El capitalismo no es monedita de oro
Artículo destacadoPor Sentido Común
mircoles 15 de octubre de 2008 0:52 COT
Como el error más exitoso de la historia, la llegada de Cristóbal Colón a tierra americana marca el inicio de la ambiciosa empresa económica emprendida por los reyes católicos, Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, que fue la conquista de un “nuevo mundo”.
Por entonces, España buscaba reponerse de los estragos causados por varias guerras civiles, en especial la todavía reciente guerra de Granada. La Corona iniciaba un proceso de recuperación económica, para lo cual intentaba ansiosamente reunificar los reinos que conformaban su territorio. A toda costa privilegiaba a los nobles, cuyo respaldo era considerado vital para el restablecimiento del orden. De igual modo apoyaba a sus hidalgos (léase mercenarios) a quienes desde la época de Juan I venían siendo beneficiarios de derechos casi nobiliarios, a cambio de su lucha en favor de los intereses monárquicos.
Dejando atrás ciento cincuenta años de guerras y un constante y prolongado vandalismo que asolaba las tierras castellanas, la monarquía española se daba a la tarea de organizar adecuadamente las finanzas, resentidas en gran parte por tales circunstancias. Con la creación de un ejército permanente se afianzó la actividad comercial, protegiéndola de los salteadores que constituían gran amenaza. Se restituyó estratégicamente la famosa Hermandad del reino, ya no al servicio de las ciudades, si no de la propia monarquía.
Colón, el empresario
Recordado el contexto y narrada la historia en tono bonito, es entonces cuando se presenta Cristóbal Colón ante los reyes católicos para contarles que la tierra no es plana, como creen unos, sino redonda como una naranja, y que para demostrarlo necesita el apoyo real. Receptiva, la reina Isabel decide empeñar sus joyas para conseguir los recursos que necesita el aventurero genovés, de modo que su patrocinio deje en alto el nombre de España ante la historia. Pero en realidad el objetivo de la travesía de Colón no es otro distinto al mismo que ha movido a la humanidad a emprender sus más titánicas aventuras: el poder. Y detrás del poder, un señuelo que enceguece al hombre y a la mujer por igual: la riqueza.
Si de acuerdo con las nociones de historia patria que recibimos en el colegio, Colón era un idealista, inquieto e ingenuo marino genovés, la realidad es que no lo era tanto. Previamente a su viaje, el 17 de abril de 1492 ha firmado con la reina las capitulaciones de Santa Fe, en las que el promotor de la idea, para llevar a cabo su travesía, reclamó de la Corona:
- los títulos de Almirante Mayor de la Mar Océana, Virrey y Gobernador General de las tierras que descubriera,
- el derecho de terna (presentación de tres nombres) en los nombramientos de regidores, el décimo o 10% de todas las mercancías que se negociaran en las Indias,
- el derecho de exclusividad en los pleitos que surgieran por las mercaderías indianas, y
- de contribuir con un ocheno u octava parte (12,5%) de los gastos de armar naves comerciales, obteniendo entonces el mismo porcentaje de los beneficios.
Con la importante intervención de Luís de Santángel, Colón ha conseguido convencer a los reyes para que financien su expedición. Fernando e Isabel aceptan todas sus condiciones, con excepción de la tercera, por lo que le hacen entrega de importantes documentos para su comisión, entre los que figuran un seguro para que puedan enrolarse en la expedición personas con delitos pendientes, así como una orden a los habitantes de Moguer y Palos de la Frontera de poner a disposición de Colón dos carabelas, a lo que están obligados "por haber deservido a sus Majestades”, en hechos ocurridos muy seguramente durante la guerra de Granada.
Reclamada en Moguer y en Palos de la Frontera la provisión real de las dos naves por la sanción antes mencionada, y tras muchas dificultades para conformar la tripulación que lo habría de acompañar en la odisea de comprobar la redondez de la tierra, Colón conoce a Martín Alonso Pinzón, un rico pescador de Palos de la Frontera, y líder de una importante y reconocida familia paleña, a quien convence, no se sabe a cambio de qué, de enrolarse en la expedición. Por razones obvias, delega en Pinzón la escogencia de las naves y todo lo concerniente a las provisiones para la futura travesía.
Finalmente el 3 de agosto de 1492 zarpa la expedición con rumbo a las Indias, a bordo de tres naves, dos de las cuales, La Niña, propiedad de la familia Niño, y La Pinta, propiedad del paleño Cristóbal Quintero, son las carabelas puestas a ordenes del reino durante un año, en virtud de la sanción que pesa sobre las poblaciones de Moguer y Palos de la Frontera. La tercera nave, una nao o carraca con castillo, la Santa María, alias La Gallega, propiedad del marino Juan de la Cosa, se financia con parte de los 1.140.000 maravedís obtenidos de la Corona por el socio industrial de la empresa y futuro “descubridor de América”. Capitaneando la Santa María (y la expedición toda), va Cristóbal Colón. Al mando de La Pinta, Martín Alonso Pinzón y su hermano, Vicente Yáñez de Pinzón, capitanea la tercera nave, La Niña.
