Diálogos de paz: por una salida digna
Artículo destacadoPor Daniel Ramos
lunes 14 de octubre de 2013 3:52 COT
Ricardo Téllez, negociador de las Farc. Foto: Ernesto Mastrascusa (EFE).
El próximo viernes dieciocho se cumple un año del reinicio de los diálogos de paz con las Farc. El balance de lo logrado hasta ahora es magro: apenas un acuerdo sobre el primer punto de la agenda de seis original. El presidente Santos y el jefe negociador De La Calle culpan a las Farc por la lentitud en el proceso. ¿A quién sorprende esta demora?
No al alcalde Gustavo Petro, a quien el ritmo le parece “normal. Si tenemos seis décadas de guerra no podemos esperar que en un mes se acabe” (fuente). Una respuesta normal del Alcalde teniendo en cuenta la conocida lentitud en su gestión. Lo cierto es que han pasado ya doce meses y aún el mismo Petro tiene mucho más que mostrar que la mesa de negociación de La Habana.
La verdad es que no hay de dónde esperar un ritmo o una voluntad mayores de parte de las Farc. ¿Qué ha cambiado en la guerrilla durante los últimos diez años para negociar ahora sí la paz? Ideológicamente, nada o muy poco. En términos de estrategia y combate, bastante: sus miembros fundadores han fallecido, los del Secretariado saben ya que no son invulnerables y de no ser por el refugio que Maduro le da a Timochenko, Santos ya le habría dado el mismo tratamiento que a Raúl Reyes y Alfonso Cano.
Que Colombia necesita una revolución —o al menos un revolcón de calado más hondo y profundo que el que le quiso dar Gaviria— no es ningún descubrimiento. Que sean unas Fuerzas Armadas las encargadas de hacerlo… ni por Izquierda ni por Derecha. Esa es la gran limitante que tiene las Farc: a la hora de verbalizar, de concretar los cambios que se necesitan, no hay discurso. El expresidente Pastrana lo dijo de manera elocuente: “Le di una hoja y le pedí a Marulanda que escribiera los diez puntos para firmar ya mismo la paz. La página quedó en blanco”.
En La Habana hay al menos una agenda de seis puntos concretos que difícilmente se va a concretar. Las Farc siguen autocentradas y sin importarles cómo las ve el mundo exterior. En ese mundo paralelo que se han creado, no existe el sentido de responsabilidad o reparación con las víctimas de sus actos. ¿Que el Estado colombiano también es responsable? Qué duda cabe. Llegados a este punto, la mesa podría enfocarse en ver cómo reparar los daños que aducen las Farc. El problema es que estas se siguen viendo como víctimas y así es imposible que asuman su parte y hablen de reparación de víctimas, o que acepten la posibilidad de ir a la cárcel por crímenes de lesa humanidad (como el secuestro).
Resulta conmovedora la imagen del negociador Ricardo Téllez vestido con la camiseta de la Selección Colombia. Cómo le hace de falta al país que las Farc cambie su uniforme verde militar por esa camiseta. La política debe dejársela a los políticos: si su lucha de sesenta años sirve para garantizar la existencia de fuerzas alternativas como la Marcha Patriótica o la misma Unión Patriótica, este sería su mejor legado.
Ir a negociar a La Habana sin ideología ni discurso, con la mentalidad de que las cosas se deben hacer como ellos las imaginan o desean no tiene posibilidades reales en el país. De hecho no tienen ningún fundamento para creer que lo harán mejor en la arena política que los grupos guerrilleros desmovilizados en el pasado: como movimiento político no sobrevivirán seis meses al caudillismo clientelista que impera en el país.
En el fondo lo saben: el temor a un referendo para aprobar lo pactado es el miedo a comprobar en las urnas el rechazo a sus métodos de guerra para alcanzar fines políticos. Ponerse de verdad la camiseta es asumir con humildad y cordura el papel que se puede cumplir en la historia de Colombia, esta sería una salida más que digna del conflicto armado.
lunes 14 de octubre de 2013, 14:56 COT
Yo creo que las Farc sí han cambiado, y mucho, ideológicamente. Han modernizado su discurso. Esto es precisamente lo que ha posibilitado las conversaciones hasta el momento. Pero ambas partes tienen todavía que estar dispuestas a ceder bastante en puntos clave. Mientras no lo hagan los diálogos estarán parados, como es ahora el caso.
lunes 14 de octubre de 2013, 16:37 COT
Hola Amira, muchas gracias por tu comentario. Discrepo contigo y te agradezco que me señales los cambios ideológicos que han tenido. Por ejemplo, que acepten hablar de dejación de las armas es un paso adelante, sin duda alguna, pero ya en la mesa se ve el tira y afloje propio de las Farc. En parte por esto es que tratan de colarle micos a la Agenda de 6 puntos. Por cierto, con la experiencia zoológica del Congreso colombiano, esta es además una mala señal.