Favores caros
Acoso sexual en el trabajoPor marsares
lunes 25 de septiembre de 2006 15:32 COT
En las clases de aerorrumba a las que asisto al Club San Fernando, uno se tropieza con mucha gente; gente que por la fuerza de la costumbre uno termina saludando y haciéndole las preguntas de rutina: ¿Cómo estás?, ¿Cómo sigues de aquello? ¿Qué tal el trabajo o el estudio, o la familia, o los hijos? ¿Qué más de cosas?, ¿por qué no habías vuelto?, ¿cómo has adelgazado?, etc, etc.
Dentro de todos esos personajes conocí a Pablo. Él es uno de los pocos hombres que va a las clases de aerorrumba y lo hace solamente los fines de semana. Debe tener entre 50 y 55 años y, hasta hace un mes, sólo sabía de él que tenía un trabajo que lo obligaba a viajar mucho, que era socio del Club San Fernando y que debía tener mucha plata. Sospechaba que era abogado pero a ciencia cierta no sabía qué hacía.
Desde que vi a Pablo, tenía la impresión de que era de esos “viejitos verdes”, pues desde que llegué a la aerorrumba lo vi acercarse mucho a mí como con algo de confianza, y lo veía hacer lo mismo con todas las muchachas de la clase.
Para el puente del 19 de agosto, mi mamá vino y fue conmigo a la clase de aerorrumba, estábamos hablando de mi grado, de que tenía que irme a Bogotá porque si no conseguía trabajo en Cali pues no se justificaba que me quedara etc, y de pronto él oyó “¿Cómo así que se va a ir? ¡Nooooo!”. A lo que mi mamá replicó. “Es que no está haciendo nada y pues…”. Entonces el tipo dice: “¡Ahh! Yo no sabía que no estaba haciendo nada, porque si quiere puede trabajar conmigo, yo tengo un trabajito por ahí pendiente aunque no es nada de lo suyo, es de todera, ahí verá”.
Yo le dije que sí pues porque era una cosa temporal, además debía trabajar porque necesitaba la plata, y pues por ocuparme mientras mataba el tiempo. Así que el martes siguiente, muy a las 3 de la tarde, fui a su oficina y me quedé. Ese mismo día firmé contrato por un mes con posibilidad de renovación. Era un período de prueba, me iba a pagar el mínimo y tenía que trabajar tiempo completo.
Fue cuando me di cuenta de que Pablo es contador público y tiene un negocio de venta de seguros. Es un asesor para una compañía de seguros internacional llamada Citizens, lleva ya como 25 años en el negocio, el cual se ha vuelto muy próspero, y por lo tanto es un tipo con mucho dinero.
Mi trabajo consiste en revisar el estado de las pólizas de sus clientes, advertirles a éstos de dicho estado y motivarlos a pagar para que no pierdan los beneficios de su póliza. También debo crear una base de datos de todos los clientes que Pablo tiene, trabajo que no es nada fácil porque son muchos y no está sistematizado el asunto.
Yo había cambiado mi percepción de “viejito verde” y me parecía una persona buena y hasta humana, pero un día… un día me invitó a salir a bailar y a comer. Yo le dije que prefería sólo salir a comer con él porque a mí me gustaba salir a bailar en “gallada”, y que no quería trasnochar. Sin embargo también le dije que me sentía un poco incómoda con la situación, que no me parecía que me invitara a salir justo cuando su esposa se había ido de viaje y que quería dejar las cosas claras. Él me dijo que tranquila que no iba a pasar nada….y pues sí y no.
No pasó nada que ahora pueda lamentar profundamente, pero eso dio pie para que Pablo empezara a tomar actitudes e hiciera cosas que antes no hacía y que ahora me molestan. Por ejemplo me coge todo el tiempo, me coge las manos y el cuello. Es muy insistente con las llamadas, me llama en horas que no debería para preguntarme si me recoge (si he salido), o qué voy a hacer esa noche.
