Elecciones 2014: dos bestias y media
Artículo destacadoPor Daniel Ramos
lunes 26 de mayo de 2014 6:30 COT
Ante la escasez de programas políticos serios y creíbles en estas elecciones, los observadores políticos nos vemos limitados a analizar tendencias de voto. Desde mi punto de vista lo que se ven son dos grandes bestias y media:
Bestia 1: el Abstencionismo
El mayor logro de la clase política colombiana ha sido convencer a la gran masa de electores (60%) de que votar no sirve para nada, de que su voto no va a cambiar la corrupción o la repartición del poder entre políticos. Gracias a la abstención la financiación de las campañas se puede mantener a un precio relativamente bajo aunque lo suficientemente costoso para que solo esté al alcance de quienes perpetúan el statu quo. Porque sin el apoyo de los grandes medios (léase, los medios de los cacaos) ninguna campaña política tiene posibilidad alguna de éxito.
El único síntoma positivo en estas elecciones respecto al abstencionismo es el voto en blanco (7%): parecería ser que lentamente está calando la idea de que lo importante es participar, no abstenerse de hacerlo, así sea para votar en blanco.
Bestia 2: Fin de la guerra o guerra sin fin
“Soy un héroe, soy un patriota”, decía el hacker Andrés Sepúlveda basado en el convencimiento de que la combinación de todas las formas de lucha es válida para acabar con las Farc (o las Far para no herirles susceptibilidades). Para ese sector de la población –que votó mayoritariamente por Zuluaga— es claro que la paz se puede lograr por la vía armada. Los golpes al Secretariado de las Farc demuestran que ese es el camino para vencerlas. Desde ese punto de vista, el video de Zuluaga refuerza el mensaje de que los diálogos en La Habana son de nuevo, como en el gobierno Pastrana, un refugio para rearmarse de las Farc. Cuando Sepúlveda le dice a Zuluaga que el Ejército sabe dónde y cómo están Romaña y Timochenko pero que es Santos quien tiene frenados los operativos contra ellos, refuerza la idea de que hay que golpear a las Farc hasta su rendición –y Santos es el obstáculo para hacerlo ahora.
En la otra orilla se encuentra el presidente Santos, el capo del cartel de la mermelada. Para quienes dudan de su mano dura, apenas hay que recordar los golpes que como ministro de Defensa le dio a las Farc. Pero no se puede olvidar que ya entonces demostró sus habilidades con la mermelada, cuando con la Operación Conejo embriagó a César y Gafas con el aroma de cien millones de dólares. Esa máxima de que todos tienen un precio ha sido explotada al máximo por Santos: ahora es el turno del Secretariado en La Habana. Los electores proguerra se escandalizan con todo lo que les está ofreciendo Santos a las Farc en Cuba, pero olvidan convenientemente de que es pura mermelada. Como en la Operación Conejo, lo importante es lograr su desarme y luego dejar que el sistema político colombiano se las fagocite. Porque si hay algo más efectivo que las Fuerzas Armadas son las cloacas del Congreso de Colombia. Además, si las Farc no ha logrado financiarse con el apoyo popular sino con el secuestro, la extorsión y el impuesto al narcotráfico, ¿cómo va a subsistir en la vida civil?
Media bestia: Las Farc y las alternativas políticas
Aún así, las Farc tendrá de nuevo un papel fundamental en la segunda vuelta. Pero no como su Secretariado cree, es decir, no porque sean un actor político esencial sino porque son un problema a resolver. El dilema Santos vs Zuluaga es si se las acaba por la vía del diálogo o la armada, no por la necesidad de abrirle espacio a una fuerza popular que no puede seguir sin representación.
En otras palabras, las Farc vuelve a alimentar al uribismo y su candidato Zuluaga, posponiendo la opción de que las otras fuerzas que se llevaron el 45% de los votos de la primera vuelta puedan consolidar ideas políticas alternativas a la guerra y el clientelismo. En realidad es este 45% de los votos (y parte del 25% de Santos) el que debería motivar a las Farc a dejar la vía armada y concentrarse en cómo consolidarse en una alternativa política seria: su falta de credibilidad es lo que más causa suspicacia entre los colombianos. El 2014 tiene entonces el potencial de ser el punto histórico en que las Farc renuncia a las armas y se la juega a sobrevivir y triunfar en la política colombiana, abriendo espacios a otros discursos políticos más allá del conflicto o de ser una nueva oportunidad para todos los generales que creen que están, ahora sí, ante el fin del fin de la guerra. Es esta tendencia la que permite, en todo caso, que una campaña tan pobre políticamente sea determinante para la historia del país.
lunes 26 de mayo de 2014, 13:27 COT
Mucha gente no pudo votar por que se cambio de residencia y no inscribio cc en el sitio,No hubo inscripcion de cc en sitios mas usuales, ej Centros comerciales, etc,falto mas propaganda a inscripcion de cc..
Deberian sacar unas fechas para inscribir cedulas.
lunes 26 de mayo de 2014, 17:14 COT
Ojalá ese no haya sido su caso, Luz Dary, gracias por su sugerencia y comentario.