Vocación de cura o cara de tonta
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
jueves 4 de septiembre de 2008 13:13 COT
Mucho antes de que me convirtiera en psicóloga, comencé a notar que la gente me contaba lo que le pasaba sin yo andárselo preguntando. Siendo adolescente una coordinadora de disciplina del colegio me confesó, antes de regañarme por algo, que yo le inspiraba confianza, por ello me contaría una historia que esperaba ayudara a corregir mi comportamiento inadecuado, sólo recuerdo que me sentí incómoda al descubrir asuntos de su vida que no me interesaban en lo más mínimo.
Con el título profesional, que muchos creen se limita al área clínica y gracias a Dios porque no es así, llegaron más revelaciones indeseadas.
Quien cuenta sus secretos suele sentirse más liviano luego de hacerlo, pero si quien escucha acaba de enterarse de algo que no quería saber, la sensación de quemadura cerebral causada por la nueva información será inevitable.
Las confesiones que he oído han sido de varios tipos: propias, ajenas, vergonzosas, indeseables, etc. Por ejemplo, terminé sabiendo -en una ocasión prácticamente corroborando- la talla de brasier de dos de mis jefas, aún cuando intenté mostrar el menor interés posible, pero fue en vano, por fortuna mi memoria tiene la capacidad de funcionar como la de los computadores, pasado un tiempo el dato que no se utiliza con frecuencia pasa a la papelera de reciclaje y desaparece.
No sé qué ocurre, pero la gente en mi presencia muchas veces no piensa lo que dice y me cuenta cosas que no me interesan o que simplemente no estoy preguntando. A veces llego a dudar de mi capacidad comunicativa creyendo que doy un mensaje equívoco, diciendo cosas distintas a las que tengo en mente, y por eso las personas creen que les estoy haciendo preguntas que demandan respuestas que en primer lugar no me interesa saber.
En semanas recientes he estado conociendo personas, haciendo casting en algunos casos, viendo cómo está el mercado de pareja y andando en esas he encontrado personajes susceptibles a este efecto que parezco tener en algunos instantes. Confieso, ahora voy yo, que por momentos me pregunto si será cierto que inspiro confianza o si más bien tengo cara de tonta y por eso la gente me dice cualquier cosa creyendo que no seré capaz de usarla en su contra por mi falta de inteligencia, lo digo por casos concretos.
Me he visto en conversaciones informales con hombres en donde escucho frases como “a esa vieja me la comería porque está buena para las artes amatorias pero no me la cuadraría porque con lo lejos que vive nunca iría a visitarla”, y yo con morbo he preguntado, intentando descubrir si el comentario se le salió sin querer o si me está contando algo con total conciencia “¿y cómo sabes que es buena para las artes amatorias, acaso ya la sondeaste?”; y mi interlocutor me ha respondido: “pues claro, ya la sondeé con la sonda”.
En ese escenario el tipo inicialmente me parecía interesante demográficamente hablando, o sea, es profesional exitoso con posgrado, vive solo, “luce como alguien” maduro y serio, pero obvio, luego de escuchar estas palabras a cualquiera medio inteligente se le cae la imagen inicial que tenía del sujeto. Ya el asunto de si soy confiable o parezco tonta queda en un segundo plano, sin embargo agradezco el hecho de que sea cual sea la razón me haya dado los datos suficientes para alejarme rápidamente de él, debo reconocerlo, esto tiene sus ventajas.
En otro contexto hablaba con una persona distinta, también de hombres y mujeres. Me acababa de enterar de que había terminado con su novia; sin pensarlo, de forma totalmente automática me encontré preguntándole por qué y del mismo modo instantáneo me callé y le dije: “no, olvida la pregunta, no es asunto mío”, así no quise insistir más porque al fin y al cabo era la segunda vez que lo veía. Mas mi curiosidad felina me impulsó a hacer la pregunta al verlo sin la compañía de su ex a quien había conocido meses atrás, luego comenzamos a hablar por hablar y en cierto momento me dice algo más o menos como “tengo varias vacas amarradas esperando para pasar a engorde” haciendo clara referencia a algunas conocidas suyas.
