Aborto, moral y decisiones vinculantes
Estancias > Primera planaPor Julián Rosero Navarrete
jueves 22 de octubre de 2009 9:46 COT
A buena hora fue publicado el libro de José Saramago titulado Caín, y junto a él sus declaraciones “antirreligiosas” (con la venia de los estudiosos de estos temas para usar indiscriminadamente ese término), cuyo resumen puede estar contenido en la frase “sin la biblia seríamos otras personas, seguramente mejores”. De hecho, es importante recordar con ello cómo la biblia y la moral dispuesta en este libro sagrado se convierte en un elemento alternativo e incluso irrelevante frente a los acuerdos y decisiones emanados de las instituciones legal y constitucionalmente constituidas en una nación moderna y democrática.
Sin presumir de lo “moderna” y “democrática” que puede llegar a ser Colombia, la verdad es que sí se han realizado muchos esfuerzos para evitar que anacrónicas consideraciones religiosas se cuelen en decisiones públicas de trascendencia para el desarrollo social y cultural de la nación. Más aún cuando en Colombia, muchos movimientos sociales y políticos se han esforzado por defender la dignidad de la mujer, peleando por sus derechos civiles, haciendo respetar los derechos sexuales y por qué no decirlo, buscando que la mujer salga de la “gruta” en donde ha sido enclaustrada por la ignorancia y la procacidad de una cultura machista, que ha tenido la complicidad de anacrónicas consideraciones religiosas.
El esfuerzo de Mónica Roa en entablar las demandas para despenalizar el aborto y la decisión de la Corte Constitucional de establecer la cátedra sobre aborto y derechos sexuales, no son solo una muestra de corrientes modernas dentro de la godarria ancla que tienen detenida a nuestra nación, sino que en realidad sí existen personas e instituciones comprometidas con el cambio de valores culturales, muy necesario para alcanzar algún tipo de desarrollo en el nuevo siglo. El aborto, como ha sido concebido en Colombia, sólo busca proteger y realzar la dignidad de la mujer y la vida humana. El que las mujeres conozcan su cuerpo, su sexualidad y de paso las herramientas legales y sanitarias existen para interrumpir un embarazo en los casos despenalizados, es una lucha frontal contra las clínicas clandestinas y el mercado de muerte que se ha convertido en el más dantesco problema de salud pública.
Es necesario que la Conferencia Episcopal y los altos prelados le pongan stop al casete que manejan desde hace 1500 años, y piensen que en la actualidad los anacrónicos preceptos de vida que están inscritos en su “código penal” bizantino sólo agrandan los problemas de salud pública debido al desconocimiento de muchas mujeres sobre sus derechos sexuales y su sexualidad. El desconocimiento y la ignorancia sólo son grandes amigos de la muerte por inasistencia, la pésima cohesión familiar, la propagación de enfermedades y los embarazos no deseados, sin contar con todo lo que implican estos últimos y el embarazo adolescente en el desarrollo económico y social de una nación.
De otra parte, altos funcionarios como el Dr. Alejando Ordóñez, como servidores públicos de una nación laica, con libertad de culto y con instituciones a la delantera del desarrollo cultural, deben limitarse a dejar legislar con las leyes vigentes, responder y actuar bajo con la jurisprudencia de las Altas Cortes, y guardar la biblia en un cajón para cuando lleguen en las noches a sus casas, para ahí sí ponerse en contacto con ella. Deben entender, como lo dijo algún legislador, que aquí en Colombia “se legisla y se hace política pública con la Constitución y no con la biblia” y que ésta, no nos convierta “en peores personas” siguiendo la frase de Saramago. Aquí el problema siempre será de ignorancia; más de aquella que impone la moral marca “Acme”.
Así pues, Dr. Ordóñez, póngase al tanto de los procesos que hay y que habrá contra funcionarios que no están haciendo bien sus labores, algo que resulta un aporte mucho más grande para la sociedad que contribuir a la ignorancia en temas de sexualidad; altos prelados y líderes religiosos, dedíquense a organizar sus ritos y sus cosas, pues ahora, con la crisis económica, muchos feligreses van a necesitar de servicios espirituales; y finalmente que Dios, en su Santa Gloria, de la venia para el progreso humano para ver si algún, ¡se lo deje descansar en paz!
jueves 22 de octubre de 2009, 23:27 COT
Concuerdo con tigo apreciado Julián en que esa ignorancia de la que hablas muy ligada a asuntos religiosos, es un obstaculo en la evolución de diversos temas no morales, pero no es Dios, es el mismo hombre que se encarga de alienar con dogmas que por desconocimiento o ignorancia avala lo inadecuado.
Gracias por darme a conocer “CAÍN” libro de Saramago, el protugués cuyas letras me encantan. Mañana mismo iré a una librería para ver si está en Español. Es más, acabo de buscar en internet y me encuentro con esto en “El periódico.com” y que él, José Saramago dijo el miércoles en Lisboa, en un una rueda de prensa: “no se debe permitir que “«la verdad sea ofendida todos los días por los presumibles representantes de Dios en la tierra, a quienes en realidad solo les interesa el poder».
viernes 23 de octubre de 2009, 13:48 COT
*****, muéstreme en la biblia dónde se habla expresamente contra el aborto, deje de usar campañas mediáticas en favor del asesinato. Usted ******, cree que para lograr una nación desarrollada es necesario matar inocentes, debería darle verguenza. Todos los gobiernos abortistas del mundo son unos pragmáticos asesinos incapaces de ver lo que se hace en un aborto objetivamente. Usted ****** no toca puntos esenciales en el aborto, sino asume que es algo religioso. Toda la política es un asco, se maneja un materialismo práctico en el que no se analiza y al que se atreve a tocar puntos esenciales en los aspectos se le califica de obsesivo o o de loco. En fin pobre sociedad imbécil que no sabe razonar y analizar.
martes 27 de octubre de 2009, 08:46 COT
Algunos medios contribuyen a desinformar y a alborotar aún más una polémica que ya estaba servida. En ningún aparte de la sentencia de la Corte Constitucional (T-388/2009) se usa la palabra “cátedra”. Esto es lo que dice la Corte:
domingo 1 de noviembre de 2009, 06:55 COT
Comparto la argumentación del articulista y el aporte de Lully. La excelente aclaración y cita directa de la sentencia que transcribe Julián Ortega me parece clave para devolverle al debate mayor seriedad, y des-apasionarlo.
sbado 7 de noviembre de 2009, 16:26 COT
Profe me parece una vision interesante para profundizar en el aspecto de que afecta la progresion economia de la gente joven ya que ninguna persona lo ve de esa manera que buen articulo profe.