El aborto, un mal menor
Artículo destacadoPor Marsares
domingo 21 de mayo de 2006 22:24 COT
La sabiduría de los años se ve reflejada en sus ojos. Ha viajado por todo el mundo. Ha vivido en muchas partes, estudiando, enseñando, practicando su magisterio. Un día supo que en el sur de Bogotá necesitaban sacerdotes y se apuntó, sabedor de que compañeros suyos más jóvenes apenas resistían unas cuantas semanas.
El padre Luis Alfonso Muñoz, sin embargo, asumió el reto. Abandonó una parroquia cómoda en el norte de Bogotá y vino a reforzar el trabajo pastoral también por unos meses. Pero aquí se quedó. Lleva 8 años atendiendo su ministerio, viviendo su angustia diaria en Candelaria La Nueva, la puerta de entrada a Ciudad Bolívar.
Su cercanía con la pobreza y la violencia del entorno lo han marcado. Por eso, cuando se toca el tema del aborto, y el rechazo de las jerarquías católicas a su práctica, señala: “una cosa piensa el Papa en Roma y nosotros aquí en la loma”.
Con esta frase contundente comienzan a fluir sus argumentos. “Yo aprendí de mi papá cuántos hijos se pueden formar y educar” y luego se remite a la encíclica Humanae Vitae, y la discusión que se formó con los teólogos alemanes.
“El que en conciencia vea que puede seguir la humanae vitae, sígala, el que en conciencia vea que no la puede seguir, siga su conciencia; entre traer los hijos que van a ser ladrones, prostitutas, familias numerosas, qué se espera, sin trabajo y con hambre, entonces, dice muy bien Martini, el mal menor.”
El padre Muñoz se refiere al cardenal de Milán, Carlo María Martini, quien ha causado controversia últimamente al admitir que se puede utilizar el condón como “un mal menor” para evitar infectar a la pareja con Sida.
Pero, más aún, cuando respecto del aborto, ha dicho que "la persona debe ser respetada, sobre todo cuando después de mucha reflexión y sufrimiento, en estos casos extremos sigue su conciencia, incluso si decide alguna cosa que yo no puedo aprobar”.
¿Y la ortodoxia de Roma? La respuesta del padre Muñoz es clara. “A Martín Lutero, le condenaron 95 tesis, el Vaticano II admitió 50 tesis, yo creo que ya van en las 60, entonces la iglesia, al principio condena, después lee y por último revisa”.
Pero no se queda ahí y precisa que aún la ciencia no ha establecido cuando exactamente se produce la concepción. “un óvulo con un esperma producen un cigoto, inmediatamente no hay esa vida”
Recuerda, entonces, cómo respecto de una mujer violada durante las 24 horas siguientes, “los teólogos admitían unos baños, ahora hay pastillas, hay inyecciones, aunque parece que López no la admite, el mal menor, que dice el cardenal Martini“.
Pero más aún, precisa el padre Muñoz, refiriéndose a los períodos de infertilidad de las mujeres “¿si la naturaleza da ese espacio de regulación de la propagación del género humano, por qué no se le puede ayudar también a esa misma naturaleza?”
Y va más lejos cuando señala: “una señora tiene 3 hijos, si aborta, es un mal menor, ahí se tendría en cuenta la familia, el mal menor” o también cuando se presenta la disyuntiva entre la vida de la madre o del hijo.
Respecto a la Corte Constitucional, el padre Muñoz comprende a los magistrados, “ellos tiene que legislar indudablemente no solo para la Iglesia Católica, para todos, es un estado laico, la conciencia es la que obra”
Asegura que en Ciudad Bolívar se presentan muchos abortos “cuanta gente no muere, pues van a clínicas, mal menor, infectadas, cuántas mujeres por mal atendidas no mueren, entonces habría que ver esos hechos, esas circunstancias”
¿Y las demás religiones? El padre Muñoz señala: “Antes de reunirse el concilio Vaticano II, los protestantes observaron la Biblia, los orientales la liturgia, nosotros el derecho canónico medio torcido. La esencia del cristianismo es la misma”
Reconoce que otras religiones avanzan y el catolicismo pierde creyentes, porque los oficios de los protestantes "son muy creativos, en cambio los católicos son repetitivos, resumiéndose el rito en: rutina, repetición, regaño y recolecta.”
lunes 22 de mayo de 2006, 00:02 COT
Pocos los sacerdotes que conozco con una lucidez como esta que demuestra el padre Munhoz. Gracias!
lunes 22 de mayo de 2006, 08:19 COT
En realidad no son tan pocos los sacerdotes que piensan diferente pero no llegan a las jerarquías. Los que salen en televisión, esos nunca tendrán palabras de éstas en su bocas.
lunes 22 de mayo de 2006, 14:24 COT
Delicado tema, sin duda alguna. Toca el derecho a la intimidad y el derecho a la vida. No es fácil asumir blanco o negro, pues en verdad, un aborto puede salvar la vida de la madre. Distinto es tomarlo por práctica rutinaria, por método anticonceptivo. En principio, creo que la vida es sagrada. Abrazo.
lunes 22 de mayo de 2006, 23:07 COT
Carobotero:
Cierto. Curiosamente por reflejar en mayor medidad el mensaje de Jesucristo, puede ser considerado como “problemático” por la jerarquía eclesiástica.
Mauricio:
Muy pocos los que se atreven a desafiar la jerarquía, cuyo poder los manda a las tinieblas exteriores.
