Doña Lina y el derecho a disentir
EditorialPor Julián Ortega Martínez
lunes 26 de junio de 2006 0:04 COT
Bastante saludable el disenso que ejerce Lina María Moreno, la esposa del presidente Álvaro Uribe Vélez y quien no tolera que le digan Primera Dama, en un país donde no estar de acuerdo con el "credo oficial" pareciera "de mala educación", en el mejor de los casos, o "pecado" o hasta "terrorismo" en el peor de ellos.
La entrevista que doña Lina le concedió a María Isabel Rueda la semana anterior dio bastante de qué hablar, mucho más que lo de Jamundí, las dificultades del proceso de desmovilización de las AUC o el juicio por la "guaca" de las Farc. Y aunque parezca injusto tanto despliegue, la verdad es que esta vez se trata de una mujer que durante mucho tiempo mantuvo un bajo perfil, al contrario de su mediático esposo, con quien Lina ha manifestado tener bastantes desacuerdos en muchos temas.
Hace unos meses, doña Lina ya había levantado ampolla al declarar que apoyaba la despenalización parcial del aborto, lo que le trajo simpatías de la oposición, así como de los sectores feministas y más liberales. A ello se une su posición en favor de los derechos de los homosexuales y de abrir el debate de una posible legalización de la droga, alternativa propuesta desde diversos ámbitos ante el fracaso de la "guerra contra las drogas" patrocinada por Washington. Ni qué decir del tema de la sexualidad y la crítica que hace Lina a las polémicas declaraciones de su esposo sobre el tema, a raíz de los constantes informes sobre embarazos en adolescentes:
María Isabel Rueda: Eso me hace acordar inevitablemente del cuento del ‘gustico’. ¿Es cierto que usted no estuvo de acuerdo cuando el Presidente les recomendó a los jóvenes que dejaran el ‘gustico’ para cuando se casaran?
Lina Moreno de Uribe: Ni siquiera estuve de acuerdo con la palabra. No sé de dónde salió Uribe con ese cuento. “Viejita, ¿pero qué otra palabra usaba? ¿Cómo iba a usar la palabra sexo?”. Y yo le dije: “¿Pero para qué fue a meterse en ese tema? Ese no es un tema suyo, usted no es el papá del país. Por lo menos debería haber usado la palabra que tocaba. De lo contrario, quédese callado”.
El que esas palabras provengan de la mujer que, a pesar de todo, decidió compartir la vida con el hoy presidente de Colombia, tienen un impacto muy fuerte, tratándose de alguien que apenas si soporta que le lleven la contraria. Sin duda, doña Lina es una gran mujer, como lo reconoció esta semana el mismo Carlos Gaviria Díaz, quien hubiera deseado una fórmula vicepresidencial tan "ilustrada, inteligente, progresista" y encantadora como ella. Y desde luego, muchos de los opositores deberían aprender de la sensatez de doña Lina a la hora de disentir con Uribe.
Pero no nos hagamos muchas ilusiones ni nos emocionemos. Precisamente por lo expuesto antes, doña Lina jamás se metería en las oscuras y tenebrosas aguas de la política, menos con los "personajes" que rodean a su marido. Hace bien en hacerse a un ladito, ocupada en sus propios proyectos y programas. ¿Lina Presidente? ¿Con semejante First Gentleman? Hasta Lina, que lo debe querer tanto, lo dice: "Uribe es un personaje muy extraño. Uno de los más extraños que haya conocido en la vida".
Las declaraciones de doña Lina son una de las pocas cosas buenas que recordaremos de Uribe. Es una mujer discreta y franca, opuesta por completo al talante del régimen y de algunos de sus partidarios. Ojalá disentir en la era Uribe no sea solamente un privilegio exclusivo para gente como ella, ni mucho menos una estrategia mediática. Y ojalá el presidente aprenda mucho más de doña Lina, especialmente cuando afirma que "el discurso de seguridad democrática es importante, es efectivo, pero lo enfocaría más hacia el derecho a la vida" (¿un guiño a Mockus?).
No todos tienen la suerte de tener al lado a una gran mujer. Tal vez sea hora de que una mujer ocupe la silla presidencial. No cualquier mujer, claro, pero si tantas mujeres administran tan bien sus hogares, muchas veces solas, ¿qué tal alguna tomara las riendas del país? Colombia necesita más Linas Moreno y, quizás, menos Álvaros Uribe.
lunes 26 de junio de 2006, 09:16 COT
Claro Julian, y que bueno lo proponga un hombre, es hora que haya una mujer presidente, asi como doña Lina, independiente, sin prevencion en decir lo que piensa, sino segura de lo que es y en lo que cree. Pero eso si.. que no vaya a tener un grupo de padres de la patria manejando su campaña, eleccion y gobierno… nada… independencia total…mujeres al poder…
lunes 26 de junio de 2006, 13:04 COT
Un señor editorial!
