Bautizo estilo Campus-Party
Campus Party Colombia 2008 > EstanciasPor Fernando Cuevas Ulitzsch
sã¡bado 28 de junio de 2008 13:23 COT
Lo primero que siento al cruzar la puerta del recinto ferial donde se llevará a cabo el CAMPUS PARTY es el contraste entre una vendedora ambulante y su atestado carrito de bebé adaptado como máquina de guerra económica, y su contraste con una persona que pasa “flotando” y a toda velocidad, en un vehículo monopersonal eléctrico de 2 llantas mientras habla por celular e intenta maniobrar con la otra mano que sostiene un intercomunicador junto al manubrio.
Asumo que ese será el tipo de sensaciones que me esperan en estos días de cubrimiento fotográfico.
Pienso en cómo esa simultaneidad de tiempos y realidades se conjugarán.
Veo a mi alrededor y, faltando un día para la inauguración, todo es emoción trabajo y tensión. Hago una nota mental para intentar capturar eso en imágenes.
Un portero con ínfulas policivas, me pregunta si llevo equipos que registrar. Lo veo y no puedo dejar de notar que su única “arma” es un radioteléfono. Ni siquiera bolillo carga. Desnudo mi maleta en búsqueda del bendito serial, para descubrir que, obviamente, ya se borró. Frente a un filtro apoyado en la información, mas que en la amenaza de la fuerza o el golpe, le dicto el primer número que veo en la base de la cámara. Ni siquiera lo confirma y lo escribe en una libreta con 2 copias en colores neón, mientras su mano juega con el kilométrico amarrado a la portería con un nylon.
A mi lado, un joven con 2 millones de pesos en ropa (pero que parece de segunda mano), saca de su maletín un Mac Air (con 2 dedos) para repetir mi procedimiento.
Vuelve a mi mente un contraste, un choque de tiempos.
Al empezar mi recorrido, me encuentro con una colmena de carpas que no deja de recordarme un escenario de la película Alien, en donde se veía un sembradío de capullos de futuros monstruos, con un problema de agresividad y ácido en las venas. Este pabellón será un enorme panal de fanáticos digitales… ¿Qué tendrán ellos en su venas? ¿Qué problemas habitarán sus mentes?
Veo las mil y tantas carpas vacías, y no puedo dejar de pensar en una gran metáfora de lo que tristemente encontramos pululando en la red: Miles y miles de puntos de contacto, con casi ningún contenido.
¿Con qué se llenarán esas carpas?
¿Con qué se alimentarán esos miles de puntos de red presentes en el Campus?
¿A dónde irán con esas 4 gigas de velocidad?
Como posible pista, aparece en mi recorrido, una especie de templo inflable en el pabellón de Inclusión Digital, en donde me dicen, se llevarán a cabo los “Bautizos Digitales”.
Vuelven los tiempos simultáneos a mi mente.
¿Qué significa el uso de esa simbología religiosa en un entorno digital como éste?
Recuerdo cómo, durante siglos, se segregó a las personas que no habían sido bautizadas.
Pienso, de nuevo, en esa estructura como una metáfora de lo que para muchos, es Internet: una gran estructura llena de aire, visible por sus límites, e increíblemente frágil frente a una realidad llena de puntas y elementos cortopunzantes.
Veo a unas señoras del aseo que intentan limpiar la tela blanca de esa estructura inflable, devolviéndole su pureza de pila bautismal, y noto como todas ellas cantan canciones populares impulsadas por pequeños cables que salen hacia sus orejas desde sus bolsillos. Me pregunto cuántas de ellas serán bautizadas en esta semana, y si sabrán dónde están, o lo que están limpiando.
Suena mi celular. Mi madre clama por ayuda. Me llama desde su teléfono fijo, pues no logra comunicarse desde su nuevo celular y ya ha borrado todos sus contactos 3 veces.
Intento ayudarle mientras pienso, de nuevo, en esta llamada como una alegoría de lo que siento y veo a mi alrededor.
Un gran evento masivo digital.
Una feria de la conectividad.
Un Woodstock para geeks.
Un Loolapalloza de los gamers.
Mientras tanto, imagino a mi madre peleando con su único gadget digital, mientras me escucha a través de su auricular amarillo de pasta, con el disco de marcado contra su oreja, con el clásico nudo de cables colgando hacia la base. Desesperada. Peleando por conectarse. Con su teléfono y con el mundo.
Pienso en toda la infraestructura que me rodea para este evento.
Pienso en la señora de los dulces, en el portero, en las señoras del aseo.
No puedo dejar de sentirme en una burbuja.
Ojalá esta semana rompa esa sensación.
Ojalá esta gran emoción y conectividad me ayude a responder algunas de mis dudas.
Ojalá mi madre logre bautizar su interfaz.
* El autor es comunicador social con énfasis en televisión educativa de la Universidad Javeriana, y especialista en creación multimedia de la Universidad de Los Andes. Es dueño del blog Ctrl.+Alt+Supr, donde esta entrada fue publicada originalmente el 26 de junio de 2008
sã¡bado 19 de julio de 2008, 18:50 COT
el mundo esta lleno de contrastes…
pero no hay porque sentirse en una burbuja…
pero internet, como bien comprobamos, es una red de personas, que hermosa experiencia!
lunes 1 de septiembre de 2008, 13:12 COT
Hola
tuve la grandiosa oportunidad de asistir a este magno evento, aprendi muchas cosas, y estando alli se puede ver claramente que vivimos en dos mundos paralelos, lo virtual y lo real
saludos, me gusto tu articulo