Además tiene comentarios que poco me gustan y que más bien me dejan muchas sospechas y hasta asustan: “¿Por qué no te pones falda?, es que me encanta ver a las peladas en esas falditas de jean”. “Es que yo he visto que fulanito te saluda muy bien”, “Te he visto muy cercano con zutanito”, “En el club hay muchos hombres que están detrás de ti”, y frases por el estilo. Además, el día que salimos a comer me dice: “es que yo desde que te conocí dije que tenía que invitarte a salir, porque soy un hombre de retos, y desde que te vi me gustaste, me gusta tu forma de ser, me pareces chévere y quiero que seamos amigos”. Esto último me asusta un poco, ¿o sea que el tipo se “obsesionó” conmigo o qué?
Fuera de eso me dice: “estoy muy contento con tu trabajo y quiero renovarte el contrato hasta diciembre y te voy a subir el sueldo, es más, para la próxima quincena voy a decirle a mi secretaria que te pague con el sueldo ya aumentado (sin haber cumplido mi mes aún)”. Yo como queriéndome salir por la tangente le digo que no tengo certeza de seguir con él porque existe la posibilidad de que me vaya para Bogotá a lo que él me responde: “si te vas para Bogotá, entonces te vas a trabajar allá conmigo a hacer el mismo trabajo que estás haciendo acá, hasta que consigas un trabajo mejor pago en una empresa más grande, pero es que no quiero que te vayas”, porque él tiene empresa en Bogotá también, pero no sé si eso sea un arma de doble filo.
Además como que no quiero recibirle mucho por no tener que deberle, no sé cómo lo vaya a cobrar después, además tampoco quiero estar cerca de él, qué pereza, y la verdad el trabajo tampoco es que me apasione mucho, no tiene nada que ver con lo mío. Esa es la historia, mi primera historia de acoso sexual laboral por parte de mi jefe, si fuera por parte de un compañero de trabajo la cosa sería más fácil, pero lo que realmente más me parte, es que yo tenga que ponerme en la disyuntiva de si seguir trabajando con él o no. Es decir, me da mucha rabia que en estos casos por la necesidad ellos se aprovechen y uno no tenga opciones. No tendría que estar pensando si sigo con él o no, la cosa debería ser más natural, sin problemas, que yo pudiera seguir trabajando, y que él quisiera que yo me quedara porque está a gusto con mi trabajo y porque quiere ayudarme, no porque quiera tenerme al lado suyo.
Como nota, sé que a Pablo le gustan mucho las mujeres de mi edad, y que casualmente las elige que nada tengan que ver con su círculo social o que sean de bajo perfil.
viernes 29 de septiembre de 2006, 01:25 COT
Pablito, sinverguenzón!
Tiempo sin verte, compañero de andanzas en el San, San, San Fernando. ¿Qué te haz hecho? Cómo la pasabamos de bueno molestando a esas muchachitas…ah tiempos. Y mijita, párele bolas, que el no es un viejito verde, es todo un perro!
jueves 12 de octubre de 2006, 18:24 COT
Típico! La nueva, la buena, la que tiene qué trabajar, la que asiente y poco a poco se va conquistando. Ese el el derrotero de su jefe. Está claro.
Si usted quiere, pues atrévase.
Si no, pues salga de ahí y busque trabajo en Bogotá. Aunque no se escapa con ello del capítulo II de la misma historia.
Las mujeres tienen en sus manos la decisión.
lunes 24 de septiembre de 2007, 11:38 COT
Pues esa historia se repite constantemente, ahi si te tocó definitivamente salirte. lastima como dices. que no valoren tu trabajo. el tipo obviamente anda detras de “Otra” cosa.
Pero déjelo bien caliente y retírese, pero hagale saber porque y como. que el tipo este entienda que es fastidioso y que eso no debe hacerse. que eso incluso es demandable.
domingo 25 de noviembre de 2007, 12:35 COT
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