Los 50 de la nueva Europa
Artículo destacadoPor Marsares
domingo 25 de marzo de 2007 20:01 COT
¿Recuerdan el cuento de las espigas? A mi me lo echaron cuando me medían por cuartas y en las visitas, después del consabido pellizco en los cachetes, le decían a mi mamá, “pero si ya es un hombrecito”. Según la dichosa historia, las espigas una por una se pueden partir fácilmente, pero si se unen todas en un haz, el quiebre se embolata. Tan obvio el cuento que uno termina creyendo que es posible practicarlo, hasta que uno aterriza de verdad en el mundo y se da cuenta de que es más fácil salvar de la extinción a la democracia venezolana que poner a unos cuantos de acuerdo.
Pero que se puede se puede. Lo que pasa es que se demora mucho. Miren a la Unión Europea. Toda la vida – y cuando digo toda la vida es que son muchos años los que llevan en ésas- los europeos no han hecho otra cosa que sacarse los ojos. Con la manada de egos que transitan por allá, cada quien se cree superior al otro y han enriquecido la historia no sólo con ciencia, arte y filosofía, sino también con muertos, peste y destrucción. Pero algún día tenían que parar y la Segunda Guerra Mundial les hizo ver que el mundo había cambiado y que mientras ellos pretendían conquistarse entre si, otros se apoderaban de sus pertenencias, mejor dicho, de todos los demás que nacimos por fuera.
A los primeros que se les bajó el orgullo fue a los británicos. No sólo los gringos, para vergüenza suya, los habían salvado de Hitler, sino que sus posesiones de ultramar (qué tal el eufemismo) se le iban independizando de una en una. Deshilachado el imperio, de la noche a la mañana vieron que sólo les quedaba el té de las cinco, el “Dios salve a la reina” y la faldita escocesa. Lo propio les sucedió a los franceses. Aunque De Gaulle luchó hasta lo último para recobrar la primacía de los galos en el mundo, pronto comprendieron que en los primeros lugares apenas quedaban la Marsellesa, la Tour Eiffel y los perfumes. Y de los alemanes, ni hablar. Los vencidos no hablan. Simplemente agachan la cabeza y se dan golpes de pecho.
Les tocó, pues, unirse. Claro que no sólo por conveniencia. También por miedo. Los enemigos de la civilización, los nuevos zares, los que destripan niños y esclavizan mentes, estaban a las puertas. Los bolcheviques eran dueños de la mitad de Europa. Castañeando los dientes y con los gringos llenos de plata, les tocó estirar la mano, abrazaditos, como les exigían los nuevos dueños del planeta que por esos días comenzaron a hablar del libre comercio. ¿Les suena? Por eso en 1947, bajo la tutela gringa, crean la Organización para la Cooperación Económica Europea, que serviría como administrador de los dólares prestados a través del plan Marshall, y al año siguiente unen charreteras y cañones en la OTAN para tener a los comunistas a raya y a los gringos ahí, de por vida (con bases militares y hamburguesas). Luego, en 1950, quién lo creyera, Francia y Alemania se abrazan y deciden que el carbón y el acero lo van a desarrollar juntos.
Pero el sí, con vestido blanco, ojos entornados y promesas de amor eterno, sólo se produce en 1957, en Roma, cuando deciden que la platica rinde si se administra por todos. Muchos son los llamados, pero sólo seis acuden. Italia, Francia y Alemania se abrazan, junto a los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. Los demás no le jalan al cuento, empezando por los ingleses, quienes habían vuelto a creer que sin Picadilly Circus el mundo no sería tan encantador, que con la vara que mides serás medido en pulgadas y pies y que manejar por la izquierda es tan obvio como ser inglés. Pero años después, en 1973, cuando vieron que mientras los unos se llenaban de plata, ellos apenas de envidia, decidieron unirse.
Hoy 50 años después de esos Tratados de Roma, la verdad los sudacas vemos con simpatía (eufemismo para evitar decir envidia) lo bien que les está yendo, hasta el punto que hasta respondones se les volvieron a los gringos, más o menos como Chávez, pero sin echarle azufre al fuego. Aunque al final, como nuestro vecino, sigan haciendo tranquilamente negocios con ellos. Como quien dice, duro ante el auditorio, pero sin que la chequera se altere. Ya van 27 y aún quedan algunos desconfiados por fuera como Noruega y otros que suplican entrar pero no los dejan, como Turquía. Tienen moneda común, burocracia común y apetito común. Pero como dicen los abuelos, aún les falta pelo para moña pues, a pesar de todo, los gringos siguen mandando la parada.
Así, pues, la Unión Europea es una realidad que desborda cualquier expectativa, pero el camino al cielo está lleno de espinas. El intento por establecer una nueva Constitución fracasó en 2005 al negarse a firmarlo Francia y Holanda. Y la que iba a ser "Declaración de Berlín", una torta apetitosa para celebrar los 50 años, apenas quedó en una tìmida declaración al negarse a firmarla Polonia y la República Checa y haber expresado reservas Holanda. Quedan muchos retos, y mucha paciencia para poner de acuerdo a 27 en temas como la la lucha contra la inmigración ilegal. Pero ahí van. Más de mil años de historia para algo han de servir.
