Arturo Alape, una voz en el camino
Estancias > Katherine EscobarPor Marsares
domingo 8 de octubre de 2006 7:20 COT
Arturo Alape (Carlos Ruiz), una de las voces más claras de nuestra historia reciente, acaba de fallecer. Escritor, periodista, pintor en su juventud, militante de la izquierda de los sesenta, fue, sobre todo, un lector apasionado de la violencia que nos sacude.
Muchos lo recuerdan por Diario de un guerrillero, libro publicado en 1970, en el cual se anunciaba como un investigador serio y a la vez un escritor capaz de adentrarse en la realidad cotidiana de la violencia. Es la recopilación de muchas voces que con sencillez relatan sus experiencias, conformando un cuadro valioso que nos ayuda a entender un trozo de la historia de nuestro país.
En Las muertes de Tirofijo, el cronista se transforma en escritor, convirtiendo la literatura en pretexto para adentrarse en el guerrillero mismo, desde variados puntos de vista, incluso el erótico:
"No se trata simplemente de que ella entrega a su compañero su cuerpo buscando convencerlo, sino que en esa entrega hay algo más. Hay la necesidad de la compañía de su compañero. La necesidad de poder cuando estaba en su momento, ella escogía al hombre que le gustara y entonces comenzaba una extraordinaria y hermosa ceremonia del acto sexual donde el cuerpo del hombre es como una inmensa geografía acostada y que comienza a ser descubierta por los ojos felinos y acuciosos de Julieta".
La literatura lo persigue hasta el punto de reconstruir la violencia a través de una serie de cuentos que publica con el nombre de El cadáver de los hombres invisibles. La protagonista es la selva, no la que devora a Arturo Cova en La Vorágine, sino la que forma una simbiosis con el guerrilero que le permite sobrevivir cuando abandona su parcela y en compañía de otros, el compartir suerte y bienes se convierte en la razón de su vida.
Después vendría El Bogotazo, fruto de una exhaustiva investigación histórica, uno de los libros más serios publicados sobre aquel funesto 9 de abril de 1948, cuando la muerte de un caudillo abrió la espiral de violencia que llega a nuestros días, para luego, con Un día de septiembre, recrear el paro cívico de 1977 a través de las voces de sus protagonistas, constituyéndose en un gran reportaje apasionado y cercano a la realidad vivida.
Pero a Arturo Alape no le basta esta mirada instantánea, quiere comprender la ciudad que se levanta a espaldas de todos, la ciudad caótica pero a la vez vibrante donde se construye la realidad de las frustraciones y los sueños, y durante 3 años se mete a Ciudad Bolívar, convivendo con los jóvenes, aprendiendo su lenguaje para luego, en La hoguera de las ilusiones, mostrarnos la otra ciudad segregada, en la que nadie cree, tan sólo sus habitantes.
Hace un año publicó su última novela, El cadáver insepulto, que recrea desde la ficción el asesinato del capitán Tito Orozco, meses después de haber hablado con él cuando reunía los materiales que después se convertirían en El Bogotazo. Es, en cierta manera, la continuación del drama, a través de este crimen jamás resuelto en los estrados judiciales.
Carlos Ruiz tendrá flores en su tumba. "Arturo Alape" permanecerá entre nosotros.
domingo 8 de octubre de 2006, 09:47 COT
Alguna vez tuve la fortuna de escucharlo en una conferencia en la Universidad Libre Seccional Pereira. Fue muy buen conversador y su exposición muy entretenida.
PAZ EN SU TUMBA.
domingo 8 de octubre de 2006, 10:42 COT
Conocí a Arturo Alape en Hamburgo, en Colombia (Bogotá) no me habría sido posible conocer al autor de “Guadalupe, años cincuenta”. Reconozco y agradezco el valor de su obra de historiador de izquierda, lamento su gusto por lo truculento y la violencia en su obra de ficción. Buen conversador, tipo solidario, su obra nos queda.
domingo 8 de octubre de 2006, 16:50 COT
Jaime:
Un escritor comprometido que al final terminó rechazando cualquier tipo de violencia. Sus libros quedan como testimonio de esa Colombia violenta y su terca vigencia a lo largo de nuestra historia.
Mauricio:
Un valioso investigador y cronista, sin duda, y más que truculento, diría yo que pancartista, aunque sus últimas obras dieron paso a la madurez de su estilo y a una visión crítica y abierta.
domingo 8 de octubre de 2006, 22:33 COT
Una gran pérdida sin duda alguna. Tuve la oportunidad de escucharlo en un foro de cultura en diciembre de 2005, en donde expuso su obra “El cadaver insepulto”. Ya dejaba ver los achaques de la leucemia que se lo llevó. Paz en su tumba, reitero una gran perdida de una persona que nos mostró desde su punto de vista y vivencias propias esa historia que las enciclopedias y esa historia oficial no nos muestran.
lunes 9 de octubre de 2006, 09:12 COT
Marsarés:
Me encantó este epitafio escrito con sentimiento y admiración, sobre un hombre tan importante para la memoria social del país. Paz en su tumba. (No sabía que era un seudónimo).
martes 10 de octubre de 2006, 12:16 COT
SC:
Una voz independiente que se apaga. Sus libros quedan como testimonio.
mircoles 11 de octubre de 2006, 23:58 COT
Un personaje que de verdad le hará mucha falta a nuestro país, Paz en su tumba. Saludos marsares
jueves 12 de octubre de 2006, 07:08 COT
Pacho:
Hoy, que campea el unanimismo, voces como la de Arturo Alape dejan huérfanas las crónicas de nuestra historia.
domingo 15 de octubre de 2006, 12:28 COT
Mi apreciado Marsares: Has logrado una muy buena semblanza de Alape, un hombre que sin lugar a dudas marcó la forma de contar nuestra historia, que mucho más que los relatos de caballería de nuestros héroes de bronce. Cambiando de tema, publiqué un post sobre la utilidad de los blogs y allí me interesan mucho tus opiniones.
Saludos,
Víctor
http://solanoconsultores.blogspot.com/