Coincido plenamente con Usted en que lo mejor de Uribe es Lina. Pero de ahí a caer en la discusión de género de si es mejor un hombre o una mujer para presidente, creo que hay un trecho. Por decir algo, una mujer como ella, con todas sus virtudes tan bien descritas por Carlos Gaviria, no sería buena presidenta por varias razones que sobra explicar. Espero que cuando una mujer llegue a la Presidencia lo haga por buena candidata y mérito propio, no por el hecho de ser mujer. Con todo lo dicho, y sin lugar a contradicción, debo agregar que anhelo también que ello ocurra pronto, porque creo mucho en la capacidad integral de muchas mujeres.
Oiga, el tema de su editorial me suena tan parecido al caso Clinton – Hillary…¿quién será aquí Mónica?
lunes 26 de junio de 2006, 18:33 COT
Lo que sorprende de Lina Moreno, no es que diga lo que dice, sino que lo haga a pesar de Alvaro Uribe. Eso es lo que merece respeto, su independencia. Un ser humano valioso, sin duda, pues a pesar de transitar por los pasillos del poder, es capaz de encontrarse a sí misma.
lunes 26 de junio de 2006, 19:28 COT
María Claudia: Gracias por los elogios y por tu comentario.
Sentido Común: Sí, tienes razón. Aunque lo importante son los méritos y no el sexo, me parece que una mujer en el poder podría hacerle mucho bien a este país, si bien es cierto que no puede ser cualquier mujer. De otro modo, ya habríamos elegido a Noemí Sanín o a María Emma Mejía.
Marsares: Pues esa es la idea del presente artículo: el valor de disentir en la era Uribe. Es bastante significativo que la primera en hacerlo sea su propia esposa.
martes 27 de junio de 2006, 05:12 COT
Me sumo a los elogios por tu editorial, Julián. Qué lástima que Uribe solamente consulte a doña Lina después de embarrarla: ¿qué tal que lo hubiera hecho antes de decir “el gustico” o cambiar “el articulito”? La cara de doña Lina durante la celebración de la reelección de Furibe era bastante diciente: “¿Ve, Uribe, y vos pa qué te metiste a cambiar la constitución? ¿Por qué no la dejaste así? Solamente la vas a embarrar más, pero después no digás que no te lo advertí”, o algo parecido.
martes 27 de junio de 2006, 14:32 COT
Lina Moreno debería influir más en las cosas del gobierno, además de ayudar a cambiarle alguna cositas a Uribe, porque los pequeños detalles hacen grandes obras.
mircoles 28 de junio de 2006, 13:02 COT
Encuentro que Lina es una mujer encantadora. Fue la impresión que tuve desde aquella entrevista que le hizo mi querido Germán Santamaría, en la revista Diners, con el objeto de “revelar” quién era la mujer que estaba detrás del joven candidato acababa de ganar las elecciones para Presidente de la República. Una mujer a la que no se le suben los humos a la cabeza, ni quiere ser la primera “dama” del país. Una mujer, francamente, encantadora. Una mujer distinta a las señoras de “dedito parado” que han pasado por ahí. Y por acá, después de la “primera dama” del dictador Augusto Pinochet, que hoy anda de juzgado en juzgado para que explique todo el dinero con que salió de ese ilustre “cargo”, las esposas de los Presidentes son eso: las esposas de los presidentes. Pero ahora, sui géneris, no hay en Chile “primera dama”; de momento, la “primera dama” es, nada menos, la propia presidenta Michelle Bachelet. Abrazo.
mircoles 28 de junio de 2006, 13:05 COT
Es aquí donde vale aquello de: “Detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer”. Queda más que corroborado, creo que lo mejor que tiene Uribe es la esposa. Eso es lo que más me gusta de él. He dicho
jueves 29 de junio de 2006, 11:58 COT
Daniel: Muchas gracias. Ojalá él te hiciera caso, por el bien del país.
Camilo: Tal vez no. Debería, quizás, pero si se mete en esas aguas tenebrosas de pronto deja de ser como es.
Julio: Sí, doña Lina, sin querer serlo, es una verdadera Primera Dama y una gran mujer.
Bailarina: Totalmente de acuerdo.
mircoles 21 de febrero de 2007, 23:55 COT
Hola, llego demasiado tarde a este blog, pero sorprendido de la manera como el columnista separa la mujer de la esposa del gobernante, no creo que sea una buena persona, o por lo menos no una mujer valiente alguien que convive con un ser fanático, cínico, violento y peligroso y que después de 25 años siga con e´l, yo cdreo que esa persona es complice, o por lo menos cobarde. att Miguel Angel
domingo 23 de agosto de 2009, 18:27 COT
PORQUE NO¡ DOÑALINA ,ME PARECE MEJOR QUE URIBE, CON SU SENCILLEZ Y ES MAS ANALISTA DE LA SITUACION DEL PAIS. ADELANTE DOÑA LINA BASTANTES CREO QUE LA APOYAREMOS.