Mi ego me hizo pensar que quizá estuviera coqueteando conmigo, pero no lo creo, seguro me habría hablado de otra manera si ese hubiera sido el caso, le doy el beneficio de la duda. Sin embargo no todos piensan así, como dijo un amigo, “es increíble que haya manes que levanten viejas con semejantes frases, es como si tú le dijeras a un tipo tengo unos cuantos marranos pero siempre llega uno nuevo y aún así él cayera”. La frase simplemente no va, pero yo no soy todas y con algunas resulta, mientras funcionen se seguirán usando por más corrientes y desagradables que me parezcan, es causa y efecto aplicado al comportamiento humano.
No sé si inspiro tanta confianza como para parecer cura en confesionario, si mi cara de estúpida le hace creer a la gente que puede decirme lo que sea porque igual no seré capaz de hacer nada en su contra con esa información, o si es posible que mi mayor cantidad de amigos hombres, comparada con la de mujeres, me haya cambiado lo suficiente como para que los varones se sientan a mi lado como hablando con un igual y que por eso no es necesario andarse con rodeos ni indirectas. De momento seguiré con mi duda.
jueves 4 de septiembre de 2008, 18:30 COT
Pues, recurriendo a los refranes, “caras vemos, corazones no sabemos”, y “el hábito no hace al monje”.
Me reservaré más cosas para no atormentarte y no arriesgarme al contártelas.
jueves 4 de septiembre de 2008, 19:00 COT
Pues ya somos con la duda. A mí, inclusive, la gente llega a dejarme paquetes personales para que le cuide como bolsos o carteras, hasta una vez en la del Valle, alguien me dejó a su hija o sobrina chiquita porque con ella no podía hacer todas las “vueltas” con la rapidez que necesitaba. Cómo la ves?
jueves 4 de septiembre de 2008, 19:01 COT
QUE ARTICULO TAN INTERESANTE…. CREO QUE NO HABIA LEIDO ALGO ASI HACE TIEMPO… NI QUE JAVIER, NI QUE MARSARES, NI QUE NADA,,, ESTE ES EL MEJOR ARTICULO DE TODOS… ME VOLVERE SICOLOGA… PARA ASI PERDER EL TIEMPO DE ESTA MANERA….
YO
jueves 4 de septiembre de 2008, 22:42 COT
Ja, ja,ja 😀
Me sentí plenamente identificado con lo de la “quemadura cerebral” producto de una sobredosis de sinceridad no solicitada. Afortunadamente la gente suele esperar que en reciprocidad yo me abra con ellos, y como no ocurre, se sienten tumbados y rara vez vuelven.
En mi experiencia, te puedo decir que la mitad de “las vacas amarradas” de las que presumen tus prospectos fallidos no saben que están interesadas en el tipo, por no decir que son completamente imaginarias. Pero sí estoy de acuerdo en que alguien que crea que presumir de su lado escuro puede ser tramador, necesita una psicóloga, pero como terapeuta y no como pareja.
lunes 29 de septiembre de 2008, 20:02 COT
Marqués ese es el problema con los refranes, son contradictorios y hay que saber interpretarlos para saber a qué se refieren, parecido como con las escrituras sagradas de cada religión, yo sólo sé que a veces la gente se deja llevar por el parecer y nada más.
Bailarina no lo digo por ti, sino por la “frescura” de la gente, así es como se pierden los niños, así cuentan en los noticieros que ocurre, que la señora le dejó el niño cuidando a la vecina que acababa de conocer y cuando lo fue a recoger ya no estaba, además de confiados folclóricos, pero yo sospecho que en ti se puede confiar. 🙂
Apolo también me ha pasado lo que cuentas, pero el susodicho como que no entendía que no, que no se le iba a contar nada por más detalles de su vida personal me contara, hay gente que necesita de muchas repeticiones para cogerla y a veces ni así.
Ahora lo del fulano completamente de acuerdo, yo podré ser psicóloga pero con el paso del tiempo menos inclinación por la clínica siento, o sea que ahí sí que menos ganas de tratarle el padecimiento. 😉