Conflicto ambiental: replantear la relación sociedad-naturaleza
Artículo destacado > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
mircoles 3 de junio de 2009 12:26 COT
Tiempo sin escribir por estos lares y el ajetreo ambientalista no para, más cuando se “celebra” la semana ambiental por estos días.
Algunos de ustedes recordarán que hace unos días se presentó una polémica respecto al caso del importante yacimiento de oro presente en zona rural del municipio de Cajamarca, Tolima, conocido como la mina La Colosa. Ya en 2007 el mismo presidente Álvaro Uribe Vélez había anunciado la presencia de este gran yacimiento de oro en este municipio. Hace unas semanas el nuevo Ministro de Ambiente, Carlos Costa, estrenó gabinete anunciando una controvertida autorización por parte del Ministerio para que la multinacional Anglo Gold Ashanti inicie operaciones de exploración en la zona de La Colosa.
La polémica se ha centrado en que la zona de exploración (y quizá futura explotación) es un área que tiene una figura de protección ecológica denominada Reserva Forestal. Esto se debe a que posee una importante zona de bosque nublado, en donde nacen innumerables quebradas que forman parte de la cuenca hidrográfica del río Coello, la cual abastece de agua, entre otros, al sistema de riego de El Espinal, en el Tolima, para los cultivos de arroz que surten una importante demanda en el mercado interno de alimentos. Más allá de la discusión entre mineros y arroceros, se está hablando sobre abastecimiento de agua potable y mantenimiento del ciclo hidrológico regional. Entre otras cosas, qué coincidencia que este caso suceda cuando se embolata lo del referendo del agua.
Volviendo al tema, este caso de La Colosa pone sobre la mesa el eterno dilema: Conservación vs. Desarrollo. Este es otro de los tantos ejemplos que se presentan en el país y que representan un conflicto ambiental: desde la construcción de la vía Nimas-Nuquí en el Chocó, las minas de Marmato (Caldas), el avance de la palma aceitera para los agrocombustibles o, para no ir más lejos, el avance de la urbanización en el borde norte de Bogotá, entre otros muchos más.
La discusión se queda en "¿explotar o no?" "¿conservar o no?" ¿Acaso no es posible que sea compatible la conservación ecosistémica con el desarrollo humano? Pues esta no es más que la cantaleta que se ha hecho durante más de cuarenta años sobre aquello que llaman desarrollo sostenible o sustentable o, bueno, como lo quieran llamar. El punto es que nuestra sociedad, en todas sus instancias y niveles, sigue viendo al hombre como un ser aparte de lo que se considera natural. La relación sociedad humana–naturaleza sigue siendo separada y no vista como algo dinámico, único y completo.
Pero, como todo en este país del Nunca Jamás, pasa de todo y finalmente no pasa nada. La discusión quedó iniciada en un punto muerto, donde no valen los argumentos, solo los intereses o el apasionamiento. Y ahí quedará por un buen tiempo hasta que algo contundente (o grave) suceda.
Si bien existen posiciones radicales de lado y lado (conservacionistas y desarrollistas) y, como ya he reiterado en esta estancia, el tema ambiental se ha posicionado en la opinión pública, aún sigue siendo un tema marginal en el cual la naturaleza, o lo que consideramos natural, es ajeno a lo humano y además puede ser trivializado o resignificado. En otras palabras, la naturaleza, o lo que comprendemos de ella, puede representar propósitos concretos que sirvan a ciertos intereses sociales y políticos. De igual forma, en el discurso ambientalista la noción de naturaleza puede representar uno o muchos tipos de naturaleza.
Generalmente siempre será el hombre el centro y la naturaleza (lo no humano o el resto de los procesos ecológicos y físicos) también pueden ser vistos como funcionales a mantener el bienestar de la humanidad, es decir, una visión utilitarista. Lo que sí debemos tener en cuenta es que la vida ni se trivializa ni se resignifica. Es vida y no hay valor de cambio o razón ideológica, política o económica que valga. Con ella no se negocia nada, solo cabe un respeto profundo como el que deberíamos tener en nuestra convivencia social.
Y para la muestra, comparto esta gran perla en pleno siglo XXI:
El Gobierno nacional ya dio su “espaldarazo” a esta obra de “progreso”. ¿Progreso? ¿Quién lo define? ¿Quién lo construye?
Saludos.
mircoles 3 de junio de 2009, 20:12 COT
Sí, es claramente obvio que con todo lo que está sucediendo, es necesario replantear la relación sociedad-naturaleza, sin embargo, como siempre quiero respuestas concretas a una pregunta concreta ¿Cómo debería ser ese nuevo planteamiento? Lo del desarrollo sostenible o sustentable no me dice nada….¿cómo sería lo de la compatibilidad de la conservación ecosistémica con el desarrollo humano? Yo siempre pregunto por ejemplos concretos
mircoles 3 de junio de 2009, 23:09 COT
Bailarina
Creo que para que el asunto cambie, el ser humano debe darse cuenta que NO es el ombligo del mundo. Ese sería un buen inicio. Debemos entender que para poder persistir como especie lo podemos hacer sin arrasar con el resto del Planeta, incluso con nuestra propia especie. Sin embargo los intereses económicos y políticos tanto individuales como colectivos, han hecho que veamos la naturaleza de distintas formas y eso también tiene que ver con las formas de desarrollo humano que las sociedades han practicado.
Y precisamente para analizar este problema, debemos de hablar de la biopolítica. Es decir, entender que las construcciones sociales asociadas al poder se encuentran en una relación dinámica con los ciclos naturales y ecológicos, los afectan, los transforman o los condicionan.
Esto lo debemos tener en cuenta a la hora de hablar de ejemplos concretos que los hay y parten del sentido común, como simplemente cambiar nuestros hábitos de consumo o reutilizar muchas cosas que nuestro aparato cultural considera obsoletas y así con muchas otras cosas simples de nuestro comportamiento en sociedad. No estamos solos. La cuestión es cultural y política: la respuesta en cada uno de nosotros.
Saludos.
martes 9 de junio de 2009, 16:43 COT
Lo que pasa es que hay quienes les vale, que es otro el beneficio que buscan sin importar el ambiente, de que podemos llevarnos, claro, pero cada cabeza es un mundo!!!
Saludos.
lunes 2 de abril de 2012, 10:24 COT
mas imagenes muy bien todo 🙂