Hamás y Al Fatah, duelo de peones
Artículo destacadoPor Marsares
sbado 16 de junio de 2007 23:02 COT
De nuevo Palestina en guerra, pero esta vez Israel no es el protagonista. La lucha interna por el poder entre Al Fatah y Hamás, muestran al mundo por qué la meta de un Estado Palestino es un proyecto fallido, por ahora. La victoria militar le corresponde a Hamás que arrojó de Gaza a Al Fatah, pero éste ganó la política al obtener el apoyo de la comunidad internacional y afianzarse en Cisjordania como gobierno legítimo. Dos poderes, dos Palestinas, dos maneras de ver un conflicto que preocupa al mundo.
Hamás lleva 20 años dedicado a combatir todo lo que huele a sinagoga, pero con odio de milenios en los genes. Al Fatah, hizo lo mismo en sus primeros tiempos, pero luego de llegar al poder a través de la Autoridad Nacional Palestina, su terrorismo se aplacó. El carisma de Arafat, mantuvo a buen recaudo sus ambiciones prometiéndoles una patria. Pero su ambigüedad frente a Israel no trazó un verdadero camino hacia la paz para sus seguidores. Todo lo dice el calificativo de bilingüe que le pusieron en occidente: predicaba la guerra en árabe y hablaba de paz en inglés.
Pero sin Arafat las cosas son distintas. Con el enemigo común construyendo muros y, sin tanques israelíes en Ramala fabricando mártires, es tiempo para la retaliación y las pequeñas ambiciones. Hamás, como buenos islamistas, lo quieren todo, con yihad incluido. Pero no sólo a punta de plomo, bombas humanas y gritos de “Alá es grande”. También dándoles a los palestinos hospitales, escuelas, empleo y sosteniendo a las familias de sus terroristas a domicilio. Así, despacio, con la paciencia de Job, se ganaron a la gente de Gaza, los más pobres de la región. Tenían que triunfar en las elecciones. Con hambre no se vota, pero denles un pan y las urnas se llenan.
Al Fatah no las tiene todas consigo. Los años de corrupción, el despilfarro de las ayudas internacionales, la ausencia de un líder carismático, su propia ineptitud y prepotencia, los dejaron sin apoyo. Encima, el embargo internacional los privó de dinero para comprar conciencias y armas. Por eso van perdiendo. Pero tienen una ventaja: no son islamistas fanáticos. Viven de occidente y por eso le hacen venias. Aparte, su poderío está intacto en Cisjordania, la parte rica de Palestina, una manera de decir que allí hay menos subdesarrollo.
Hamás a estas alturas ya se apoderó de Gaza y cuenta con la ayuda soterrada de Siria e Irán. Pero su victoria es pírrica. No tienen posibilidades de subsistir como poder único. Tampoco de segregar el territorio, para formar su propia palestina islamista. El Cuarteto de Madrid y el propio Israel, para el que la llegada al poder de Hamás se convirtió en cuestión de supervivencia, no les queda otro camino que dar su apoyo al gobierno de Abbas (es decir, a Al Fatah), e incluso proveerlo de armamento para evitar que colapse también Cisjordania. La historia es curiosa. Israel del lado de Al Fatah, su antiguo enemigo. Ver para creer.
Hasta acá el conflicto visto con lupa. Si se coge el telescopio, la perspectiva cambia. Los enemigos se convierten en peones del ajedrez internacional que libra una lucha en Iraq y que hoy se traslada a Palestina. El integrismo islámico quiere morderle otro pedazo de poder a occidente y Hamás es su instrumento. Su piedra en el zapato es Al Fatah, el único que lo puede mantener a raya. Una frontera que no puede perder Estados Unidos, su incondicional aliado Israel, y el propio Occidente.
Así, una lucha de facciones, se aprovecha para armar el propio tinglado. Lo peor del cuento es que estamos frente a una guerra de perdedores. Hamás -su líder Haniya lo sabe- perdió la ocasión de convencer que sí puede gobernar. Al Fatah mostró que su arraigo popular se encuentra mermado. Por fuerza, tendrán que sentarse a negociar y barajar de nuevo. Pero no por ahora. El gobierno de emergencia que reemplaza al compartido con Hamás, lo saca de la escena política. Jugada peligrosa que puede radicalizarlo, convirtiendo a Palestina en otro Iraq.
De nuevo el mismo error. Dentro de Hamás hay un sector que quiere dialogar. Aislar a Hamás fortalecerá el ala militar. Tarde o temprano regresará Gaza a manos de Al Fatah pero el terrorismo seguirá vivo. Una colmena no se combate con un martillo. ¿Y las elecciones anticipadas? ¿Qué tan manipuladas estarán, ahora que Occidente conoce la fuerza popular de Hamás? Mientras, Israel, otro perdedor a la expectativa, sabe que con Hamás, su seguridad está en entredicho, pero mantener el embargo a los aranceles que cobra en nombre de la Autoridad Nacional Palestina, fortalece el extremismo. Dialogar con Al Fatah es el camino menos malo, aunque la obligada ayuda humanitaria para Gaza le dará oxígeno a Hamás.
El otro gran perdedor es el futuro Estado palestino que, como van las cosas, comienza a verse como un proyecto fallido. La Autoridad Nacional Palestina, está agonizando, pues sin Gaza, deja de tener razón de ser. La autonomía seguirá siendo por un tiempo la opción viable aunque concite la inestabilidad propia y ajena. La Liga Árabe, con las manos atadas por el extremismo, apoya la legitimidad del presidente Mahmoud Abbas, al tiempo que Estados Unidos de nuevo se ve obligado a pactar con el diablo, con el fin de asegurar las fronteras de Israel y, de paso, su presencia en la zona. El levantamiento total del bloqueo económico es un imperativo.
La partida de ajedrez, como se ve, quedará en tablas, con más de un centenar de muertos a la cuenta y un nuevo oleaje del terrorismo. Esperemos la próxima, que no tardará en iniciarse, quizás con la toma militar de Gaza por parte de Al Fatah y sus aliados occidentales. En Palestina se juega mucho.
lunes 18 de junio de 2007, 21:17 COT
me gusto…porque explicaste todo…es que me choca entrar a leer y ver que se estan dejando cosas sin explicar…la situacion alla no es de malos y buenos, va mucho mas alla.
mircoles 27 de junio de 2007, 15:10 COT
¿serla la solución dos estados palestinos?