Uribe: ¡he ahí los retornos de la seguridad democrática!
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
martes 12 de febrero de 2008 11:24 COT
Hace casi 7 años, el país entero se encontraba a la expectativa con un gobernante quien prometió deshacerse de las FARC, encaminando los esfuerzos políticos y financieros del Estado para tal fin. A lo largo de 7 años se ejecutaron gran cantidad de maniobras normativas con el fin de aumentar el gasto militar, y la bandera de batalla de dicha administración se desarrolló en el marco de la denominada Política de Defensa y Seguridad Democrática, en donde figuras como Martha Lucía Ramírez (en la primera fase) y Juan Manuel Santos (en la segunda) serían los escuderos de la iniciativa.
Pues bien, el gasto militar ha aumentado considerablemente. Es más, para evitar el endeudamiento insostenible en el largo plazo, se requirió un recorte potencial al Sistema General de Participaciones, pero por otro lado, en cuanto al gasto militar, como si éste no endeudara en el largo plazo, se buscó ampliarlo. Es decir, se dejó de lado los esfuerzos políticos y financieros para mejorar la salud y la educación de las entidades territoriales, por fortalecer la capacidad bélica del ejército; se truncó con esto el desarrollo económico estructural del presente siglo, por encaminar una política de corto plazo como la Política de Defensa y Seguridad Democrática.
La razón fundamental de tal afirmación es que a una guerrilla no se la puede derrotar militarmente. Esto se debe al fin en sí mismo de un grupo subversivo: estar y desestabilizar. Con esto se da a entender que un grupo guerrillero no busca “ganarle” al ejercito regular del país en donde está operando sino, simplemente, busca “estar” en dicho país, así sean 40.000 combatientes o sólo una pequeña columna de alrededor de 100 voluntarios (como en el caso del movimiento que llevó al poder a Fidel Castro en Cuba).
Es verdad que los esfuerzos militares han replegado a las FARC a las “zonas de frontera política” de la nación, como las espesas selvas, las frías montañas y zonas en donde no existe aún la presencia estatal. Sin embargo, las FARC aún siguen operando y lo seguirán haciendo, pues por el momento, bajo las estructuras ideológicas de la lucha armada, el sólo hecho de aún “estar” los lleva a contemplar la victoria.
Lo anterior, tras los 7 años de operación de la Política de Defensa y Seguridad Democrática se puede apreciar en algo. En un principio, la expectativa de miles de colombianos se tornaba positiva cada vez que el Presidente endurecía su discurso y amenazaba con acabar a las FARC por la vía militar; es más, se adhirieron alrededor de su imagen calificativos como “tener pantalones” o “mano dura”, contra aquel mal el cual desangra a Colombia. No obstante, al cabo de 7 años, dicho grupo guerrillero aún genera grandes estragos así esté replegado en las “fronteras políticas”.
Por lo tanto, dicha agrupación subversiva no será derrotada hasta que esté completamente desmembrada, todos sus cabecillas capturados, y sus combatientes justa y completamente reinsertados a la vida civil. De lo contrario, en el momento en que financieramente la Política de Defensa y Seguridad Democrática se vuelva insostenible, y se decida evitar el aumento exacerbado del gasto en asuntos bélicos para evitar un descalabro, por muy replegadas que estén las FARC, estas saldrán de donde están para seguir delinquiendo, lo cual llevan haciendo a lo largo de 44 años.
Con esto se puede apreciar que la vía militar para solucionar este problema es tan sólo una solución de corto plazo, con señales de corto plazo, las cuales se pueden resumir en frases emanadas del pálpito popular como: “ahora se puede viajar por Colombia con tranquilidad”. No se puede sostener una política de esta índole por su alto costo, así que definitivamente se debe tender a encaminar políticas para la derrota estructural de esta agrupación terrorista. Lo primero, negociar su desmovilización.