El desembarco de Guanahani
“¡Tierra a la vista!”, grita a las 2 de la mañana del 12 de octubre de 1492 el vigía de La Pinta. Con este simple grito se iniciaba un proceso de conquista y colonización, que traído a presente, conllevó consecuencias más trágicas y nefastas que la bomba de Hiroshima y el 11 de septiembre juntos. Poblaciones nativas de muy distinta índole irían a ser masacradas, sometidas, segregadas, esclavizadas y sus riquezas saqueadas cruelmente en su propia tierra, permeadas y manipuladas en sus creencias y costumbres, menguadas por enfermedades desconocidas; y todo en nombre de Dios y de sus Majestades, los Reyes de España.
Es claro que los aborígenes americanos carecían del metálico concepto monetarista, y por ende de monedas, mas poseían riquezas incalculables a los ojos de sus “descubridores”, en un comienzo hidalgos españoles, a los que se unirían poco a poco saqueadores y depredadores de la peor estirpe, provenientes de España, como de distintas naciones europeas. La existencia en abundancia de metales preciosos y tierras fértiles como no habían visto jamás los recién llegados, originó una debacle social que aún no culmina, y que tiene directa relación con las famosas “venas abiertas de América Latina”.
La importación forzada de una incipiente economía capitalista en vía de lenta consolidación en Europa, acelerada con el auge del comercio entre el viejo y el nuevo mundo, determinó el aplastamiento de las culturas existentes en América, de sus organizaciones sociales, de sus economías nativas, de sus lenguas y sobre todo, de su derecho a la tierra que les viera nacer, creando en nuestros pueblos brechas aún insalvables entre ricos y explotados.
Irónicamente, la adaptación a la nueva forma de vida signada por la implantación del sistema económico europeo se hizo posible en Norteamérica, en virtud a que allí no se dio el mestizaje, sino la extirpación racial. Los escasos reductos indígenas existentes en Estados Unidos de América habitan, como especie en vía de extinción, en “reservas” y son prueba viva de ello.
Inventado 670 años antes de Cristo en Lidia (hoy Turquía), el dinero vendría a convertirse en la maldición del encuentro de dos mundos. Tenerlo o no tenerlo era la gran diferencia, y su posesión hizo que los españoles se creyeran con derecho a subyugar a seres de su misma especie, a quienes consideraron inferiores criaturas. Perdida quedó la oportunidad de replantear el mundo, como hubiese sido del caso. Perdida quedó la oportunidad del hombre de liberarse de su nefasto invento, el dinero, y reencontrarse en un mundo que buscara la felicidad antes que el poder o la riqueza material de unos a costa de la libertad de otros.
Tras el descubrimiento de América, Europa ingresa en una era de supuesta gloria, mal llamada renacimiento. Obnubilados con el oro procedente de las Indias, los mercachifles, monarcas, nobles e hidalgos actúan como mecenas, patrocinando a dos manos a músicos, pintores, escultores y arquitectos, quienes recrearán el edén que se vive en Europa, mientras ésta le da la espalda al infierno que ha creado en América. Diecisiete mil toneladas de plata y unas 200 toneladas de oro, llegadas solo a España, hacen ver los actuales ríos de dinero y sangre del narcotráfico como un juego de niños. La supuesta elevación del espíritu renacentista se lleva a cabo, en parte, a costa de la degradación y esclavización de indios, negros, zambos y mulatos, Dios mediante. Nada renace de este modo.
Apocalipsis hoy
Transcurridos 516 años de la llegada de Colón, terminada la guerra fría, derrumbado el muro de Berlín, implementada la perestroika, contagiado el mundo de globalización y neoliberalismo, y reconocido el llamado “capitalismo” por la mar de las naciones como el sistema económico único, presenciamos impotentes, pero con preocupación y asombro, fenómenos como el consumismo desbocado, el calentamiento global, el fortalecimiento de la cultura de la guerra y el aumento de la brecha norte-sur. A la orden del día se encuentran el desplome de las bolsas, la crisis de la economía, la volatilidad de los capitales y la inestabilidad social generada por todo ello. La consigna hoy pareciera ser “sálvese quien pueda”.
Entre tanto, sigo apostando en silencio por un mundo realmente libre, creyendo tercamente en el imaginario que armé en mi temprana juventud, donde las fronteras y el dinero se abolen*, donde las religiones se vuelven una sola: la fraternidad. Un mundo formado por seres independientes, respetuosos de una sola ley: la ecología. Un mundo en donde se trabaje para vivir, en lugar de vivir para trabajar. Un mundo justo, donde cada quien cumpla con sus deberes y engendre sus derechos, respetando los de los demás. Un mundo donde gobierne solo el bien común. Un mundo para el amor, para la felicidad, para la paz. Ese será el verdadero renacimiento de la humanidad. Sé que no lo veré yo, pero si no lo propongo hoy, mis nietos dirán lo mismo a sus hijos.