¿Y nosotros? 50 años atrás, porque como dijo Julio Flórez, “todo nos llega tarde, hasta la muerte”. Claro que nos queda el consuelo de que ya dimos el primer paso. Con banquete y foto se anunció el 8 de diciembre de 2004, en la III Conferencia Cumbre Suramericana, la creación de la Comunidad Suramericana de Naciones. Si hacemos cuentas, es posible que en el 2054, cuando aún se discuta si el ex presidente Samper sabía que sus patrones eran los del Cartel de Cali, y si Uribe salvó a los “paracos “ de la desconsiderada Colombia que los quería en la cárcel, nos habremos unido y tendremos la suerte de ya no ser simples “sudacas”, sino “sudacas comunitarios”, que ya es mucho cuento ¿o no?
¡Feliz aniversario, europeos!
Video sobre la celebración de los 50 años de la nueva Europa
domingo 25 de marzo de 2007, 20:50 COT
Me sonrío con tu entrada por dinámica pero con el sinsabor del poco avance que evidenciamos en nuestro país. Brindo más bien por la celebración de la unión Europea. ¡Enhorabuena!
Tu ausencia se nota;empero te envío mi saludito desde una noche que se torna más fría para iniciar una lumpereza.
domingo 25 de marzo de 2007, 20:58 COT
Bien dicho, Marco. Si 27 países con idiomas y culturas diferentes pudieron, ¿por qué 10 con tantas cosas en común, entre ellas el idioma en el caso de 9 de ellos, no van a poder? Eso es preferible a un TLC país por país con EUA, con China o con quien sea.
Un saludo, ala.
lunes 26 de marzo de 2007, 11:03 COT
Eso estuvo genial.
El primer obstáculo ante la integración, creo yo, es precisamente nuestro primer punto común histórico, que es, con toda franqueza, la idolatría populista. Si no fuera así, ¿por qué a estas alturas se hablaría de una comunidad andina aún como “El Sueño Del Libertador”?
Obviamente la idea no es restar mérito a lo que fue el proyecto de integración de Simón Bolívar. Pero dudo mucho que “el antídoto para los males de Europa”, como digo Prodi, por razones evidentes, se revistiera de tanta nostalgia caudillista.
lunes 26 de marzo de 2007, 11:10 COT
Infortunadamente nosotros de solidarios no tenemos nada, son más solidarios los sapos en la laguna. Ojala se cristalice la unión de nosotros, los sudacas, la cual veo más probable alrededor del Brazil.
lunes 26 de marzo de 2007, 17:07 COT
Me perdonarán, pero soy un poco más pesimista sobre las posibilidades que hay por aquí para formar algo que por lo menos se le parezca un poco a la Unión Europea.
El problema es cultural, principalmente. Y la cultura la cambia la educación. Y aquí educación buena no se ve siquiera en el mediano plazo.
No hay voluntad de unión y no creo que vaya a haber una catástrofe como la Segunda Guerra Mundial que haga abrir los ojos de esta gente. La buena noticia es que aquí no estamos tan agarrados de las greñas como estaban allá hace un tiempo.
Esperemos a ver.
martes 27 de marzo de 2007, 08:09 COT
Si bien es cierto que al comienzo los objetivos eran más ‘políticos’: se buscaba la paz al reconciliar los enemigos de la segunda guerra y unificar una parte de la Europa occidental en un contexto de guerra fría, hoy en día la dimensión económica prevalece. La construcción europea está en ‘obra negra’, principalmente en los aspectos políticos e institucionales, como lo muestra el fracaso del proyecto de constitución.
Mal haría yo en criticar que proyectos de unión, como el de la U.E, se generen en nuestro hemisferio, pero más que envidiar (o querer copiar) el proceso europeo me parece que hay que aprender de el, de sus éxitos y de su aparente fracaso actual.
mircoles 28 de marzo de 2007, 06:08 COT
[…] Fernando Ara
lunes 9 de abril de 2007, 10:54 COT
Saludos a toda la América Latina.Soy español y no sé aún cómo he llegado a esta página,que me parece muy interesante.
Sobre le UE,decir que NO sólo es una unión económica y política (eso era la CEE),es también una unión SOCIAL.Se está desplegando un sentimiento de sentirse europeo,ver más allá de las fronteras.Socialmente se dan ayudas a paises más necesitados para subsanar problemas como educación,salud,infraestructuras,medio ambiente y ayuda en el sector primario [(este último por lo menos en España,que su sector agrário,no pasa por los mejores momentos (la naranja)].
En resumen,desde la muerte de Franco, hasta día de hoy,en 27 años España ha cambiado radicalmente,la mejora con la democracia y las ayudas de la UE, facilitaron el rápido ascenso del nivel de bienestar.En nuestros días hay mucha,mucha diferencia entre lo que vivieron los ancianos y lo que viven los niños.
Una de las consecuencias más representativas es el Festival de Eurovisión (ESC).Aquí,una vez al año se reunen paises representados por canciones.Este año acuden 42 paises.
Es el espíritu de la Unión,de la paz,de la igualdad y de la diversión.
(debería haber sido más breve,jaja)