Julio:
La tesis del Cardenal Martini del “mal menor” es una discusión vigorosa en el seno de la Iglesia Católica, frenada por la ortodoxia. Asunto delicado, por supuesto. Por eso considero tan valiosas las palabras del padre Muñoz, quien no rechaza de plano el aborto, que puede llevarse a cabao en casos muy especiales, cuando hay de por medio un mal más grave.
martes 23 de mayo de 2006, 08:16 COT
Marsares, qué buena crónica. Deberíamos promover desde ya la canonización del padre Muñoz: se necesita ser un santo para expresar estas ideas humanistas y soportar la presión de sus colegas. Para quienes todavía dudan de los logros de la sociedad laica, el padre Muñoz hoy puede expresar sus ideas sin temor a ser pasado por la pira (máximo lo harán guardar silencio, como hicieron con el padre Llano).
Hay otro aspecto del período menstrual que el padre Muñoz no considera pero que es igualmente importante: cada vez que se cumple y la mujer no queda embarazada, es un niño o niña que se pierde. ¿Alguien hace escándalo por esto? ¿Un niño menos cada mes? ¿Cómo es esto posible? El aborto es devolver a la mujer a su ciclo menstrual normal hasta que encuentre un momento y circunstancias más favorables para dar a luz a su bebé.
martes 23 de mayo de 2006, 15:59 COT
Cuando se lleva en el alma la diaria rutina del desposeido, se deja de ser pastor de silla romana.
Estos confrontares del diario con los temores al azufre o ser excluido ya no tienen valor.
Si existiecen tantos hombres de esta alma tan sublime no se necesitaria la pederastia tan escondida en estos lebitas.
martes 23 de mayo de 2006, 19:49 COT
es ua entrevista amena, buena para leerla y muy clara deja ver lo que el padre Muñoz piensa sobre el tema. te felicito
mircoles 24 de mayo de 2006, 14:44 COT
Eso es hablar con sensatez. Obviamente el padre Muñoz no está hablando desde la religión abstrusa, sino desde lo que ES realmente. Para eso están los códigos y las reglas, para a-te-rri-zar-los, no para ponerlos por allá en una nebulosa donde sea compresible para algunos, e incomprensible para la mayoría. La ventaja del padre Muñoz a diferencia del actual Papa, de los cardenales del Vaticano y de nuestros monseñores, es que ha vivido la realidad de frente y a diario, y está COMPROMETIDO con su oficio, eso es lo que le permite ser ecuánime a la hora de hablar de este tipo de temas, esa es realmente la función de los ministros de la iglesia; función que desde siempre y para nuestro infortunio ha estado muy mal llevada y por supuesto llena de corrupción. Aplausos para el Padre que aboga por el aborto y el uso del condón.
mircoles 24 de mayo de 2006, 16:53 COT
Es una persona lúcida y abierta y me confirma en algo: La iglesia pierde fieles por sus dotrinas.
Buena entrevista.
Un abrazo!
mircoles 30 de agosto de 2006, 12:10 COT
[…] El aborto, un mal menor […]
mircoles 6 de septiembre de 2006, 22:01 COT
El Padre Muñoz con su tranquila sencillez expresa unas ideas contundentes con argumentos sólidos y modernos que refrescan el pensamiento eclesiástico. Sus explicaciones sobre la libertad, el respeto a la persona y la decisión sobre el aborto en casos extremos como opción del Mal Menor para evitar sufrimientos y graves secuelas a la madre o a la familia, son consistentes con las complejidades de los nuevos tiempos, sin atentar contra los principios básicos de nuestra fe y de la religión católica.
jueves 7 de septiembre de 2006, 06:42 COT
Víctor:
Muy claro el pensamiento del padre Muñoz, sobre todo en este momento cuando la ley fue aplicada para tratar de remediar en algo el terrible trauma que padeciò la menor de 11 años violada. Ahí se entiende en toda su dimensiòn la teoría del "mal menor" que defiende un sector de la iglesia católica. Gracias por el aporte
viernes 8 de abril de 2011, 16:07 COT
Estimado padre Marsares: Estoy en totalmente en desacuerdo con Vd. por los siguientes argumentos:
a) El mal se define en relación al bien, es decir, el mal es la carencia de bien, es así que el mal menor es la carencia de bien, luego por muy menor que sea no es un bien. Lo que está totalmente en contra del primer principio moral de la ley natural moral:”Evita el mal y haz siempre el bien.”
b) En buena ética el aborto, por ser un acto intrínsecamente perverso porque elimina la vida del ser más débil e indefenso humano, no puede aplicarse el precepto de “in voluntario indirecto o la causa de doble efecto.” Es decir, sólo es aplicable a los actos físicos o de índole administrativa, pero no moral, por ejemplo: Un cirujano en un parto complicado para salvar a la madre pudiera seguirse la muerte del hijo, el cirujano no quiere ningún mal para ambos, sino el bien de ellos, por lo que la muerte del hijo, si se diese, no se desea voluntariamente porque su muerte es una consecuencia no querida o efecto no querido. Este es el caso típico del mal el
menor nunca deseado.
c) Tratándose del aborto voluntario y no el natural, aquí se comete un acto moralmente malo, ya que en la eliminación voluntaria de un ser humano, el más débil e indefenso, se quiere directamente el mal excluyendo toda posibilidad de bien.
d) La conciencia de la persona, nunca puede ser la rectora del bien y del mal porque entonces caemos en el subjetivismo relativista, v. g. lo bueno y lo malo lo dictamina la conciencia arrogándose la categoría de principio del bien y del mal, lo cual supondría un contradicción in términis, por lo que es malo para uno, para otro es bueno, menudo cacao, querido padre, se mete en la jungla de la amoralidad.
Así pues la conciencia, para ser recta, y no errónea, ni laxa ha de regirse siempre por los principios permanentes, invariables e iniamovibles de la “Ley Natural Moral.
atentamente
Gregory