* Por si las dudas: Abolen es el presente indicativo del verbo "abolir".
mircoles 15 de octubre de 2008, 12:41 COT
Una frase famosa:
El capitalismo no es el mejor sistema, pero es el menos peor de los que conocemos.
mircoles 15 de octubre de 2008, 20:56 COT
De lo que recuerdo de épocas muy lejanas:
“El capitalismo, lleva el germen de su autodestrucción”.
Beso.
jueves 16 de octubre de 2008, 06:57 COT
Excelente artículo. Logra vincular procesos y momentos históricos lamentables con las expectativas personales, l
jueves 16 de octubre de 2008, 20:16 COT
SC:
Disculpa que te hable en serio y que eso no te guste, pero este artículo me ha gustado mucho, de fondo y de forma.
Sin tu permiso lo puse en mi FaceBook, espero que no lo tomes como un atropello a los derechos de autor si no como un reconocimiento.
Me llama mucho la atención las ilustraciones, ¿puedes contar sus orígenes?.
Cariños.
jueves 16 de octubre de 2008, 21:00 COT
Yo diría más bien que el Capitalismo NO tiene moneditas de oro, porque de esas no hay hace ya algún tiempo. Igual, no sé si el capitalismo será el mejor, el peor o el menos peor de los sistemas económicos, pero seguro sí es el que más se adapta a la conducta humana, de ahí su éxito y supervivencia.
viernes 17 de octubre de 2008, 23:27 COT
Jorge y Bailarina:
Ambos coinciden en mencionar que el capitalismo es el “pioresnada” de los sistemas económicos. La verdad, no estoy tratando de compararlo con otros. Mi visión del tema es bastante más radical y filosófica. Pienso que es la concepción misma del mundo lo que me diferencia de las mentes capitalistas. Naciendo y creciendo en el capitalismo, hemos llegado a aceptar que la vida gire en torno al dinero, riqueza o pobreza, y que se le rinda culto de una o de otra manera al valor metálico, mientras muere gente en la puerta de un hospital por no tener unos pocos pesos.
Lo verdaderamente grave de todo esto es creer que las cosas están bien en el mundo y no imaginar algo bien distinto.
Saludo, SC
viernes 17 de octubre de 2008, 23:32 COT
Carlos:
Muchas gracias por el comentario, aunque ¿me parece que quedó cortado?
lunes 20 de octubre de 2008, 16:35 COT
Más justo sería decir “todos contra todos”, como ha ocurrido hasta ahora…
lunes 20 de octubre de 2008, 23:24 COT
Apestado:
Más justo sería, es cierto.
martes 21 de octubre de 2008, 18:05 COT
Voy a decir algo que puede parecer ingenuo… se nos ha olvidado a cada uno de nosotros cosas como la caridad, la compasion, la generosidad. Somos egoistas, avaros, queremos riqueza, vivir para nosotros mismos, es en lo que ha convertido el Capitalismo a las personas.,
Retomo lo que escribe
“Lo verdaderamente grave de todo esto es creer que las cosas están bien en el mundo y no imaginar algo bien distinto.”
Y si imaginamos algo distinto ? Yo lo imagino, y?
Por donde empezar para que no sea solo imaginacion ?
Creo que mas de uno esta convencido que las cosas NO estan bien en el mundo…
Solo preguntas que me hago…
martes 21 de octubre de 2008, 19:21 COT
Macaya:
Para nada me parece ingenuo lo que dices, y por el contrario, es ahí donde esta el quid del asunto. Si el sistema del que hablamos permitiera a la gente reflexionar en el “para qué” de la vida, por encima del dinero, las pertenencias y la imagen a proyectar, la realidad sería otra cosa.
Imaginar que es posible algo bien distinto es lo primero. Crecemos tan acostumbrados al sistema, que pocos son los que piensan o imaginan estas cosas ¿sabes?.
Para que no sea solo imaginación, debemos abrir cada uno nuestra propia mente, mirar hacia adentro, dejando de lado las vanidades consumistas que nos atan al tonto sistema capitalista. Sintiéndonos hijos de la tierra, no ciudadanos de tal o cual país. Dejando de lado el ambicionar cosas, para pasar a buscar decididamente momentos felices, relaciones gratificantes. y algo que considero muy, muy importante: proyectar e inculcar todo esto a nuestros hijos. Retomo yo la frase final del artículo, que contiene la reflexión central del mismo. “Ese será el verdadero renacimiento de la humanidad. Sé que no lo veré yo, pero si no lo propongo hoy, mis nietos dirán lo mismo a sus hijos.”
Celebro sinceramente tu retorno.
SC
mircoles 22 de octubre de 2008, 17:43 COT
Gracias SC por tu bienvenida, vale por dos viniendo de el co-fundador de equinoXio…
Estoy de acuerdo contigo en lo que dices, y ojala aquellos que lean lo que has escrito se lo apropien para su propias vidas, imaginar todos los dias que las cosas pueden ser distintas… dificil pero posible…
Saludos,