La obligación de vivir y el derecho a morir: reflexiones sobre la eutanasia
Artículo destacado > El psicoscopioPor Javier Akerman
lunes 28 de julio de 2008 14:35 COT
“El acto más importante de nuestra vida es la muerte” (Ernest Renan)
Nadie nos ha solicitado permiso para nacer y nos deniegan el derecho a morir cuando queramos: esta es la paradoja legal en la mayoría de los países. Cuando en nuestra sociedad hablamos de eutanasia o del derecho a morir dignamente, se disparan las alarmas y comienzan las discusiones acaloradas a favor o en contra de la misma. Argumentos médicos y éticos se enfrentan a otros de carácter teológico o social. Pero si efectuamos un análisis pormenorizado de las diferentes opiniones en juego, observamos que en gran parte de los casos se confunden definiciones y conceptos semánticos; así es imposible entenderse para dialogar sosegadamente sobre un asunto que nos concierne a todos. Por todo eso vayamos al principio y aclaremos las definiciones para que todos podamos entendernos.
ACLAREMOS CONCEPTOS Y DEFINICIONES
- Eutanasia: “Uso de procedimientos que, aplicados por personal médico a pacientes desahuciados, anticipan o provocan su muerte para evitarles sufrimientos extremos”. Esta es la definición que la Real Academia de la Lengua (RAE) pretende incluir para su edición de 2011. Una mejor definición debería incluir la palabra “activa”, pues se define aquí un acto que “anticipa” o “provoca” la muerte.
- Eutanasia pasiva: “Dejar morir intencionadamente al paciente por omisión de cuidados o tratamientos que son necesarios para mantener sus funciones vitales”.
- Muerte digna: “Fallecimiento con todos los alivios médicos adecuados y los consuelos humanos posibles”. Aquí se incluye el no prolongar la vida de forma innecesaria y también la muerte, dentro de lo posible, en el propio hogar del enfermo.
- Ortotanasia: “Muerte en buenas condiciones y de forma natural, sin apenas sufrimiento”. Se incluye la muerte sin apenas agonía ni sufrimiento (morirse “como un pajarito” mientras se duerme, por ejemplo).
- Distanasia: “Muerte en malas condiciones, con dolor, sufrimiento y agonía prolongada”. El denominado “ensañamiento terapéutico” estaría incluido aquí, en el que se utilizan procedimientos médicos extraordinarios y desproporcionados para mantener las funciones vitales del moribundo.
- Adistanasia: “Retirada de los medios clínicos desproporcionados para prolongar la vida de un enfermo terminal”. Consiste en dejar al enfermo morir en paz como consecuencia de su enfermedad. En este caso las esperanzas de sobrevivir de forma natural son nulas. Se contrapone a la distanasia.
- Suicidio asistido: “Facilitar al enfermo terminal o desahuciado la medicación letal que el mismo decide utilizar para poner sin a su vida”. Es el propio paciente el que ingiere o se administra la sustancia que le va a provocar una muerte rápida y con el menor sufrimiento posible. La droga o el veneno se lo proporciona un médico o allegado. Es el caso real que se analiza en el largometraje Mar adentro, del cineasta español Alejandro Amenábar.
- Homicidio piadoso: “Matar a una persona para liberarlo de un sufrimiento insoportable y agónico”. En este caso la droga o el veneno se lo administra otra persona, no el sujeto mismo.
- Cuidado paliativo: “Es el cuidado médico proporcionado y necesario que se le da al enfermo y hasta a los familiares del mismo”. La finalidad de los cuidados paliativos ya no es la curación, pues ésta ya no es posible. Se trata de disminuir el dolor y el sufrimiento físico y psíquico de un enfermo terminal.
- Testamento vital o Living Will: “Es un documento legal o declaración escrita que cualquier adulto en plena posesión de sus facultades mentales dispone la provisión, rechazo o retiro de procedimientos médicos para prolongar su vida”. En este documento se expresa con claridad el deseo del enfermo que sufre una enfermedad irreversible para que, en caso de llegar posteriormente a un estado en el que no pueda expresarse o comunicarse por si mismo, queden reflejados fielmente los actos a favor o en contra de prolongar su vida. En España algunas comunidades autónomas ya han legislado a favor del Testamento vital, como es el caso de Galicia o Cataluña. El gobierno catalán lo denomina “voluntades anticipadas o testamento vital o biológico”. En ambos casos, no obstante, dejan bien claro que las voluntades anticipadas no son en todo caso un procedimiento legal que permita aplicar la eutanasia. ¿Confunden los gobiernos también los términos y las definiciones? Parece que sí.
