La magia del Flash fiction
Artículo destacadoPor Marsares
sbado 10 de noviembre de 2007 8:18 COT
¿Es posible contar una historia en pocas palabras?
En su blog alojado en The Guardian, Ben Myers habla sobre el “Flash Fiction” (relatos breves) que no sólo es un reto para el escritor sino para el lector, quien lo hace suyo para reconstruirlo a su manera. En palabras de Myers, “el éxito de las historias de Flash Fiction es plantar una semilla en la imaginación del lector, que debe crecer y florecer.”
En verdad, como Myers lo señala, en esta era de lo instantáneo, de lo breve, de lo inmediato, el Flash Fiction está a la orden del día. No sólo los grandes escritores lo practican. Baste ver las millones de historias que a diario se escriben en los mensajes de texto que se envían por los teléfonos celulares.
El post de Myers le sirve de pretexto para recordar la selección que The Guardian hiciera a comienzos de año de estos microrrelatos de autores conocidos, comenzando por Hemingway:
“For sale: baby shoes, never worn”
(A la venta: zapatos de bebé, sin desgaste)
Pero “never worn” también puede traducirse como “sin uso”, incluso “como nuevos” o “con poco uso”, dependiendo de la connotación que se le quiera dar. Inquietudes de los que no se escapa tampoco el lector en su idioma original, ampliando las posibilidades para recrear la historia a su acomodo. La magia del Flash Fiction se presenta acá en toda su dimensión.
Terminada la lectura comienza la tarea del lector. ¿Quién vende las zapatillas? ¿Qué lo motiva? ¿Quizás un aborto? ¿Murió el bebé al nacer? Los interrogantes se multiplican y con ellos las posibles historias que cada lector puede deducir. Interesantes reflexiones no sólo sobre el Flash Fiction en sí, sino sobre este microcuento, las trae Eduardo Berti.
¿Qué hace especiales a estos relatos cortos, instantáneos, homeopáticos? James Thomas lo resume muy bien: aparte de la extensión, su calidad depende de la “profundidad, claridad de visión, significación humana” a tal punto que el lector “puede reconocer en ellas el verdadero material de la vida real”.
Otros ejemplos trae Myers, como The Sacarlatti Tilt de Richard Brautigan, en que se tiene el talento de mezclar un escenario, un estado de ánimo y una consecuencia, en unas pocas palabras:
"It’s hard to live in a studio apartment in San Jose with a man who’s learning to play the violin."
That’s what she told the police when she handed them the empty revolver.(“"Es difícil vivir en un estudio en San José con un hombre que está aprendiendo a tocar el violín."
Eso es lo que ella le dijo a la policía cuando les entregó el revólver vacío.).
No obstante su popularidad presente, el microcuento tiene antecedentes antiguos que se extienden a las mitologías de los pueblos primitivos, pero encuentran su desarrollo a partir de la Edad Media con los bestiarios. En nuestra época, uno de los primeros que los introdujo en su obra fue Borges en El Hacedor, relatos cortos que subyugan. Uno de ellos, como ejemplo:
LA TRAMA“Para que su horror sea perfecto, César, acosado al pie de la estatua por los impacientes puñales de sus amigos, descubre entre las caras y los aceros la de Marco Bruto, su protegido, acaso su hijo, y ya no se defiende y exclama: ¡Tú también, hijo mío! Shakespeare y Quevedo recogen el patético grito.
Al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías; diecinueve siglos después, en el sur de la provincia de Buenos Aires, un gaucho es agredido por otros gauchos y, al caer, reconoce a un ahijado suyo y le dice con mansa reconvención y lenta sorpresa (estas palabras hay que oírlas, no leerlas): ¡Pero, che! Lo matan y no sabe que muere para que se repita una escena.”
“En un lejano país existió hace muchos años una Oveja negra.
Fue fusilada.
Un siglo después, el rebaño arrepentido le levantó una estatua ecuestre que quedó muy bien en el parque.
Así, en lo sucesivo, cada vez que aparecían ovejas negras eran rápidamente pasadas por las armas para que las futuras generaciones de ovejas comunes y corrientes pudieran ejercitarse también en la escultura."
Un pretexto para recordar en esta blogosfera de lectura apresurada, un género que, adoptando la terminología en boga, representa en literatura el verdadero interactuar entre autor y lector. Llegado a este punto, la tentación es grande para cometer el pecado de echar un cuento que estimule a los lectores a hacer lo propio:
“Con el Metro que mides serás medido”, reza el epitafio a la entrada del palacio presidencial”.
sbado 10 de noviembre de 2007, 16:56 COT
Deliciosos relatos breves porque nos llevan a adentrarnos en la profundidad de unas cuantas palabras, por ejemplo tú con este último me sorprendes.
Besitos para ti Marsares!
domingo 11 de noviembre de 2007, 08:37 COT
Que coincidencia, con la mini historia de moda:
“¿Por qué no te callas?
Saludos
domingo 11 de noviembre de 2007, 09:07 COT
Este aturdido y confuso está moribundo, su nombre hace honor de su somnolencia. Habrá que hacerle una dedicatoria a ver si despierta. ¿Cuantos más hay así en Colombia? La respuesta está en la pobreza, desnutrición, mala educación, desempleo, retraso social, por no decir más. ESTO DA PIE PARA QUE YO HAGA UN BLOG DONDE PUEDA HACER DESPERTAR MAS CONFUSOS Y ATURDIDOS.
lunes 12 de noviembre de 2007, 14:01 COT
Rico post, Marsares. Y genial tu mini. Que sigan.
Abrazo.