Pillado

Durante los cuatro años precedentes, y desde la época en que criticar al presidente Uribe era una profanación a los valores patrios, esta columna no ha hecho cosa distinta que denunciar chanchullos y hacer eco de noticias (de todos conocidas desde el comienzo del gobierno Uribe, Era I), relacionadas con la corrupción administrativa y la politiquería que campea dentro del gobierno nacional desde entonces, así como de los nexos de Álvaro Uribe Vélez con el movimiento paramilitar de Colombia, que domina fuertes hilos de poder dentro de su Administración.

Hoy más que nunca, los navegantes de la blogosfera pueden estar seguros de que Blogotá D.C. no inventó el cuento. Con el correr del tiempo muchas voces nos fuimos uniendo y otras personas, cada vez más, han ido haciendo lo propio. Los sucesos van sumándose y día a día el panorama político se torna de un color hormiga, imposible de disimular. La Corte Suprema de Justicia ha accionado el detonante de una caja de Pandora repleta de sorpresas.

Absurdamente, varios políticos han saltado a la palestra para alertar sobre la incapacidad del país de soportar la verdad. Todo lo contrario, amigos: la verdad es lo que necesitamos ahora, no dentro de veinte años, como en la toma del Palacio de Justicia. Pero mejor no hagamos comparaciones ni citemos casos históricos de impunidad o burla al país. Son demasiados, pero sobre todo, nos distraen del foco de atención que debemos tener los colombianos hoy. Eso, distraer y confundir, es exactamente lo que suele hacer nuestro querido presidente cuando se ha visto acorralado por la verdad de los hechos, y no vamos a caer en su trampa.

De cualquier forma, agradezcamos la actitud de Uribe de sumarse hoy a nuestro reclamo de la verdad, así lo haga tardíamente, pues todo lo que estamos viendo ahora estaba cantado y contado hace cuatro años. Pero claro, exijámosle también a él la verdad. ¿Dónde estuvo todo este tiempo, mientras se debatía el poder alcanzado por el paramilitarismo? Estuvo en su palacio negando todo y premiando a los chicos malos que ayudaron a su triunfo y con los que cogobierna. Para ellos hubo ministerios, embajadas, consulados e importantes entidades del Estado como el DAS, el Incoder, el INCO, la División de Estupefacientes, la Superintendencia de Seguridad y Vigilancia, el Fondo Ganadero del Caquetá y quien sabe, por ahora, cuales otras. Pero él no se enteró.

Ocho días se gastó Uribe para abrir la boca y referirse al llamamiento a juicio de los tres “paramentarios”, aquellos gamonales acusados, no de tener vínculos o haber sido influidos por paramilitares, sino nada menos que de haber constituido el bloque regional del paramilitarismo en Sucre con fines políticos. Masacres, desaparecidos, fosas comunes, robo de propiedades y desplazamiento forzoso de población inerme son las principales consecuencias de aquel monstruo que el hoy reelecto presidente ayudó a concebir: las autodefensas.

Ridícula treta la de armarle camorra a César Gaviria por la cárcel de La Catedral y a Pastrana por el Caguán, cuando lo que estamos espulgando es su corrupto gobierno y sus amistades peligrosas. Curioso que mientras preparaba su respuesta a la nación, el Inpec “casualmente” invitaba a la prensa a conocer las "incomodidades" en que se encuentran los paras, y las cámaras los registraban echando azadón con guantes y mucho sufrimiento y sudor. Pobrecitos, les creemos todo.

Claro, en su discurso tenía el enmochilado de la Catedral y la comparación obligatoria con las imágenes frescas de los "trabajos forzados" a que supuestamente están abocados los paramilitares. ¿De qué carajos nos sirve hoy recordar La Catedral, salvo para saber que Uribe fue el máximo defensor de César Gaviria en el Congreso durante los debates por este episodio?

Cuanta patraña y cuanto engaño a ese pueblo televidente que, en su mayoría, traga enterito. Toda esta artimaña, para mucha gente no es más que otro reality barato, de esos que dan por ahí. Francamente no hay derecho a que esto suceda si queremos ser algún día un país medianamente serio y decente.  

Estamos frente a una degradación social y política de marca mayor y muchas personas quisiéramos ver que haya responsables y que se enderecen las cosas. Pero un presidente empecinado en tapar la verdad, aunque grite lo contrario, no le hace bien a nuestra patria. Como no le hace bien el estado cataléptico de la sociedad frente a una verdad de a puño, como es la consolidación del Estado-Mafia.

Con Uribe se ha logrado el máximo esplendor de lo que comenzó como la simpática "bonanza marimbera" de los setenta, que evolucionó durante tres décadas, hasta que las mafias llegaron a tener como bastión nada menos que a un presidente de la República. Hablar de esmeralderos y vendettas ya suena a plastilina y jardín infantil, con este florecer de las grandes ligas del hampa. Y hoy Uribe reta a los paras a que le acusen. Ojo, que aunque los tiene con el freno de mano puesto ante las prebendas concedidas con la Ley de Justicia y Paz, en una de esas, pesca su buen bacalao.

Que sigan las investigaciones y sigan cayendo peces gordos, porque esto no puede quedarse en la superficie, sino que debe llegar al fondo. ¿Que el Presidente vivió cuatro años sin saber que estaba cogobernando con los de la motosierra? Eso no se lo cree nadie. El propio Mancuso, su vecino de finca, lo advirtió al hacer su entrada triunfal al Congreso Nacional, cuando habló de un supuesto 30% de representación paramilitar allí. ¿Que hubo una reunión donde 60 políticos firmaron un pacto con Mancuso, Jorge 40 y demás paramilitares y Álvaro Uribe no se enteró? Sencillamente no se puede creer. Sobre todo porque esos 60 políticos apoyaron la elección de Uribe y están con él. El papelito está por aparecer y entonces volará mucha mierda al zarzo. Pero que no se escape el principal.

No es casualidad que los acuerdos de aquella cumbre parapolítica se hayan cumplido fielmente: se reconoció el estatus político a las AUC y se siguió un proceso de desmovilización que ayudará a lavar el nombre y las fortunas de ellos para que puedan nadar por la superficie.

Una pregunta no se le ha hecho a Miguel de la Espriella, quien le puso alta velocidad al ventilador ¿Por qué razón decidió hablar sólo después de cuatro años y a ocho días de haber visitado La Ceja Resort? Todo parece un plan B de fina relojería para enredar al país y a su justicia en un lío de proporciones descomunales; ante la inmanejabilidad de todo este alboroto, se pedirá un borrón y cuenta nueva y se amnistiará a los malhechores, sean políticos, paras, ganaderos o gobernantes. Afortunadamente estando en manos de la Corte Suprema de Justicia, las cosas no serán tan fáciles, aunque ya aparecen las amenazas y presiones del gobierno contra ésta.

Presidente, usted está jugando a mantener su imagen sea como sea y para ello no duda en negar mentirosamente su vinculación con esas personas. El país tiene registros de muchos de sus actos que fueron denunciados desde hace mucho y usted lo negó y lo niega todo (menos que recibió platica de la Gata). Usted nombró personas turbias y se le advirtió. Cuando estas empezaron a caer, usted las defendió a capa y espada. Ninguno de los sospechosos de corrupción cercanos a usted ha salido del gobierno por destitución, sino por renuncia. Y hasta los ha reubicado en mejores puestos o premiado con jugosos contratos. Presidente, usted no es digno del cargo que ocupa. Presidente, la cosa es con usted. Presidente, renuncie ya.

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