¿Qué opina la Iglesia Católica?
En diciembre de 2000 la Conferencia Episcopal Española propuso un modelo de Testamento vital y aconseja a dar copias del mismo a la familia del enfermo, al médico, al sacerdote y a un notario. Este Testamento vital declara: “La vida en este mundo es un don y una bendición de Dios, pero no es el valor supremo absoluto (la cursiva es mía). Sé que la muerte es inevitable y pone fin a mi existencia terrena, pero desde la fe creo que me abre el camino a la existencia que no se acaba, junto a Dios. Solicito que si por enfermedad llegara a estar en situación crítica irrecuperable, no se me mantenga con vida por medio de tratamientos desproporcionados o extraordinarios; que no se me aplique la eutanasia activa ni se me prolongue abusiva e irracionalmente el proceso de muerte y, por último, solicito que se me administren los tratamientos adecuados para paliar los sufrimientos”. Creo que todos los católicos deberían conocer esta resolución aprobada por la Iglesia Católica, pues es un paso importante para aclarar posturas en este controvertido pero fundamental debate.
El Budismo y la muerte digna
El Budismo nos dice que la muerte no es el fin de nada, sino una transición. El Budismo ha reconocido desde hace mucho tiempo los derechos de las personas a determinar cuándo deberían pasar de esta existencia a la siguiente. La consideración importante aquí no es si el cuerpo vive o muere, sino si la mente puede permanecer en paz y armonía consigo misma. El Budismo manifiesta que no hay nada intrínsecamente erróneo en quitarse la propia vida o buscar el fin del sufrimiento en caso de enfermedades terminales “si no se hace con odio, furia o miedo”. El asunto principal es la ecuanimidad o el estado de preparación de la mente. Los textos de los orígenes budistas incluyen muchos casos de suicidio que Buda mismo aceptó y perdonó. Por ejemplo, los suicidios de Vakkali (Sutta Vibhanga, Vinaya III) y de Channa (Majjhima Nikaya III) se cometieron a causa de enfermedades dolorosas e irreversibles. Hay que precisar que el Budismo condena expresamente “matar”, por eso si reflexionamos sobre las definiciones de este artículo solo se aceptarían algunos conceptos de muerte digna. A diferencia de otras religiones, la ética budista no se entiende como una imposición sino como guía de práctica y reflexión personal. El budismo no coacciona con un “dios que castiga”.
Perspectivas de futuro
El ministro español de sanidad, Dr. Bernat Soria, manifestó: “La eutanasia es una asignatura pendiente de la sociedad. Reconoce que a esta legislatura no le queda ya tiempo, pero la eutanasia será un tema para la siguiente”.
En la Unión Europea solamente nos encontramos que dos de los veinticinco países que la forman disponen de una legislación específica que contempla la eutanasia activa bajo circunstancias muy especiales. Se trata de Holanda y Bélgica. ¿Seguirán otros países el mismo camino? Es difícil de predecir, pues las implicaciones éticas y morales pueden alargar el proceso de forma indefinida.
Para reflexionar con calma
Hay quien argumenta que el que decide morir actúa impulsado por motivos egoístas al no considerar el sufrimiento que causa a la familia y seres queridos. ¿Pero la familia o amigos del enfermo tienen en cuenta su dolor y sufrimiento extremos? ¿Quién es más egoísta? ¿Quién tiene el derecho a decidir sobre la propia muerte sino uno mismo? Resulta de una hipocresía absoluta que países que mantienen la pena de muerte en su legislación penalicen la eutanasia y prohíban cualquier procedimiento que facilite una muerte digna a quien la reclama. ¿Cómo saber cuales son los deseos del otro? ¿Cómo estar seguro de que su vida ha llegado a un punto en que no merece la pena ser vivida? ¿Cómo evitar que egoísmos e intereses personales conviertan la ayuda a un "buen morir" en un impune asesinato?
Aquí entra en escena la necesidad del Testamento vital redactado por el enfermo en plenitud de su capacidad legal y mental. Él es el que decide, nadie más. El derecho a morir se convierte así en el derecho más fundamental de la persona. Si la medicina tiene como fin salvar vidas, ¿es lícito que la praxis médica ampare la eutanasia activa? ¿Hay otros fines médicos aparte de salvar vidas? ¿Disminuir o terminar con el sufrimiento de una persona que así lo solicita acaso no es un imperativo bioético? ¿Por qué la mayoría de los países que han despenalizado el aborto siguen condenando la eutanasia? ¿No se trata de otra hipocresía? En este caso ya no se puede defender la decisión del sujeto pasivo como motu proprio de la decisión final.
