[Especial de navidad 2009] Y yo quisiera tener una Navidad de cuento en Ecuador
Especial Navidad 2009Por Huésped
domingo 20 de diciembre de 2009 4:06 COT
Por Efrén Guerrero
¿Saben cuando me mataron la Navidad? Una mañana de 25 de diciembre en la que mi papá no pudo darnos regalos. Un médico del tercer mundo, que vive en el barrio más pobre de la ciudad, a veces tiene que elegir entre necesidades básicas y regalos, así que a cada uno nos dio ropa. Para un niño que crece en medio de propaganda de juguetes tenaz, el hecho de que te regalen calzoncillos es una afrenta al espíritu de la Navidad. Al preguntarle a mi papá que había sucedido, el tomó una bota de plástico de Papa Noel, vacía, y nos dijo con la voz profunda que suele utilizar en los momentos importantes:
“Niños, la navidad es como esta bota: es plástica y es vacía. No se fíen de las apariencias, y abran los ojos. No se olviden jamás que Navidad y Vanidad se escriben con las mismas palabras”
Esa bota es blanca y tiene nieve de plástico artificial. Hasta ahora sigue en mi casa y me demuestra que esta época, la de resúmenes y proyecciones para el próximo año, es simplemente eso: un momento en que tratamos de rellenar las tristezas de nuestro diario vivir… y algunas veces es blanca, plástica y artificial.
Afortunadamente, en Quito, este pueblo con ínfulas de ciudad atrapado entre quebradas y montañas, sabemos que Papá Noel es sólo un tipo disfrazado, y que las tradiciones simplemente son una manera de mover los resortes de la gran maquinaria industrial roja, verde y blanca.
Yo quiero una navidad de cuento. Sólo una. Una que funcione para todos. En el que nieve para todos los niños que creen en Papá Noel. Uno de villancicos. Sólo uno, para olvidarnos de que en enero se pagan las cuentas, y de que en futuro no hay futuro. Sólo sueños que deben dejar de serlo a punta de realidades. Y esas realidades no nacen en lo regalos. Nacen en el trabajo.
¿Saben? Yo sólo he vivido una navidad blanca, como la de los cuentos que nuestros papás nos cuentan a niños andinos. No sabemos lo que es la nieve, qué carajo es un reno y coÓmo llegan los regalos. Fue en un pueblo pequeño al borde de los Pirineos, llamado Sabayés, un encantador nido de águilas con cuatro calles y 13 habitantes. Un lugar encima de las nubes y debajo de un cielo. Un lugar donde empezó a nevar a las 11 de la noche un 25 de diciembre y tenía como único regalo otra bota plástica. Una en la que me olvide de Jesús, Rodolfo el Reno o Santa Claus. Abrí los ojos y me di cuenta de que esta época si quiere ser celebradas, sólo se puede a través de los ojos de otro ser humano.
En los ojos de quienes quieren ver la bota rellena de dulces, pero no pueden, A todos los enanos que les dan un baño de realidad… y esa pesa como plomo. Debemos aprender a vivir este desastre de mundo, en nuestras pequeñas y breves vidas, con pequeños momentos de luz, de paz, de verdad.
Para compartir esa aventura humana, y para vivir, al menos por una sola vez, una feliz Navidad.
martes 5 de enero de 2010, 14:08 COT
Apreciado Efrén:
Me haces caer en cuenta que la navidad sólo está en los ojos del otro, sin esos ojos que nos acompañan no sería una navidad completa, es la magia de los humanos que sentimos y soñamos. Una visión que todos debemos tener sobre el significado real de la navidad. Me ha encantado tu óptica desde Ecuador querido amigo.
¡Te abrazo con especial afecto y mis mejores deseos para tí en este 2010!