectiva, que fabrica y hace los goles, con eficacia, rapidez y claro, talento que se manifiesta a la hora de anotar.
Contra Costa de Marfil, que entró respetando más de lo debido, hizo lo que a pocos les gusta, esperar, organizarse, cuidar los espacios, ir moviendo las fichas para desacomodar al contrario, en los que se van minutos interminables, que desesperan al hincha, ansioso de una avalancha de goles y genialidades. Insultos para Dunga, pero igual Brasil gana.
El primer gol no es para tallarlo en mármol, pero sirve como ejemplo en una clase de fútbol de cómo aprovechar los espacios. Kaká ve la grieta y le hace el pase preciso a Luis Fabiano que arriba pugna entre Siaka, Kolo Toure y Tiene. Un bisturí filoso que rasga el campo, apenas detectable por Boubakar Barry un instante antes de consumarse el desastre en forma de cañonazo que pasa por encima de su cabeza. Un primer gol que le duele a los marfileños por lo demoledor.
Pero aún faltaban más. Cinco minutos después de iniciarse el segundo tiempo, llega un instante mágico que detiene el tiempo de tanto saborearlo. Con la chispa heredada de generaciones, Luis Fabiano se inventa en el área un gol de carnaval, ondulante como las garotas de su tierra. El balón lo pone de sombrero dos veces al abismado Sokora que apenas acierta a deslumbrarse, mientras lo ve pasar y luego descender por el brazo de su dueño para arrugar por segunda vez el corazón de los marfileños. Un gol que lleva como sello la mano de Dios.
Brasil despierta, y la tribuna africana, desconfiada ante los desaires sufridos a diestra y siniestra por los que le apuestan al nada por el todo, encuentra que la diversión anda de la mano de sus descendientes y no de sus coterráneos. Esta vez Elano se unió a la fiesta. Kaká, que para fortuna del fútbol está de vuelta, es el autor intelectual y con Kolo Toure como policía -inefectivo, a decir verdad- la coloca donde los oportunistas hacen su agosto. A Elano le bastó el empujón.
Tres son compañía para que comience la fiesta, por eso Didier Drogba, sin invitación, se cuela para tirársela… o por lo menos para aguarla. Apenas diez minutos le quedan al partido y con Yaya Touré como cómplice que corre por la izquierda y le levanta un centro, la estrella del Chelsea la acaricia con la cabeza para mostrarle a Brasil que los invencibles no existen.
Un buen partido pero sin derecho a postre, porque al final se agrió. Los marfileños reemplazaron con patadas la alegría de jugar al fútbol y el propio Elano sufrió en su tobillo los taches de la torpeza convertida en agresión. Después Kaká caería en la trampa de la provocación y dos tarjetas amarillas consecutivas premiaron la zancadilla de la impotencia. Su expulsión deja un sabor a cicatería, a puñalada artera, a un África que con el paso de los partidos se desdibuja, sumida en el estancamiento. Su magia se desdibujó cuando decidieron ir a Europa a pulir su estilo y ahora paga las consecuencias.
Brasil ganó y Costa de Marfil pudiera haberlo hecho mejor. Pero respetó demasiado al principio, y luego se envalentonó escupiendo para arriba.
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Partido de la segunda jornada del Grupo G disputado en el estadio Soccer City, de Johannesburgo.
Alineaciones
Brasil
Julio César; Maicon, Lúcio, Juan, Michel Bastos;Gilberto Silva, Felipe Melo, Elano (m.67, Daniel Alves); Kaká; Robinho (m.90, Ramires) y Luis Fabiano.
Entrenador: Dunga.
Costa de Marfil
Boubacar Barry; Guy Demel, Kolo Touré, Didier, Zokora, Siaka Tiene; Emanuel Eboue (m.72, Romaric), Yaya Touré, Ismael Tioté; Aruna Dindane (m.54, Gervinho), Salomón Kalou (m.68, Kader Keita), Didier Drogba.
Entrenador: Sven-Göran Eriksson.
Goles: Por Brasil: Luis Fabiano (m.24 y 50); Elano (m.62). Por Costa de Marfil: Drogba (m.79).
Árbitro: Stephane Lannoy (Francia) expulsó a Kaká (m.80) y amonestó a Tiene, Keita, Kaká y Tiote.
Entrenador: Sven-Göran Eriksson.
Goles: Por Brasil: Luis Fabiano (m.24 y 50); Elano (m.62). Por Costa de Marfil: Drogba (m.79).
Árbitro: Stephane Lannoy (Francia) expulsó a Kaká (m.80) y amonestó a Tiene, Keita, Kaká y Tiote.
lunes 21 de junio de 2010, 23:57 COT
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