¿Un tercero puede decidir sobre la renuncia de otro derecho que compete a otra persona? ¿Es el sufrimiento algo subjetivo o se puede cuantificar? ¿No es persona un feto y sí un moribundo en coma profundo o con electroencefalograma plano? Si tengo derecho a vivir debo tener pleno derecho a morir como y cuando quiera. ¿Acaso el suicidio es la única opción a mi libertad de decisión?
martes 29 de julio de 2008, 10:09 COT
Javier,
Me parece un excelente artículo y que lleva a reflexiones necesarias. Existe un grupo de SKA vasco que se llama “Skalarriak”, que en una de sus canciones consigna una sabia frase que dice “Más vale muerto que vivir en pena”. Más o menos en eso radica la discusión moral de la eutanasia, el suicidio asistido y todos los conceptos por ud mencionados.
El caso de Colombia es bastante particular. Tengo entendido que existe una sentencia de la Corte que ampara los procedimientos para terminar con la vida de un paciente quien se encuentre en una situación terminal y con sufrimientos extremos. No obstante, para evitar un desorden, el año pasado se presentó un proyecto de ley que reglamentaba la eutanasia en Colombia, precisamente para no dejar suelta la jurisprudencia de la Corte. Lo gracioso del asunto es que la izquierda y los liberales (entre éstos Parodi y Benedetti), defendían el proyecto y los conservadores y uribistas, pretendían hundirlo.
¿Cómo la izquierda y los liberales defendían un proyecto, cuya reglamentación era los suficientemente engorrosa como para que sólo la gente del nivel de Julio Mario Santodomingo pudiera acceder a esos procedimientos?. Y lo más gracioso de todo, ¿cómo los conservadores y la derecha iban a tumbar un proyecto que volvía imposible para la gran mayoría de la población el praticarse una eutanasia, dejando sola la jurisprudencia de la Corte que de entrada era super liberal? … ¡cómo se notó que en la comisión primera nadie sabía de qué diablos se estaba hablando!
De otra parte, el Testamento Vital, tengo entendido que no existe en Colombia. Javier, corríjame si me equivoco. Sin embargo, en el caso en que no se realice aquí en Colombia, sería importante estudiar esa posibilidad. De entrada, nos ahorraría a muchos situaciones como la pandemia del siglo XXI, “el mal de alzaimer”. Tengo experiencia que todos mi ascendencia ha sufrido de esa enfermedad; así que, para gente que está en mi situación de no querer vivir con ese mal, el testamento vital aseguraría la muerte digna mientras uno esté en sus cabales. Ya con la enfermedad, es imposible realizar procedimientos que finalicen la vida, prolongando ese sufrimiento a la persona y a toda su familia.
¡Debate largo el que se tiene que dar con eso!
martes 29 de julio de 2008, 13:35 COT
Estimado Julian:
La Academia Colombiana de Jurisprudencia debatió sobre el Testamento Vital en su último Congreso pero desgraciadamente no se llegó a ningún acuerdo. Usted ha descrito con precisión uno de los problemas que existen para tratar con sensatez este asunto: muy pocos saben de lo que se está hablando. Y los políticos están incluidos en este grupo. Tarde o temprano habrá que comenzar a definir y considerar el Testamento Vital; es un tema que deberá abordarse, ya sea en Colombia o en cualquier otro país.
Gracias por su excelente reflexión.
martes 29 de julio de 2008, 14:02 COT
“Nadie nos ha solicitado permiso para nacer y nos deniegan el derecho a morir cuando queramos” Me parece una excelente frase de comienzo Javier, como siempre, leerlo a usted es todo un placer desde cualquier punto de vista. Pero sí, pareciera ser que desde el mismo momento en somos creados, la sociedad y sus leyes pueden hacer de y con nosotros lo que quieran, es el precio por vivir en un mundo de “libertades”.
He tenido algunos problemas con los conceptos y las definiciones, para mi al final terminan siendo todos los mismo y c/u es una especie de eufemismo del mismo tema que tanto escozor y escalofrío nos causa.
El tema de la muerte para nosotros los occidentales es un tema espinoso desde cualquier punto de vista y todo lo que tenga con ver con él es malo. Malo si uno siente alivio por la muerte de alguien, malo si uno desea la muerte de alguien, malo si uno quiere morirse, malo si uno ha decidido suicidarse, malo si uno mata, malo si quiere matar (homicidio, aborto o eutanasia…), desde cualquier óptima la MUERTE no es un asunto agradable y con el adjetivo de MALDAD viene otro mucho peor que es PECAMINOSO lo que en últimas genera un sentimiento que para mí es feísimo y este es la CULPA; ¿Y de dónde nos viene? Pues de la religión porque de dónde más. La muerte es para nosotros un tema religioso, como místico, casi de otro mundo y aún no hemos aprendido a verlo como un proceso más, igual a la necesidad de comer o ir al baño o respirar y por eso no hemos podido verlo (o verla, a la muerte) con la naturalidad que merece…por eso el monstruo aterrador que para nosotros significa. En últimas pienso que es un asunto de doble moralidad, como ocurre con todo lo que nos viene de la religión, así como existen libertades para que decidamos o decidan por nosotros en otros campos, la muerte de no debería ser una excepción, no porque deba estar dentro de la regla, sino porque debería estar dentro del campo de aplicación y bueno, como toda libertad, también debe tener sus límites
martes 29 de julio de 2008, 14:45 COT
Estimada Bailarina:
La muerte sigue siendo el gran tema tabú de nuestra sociedad ocdcidental (como bien lo ha matizado usted), por eso el Budismo, por ejemplo, enseña técnicas de meditación en la muerte, para poder enfrentarnos a ella sin falsas distorsiones y así poder llegar a asumirla serenamente, con una aceptación madura.
Gracias por su certero comentario.
domingo 3 de agosto de 2008, 12:45 COT
En Colombia eso no es un problema. Aquí casi todo el mundo es asesinado mucho antes de necesitar la eutanasia. En todo caso el hombre no debe vivir hasta que pueda: debe vivir hasta que quiera y siempre será fácil comprar cianuro o un revolver para acabar con las penas. Otra forma de suicidio es gritar en cualquier calle colombiana que viva Sandino o Stalin o Mao. Eso es muerte segura.
lunes 4 de agosto de 2008, 15:51 COT
Javier , interesante lo que escribes, y confuso, no digo que no entienda sino lo conceptos , son confusos… que camino tomar en el momento de tener que tomar una decision sobre nuestros seres queridos, o sobre nosotros mismos,,, con aquello que si no aceptamos la voluntad divina nos vamos al infierno, y tendremos una vida de sufrimiento por toda la eterndad…
Es ahi donde esta creo yo, el quiz del asunto, la forma como se asume la muerte, el miedo que le tenemos, tanto que ni nos tomamos el trabajo de saber que es… si pasamos a otra mejor, si la proxima vida sera para seguir recorriendo el camino para llegar a ser almas perfectas. Siempre me ha parecido interesante el budismo, en este y otros aspectos…
lunes 4 de agosto de 2008, 16:46 COT
Estimada Helena:
Procuro al escribir sobre cualquier artículo hacerlo de una forma muy directa, pero en este caso (delicado, muy delicado el caso) no debo dirigir a nadie hacia ninguna opción, por eso puede parecerte algo confuso. He desarrollado por partes el tema, desde la descripción nominal de las variadas nomenclaturas hasta las conclusiones finales, que intentan solamente invitar a la reflexión. Debemos huir del “consejo patriarcal” y pensar por nosotros mismos después de analizar todas las opciones debatidas en el texto.
Gracias por su análisis sincero.
Un cordial saludo.
domingo 5 de septiembre de 2010, 17:58 COT
Se que mi comentario llega tarde ( mas de dos años para ser exactos) pero quisiera saber si tustedes tienen la direccion o telefono o correo electronioc del Doctor Gustavo Adolfo Quintana, lei en el 2007 que el acompaña a los personas que toman esa opcion, pero no he podido hallarlo, ni el el registro medico ni en la Fundacion Derecho a Morir Dignamente
Les agradeceria ese dato
Gracias
Raul
sbado 11 de septiembre de 2010, 14:33 COT
Estimado Raul:
No tengo los datos del mencionado médico y no he podido encontrar nada en Internet. ¿Conoce usted el segundo apellido? Quizá así sería más fácil. Hay incluso noticias de personas fallecidas con ese mismo nombre pero hay que asegurarse para evitar noticias erróneas de esa índole. Él es médico de la Universidad Nacional de Colombia, puede que allí le informen sobre su paradero.
Un saludo cordial desde España.