Finalmente, es importante analizar brevemente los retornos de la Política de Defensa y Seguridad Democrática a la luz de la marcha del 4 de febrero. Así se hayan sostenido 7 años la política de guerra, se necesitó además una muestra del descontento civil para erosionar las bases del grupo guerrillero. Esto debe ser un punto de reflexión para los gobiernistas, ¿Cómo es posible que después de tantos años enfrentando militarmente a dicha agrupación terrorista, las acciones del mismo lleven a millones a salir a las calles para protestar contra ellos?¿No resulta una muestra de la nula eficacia de la vía militar, el hecho que 7 años después se den masivas muestras de descontento civil contra aquel problema? Aún las FARC son un “gran” karma, y las políticas emanadas del Gobierno no han tenido un efecto verdaderamente estructural.
Por lo tanto, es necesario que se baje la fiebre por el gasto militar, y se encaminen políticas reales que lleven a Colombia a disfrutar de paz, por la vía política y no bélica. De lo contrario, así el Presidente se reelija otras 10 veces, y por Facebook se convoque a otras 10 marchas por cada cuatrienio, los estandartes de las FARC seguirán ondeando con el eslogan: “Desde Marquetalia hasta la Victoria, 80 años… ¡y contando!”
martes 12 de febrero de 2008, 12:43 COT
Partes de la base, que las farc quieren la paz.
y eso la verdad no lo creo, ellos quieren gobernar a colombia y no compartir el poder.
martes 12 de febrero de 2008, 15:58 COT
Pues Carlos,
No parto de eso en ningún momento. Lo que si digo es que la política bélica no ha llevado a nada, y el repliegue militar aumentaría en un par de años el terrorismo urbano.
No obstante, hay que sentarlos en la mesa para ponernos a negociar. No repitiendo el desastre del Caguán, sino realizando una concertación nacional para poder desmembrar a las FARC de manera contundente y por la vía política. Sé que no es un proceso fácil, posiblmente se demore un par de décadas … pero qué hacemos, hay que hacerlo!.
¡URIBE NO QUIERE LA PAZ, QUIERE LA VICTORIA! y el peligro de ello es que perfectamente se le pueden ir 4 ò 5 periodos hasta que nos demos cuenta que el desarrollo social estructural está completamente comprometido.
mircoles 13 de febrero de 2008, 18:15 COT
Primero Uribe no lleva 7 años en el poder, sí no 5 y medio.
Comenzó mientiendo y termino mientiendo.
mircoles 13 de febrero de 2008, 21:46 COT
Atómico,
Fue un error que en el momento no me percaté, sin embargo, no creo que a Uribe lo tumben ahora, ni en 6 meses, ni el próximo año. Por ende, el poner 5, 5 y medio, 7 ó 8, da igual. Lo único que digo es que con 5 y medio de años con Seguridad Democrática, ó 7 años con esa política, sólo se verán resultados tangenciales que no le den fin al problema desde la estructura.
Puede a punta de bala replegar a las FARC, pero en el momento en que se acaben los recursos para seguir enfrentando militarmente a esos terroristas, simplemente, ellos volverán a tener fuerza y seguirán haciendo las barbaridades de siempre. Y pues, no habrá importado sacrificar los recursos en otros rubros, para botarlos en asuntos bélicos…
Eso es lo que quería decir. ¡Le sugiero que no se quede en las pequeñeses!
jueves 14 de febrero de 2008, 10:57 COT
Rosero,
“se dejó de lado los esfuerzos” es incorrecto. Debería ser “se dejaron de lado los esfuerzos”.
domingo 17 de febrero de 2008, 22:09 COT
Totalmente de acuerdo, pero estamos ante un sociedad que está pidiendo guerra, exterminio de las FARC. Desde aquí desde nuestras ciudades es distinto el panorama, en el campo fuera de nuestras “fronteras políticas” los que llevan los fusiles son miembros de una misma familia un tío es guerrillero, un primo es paramilitar un hijo está en el ejercito, y desde aquí, animamos su destrucción. Aquí no somos de distintas creencias religiosa, ni etnias, ni nada por el estilo, como en otras partes del mundo podríamos decir que somos Colombianos contra Colombiano, Bandos penetrados por el narcotráfico, cada uno, ve en estos enfrentamientos las luchas de diferentes mafias por el poder, con su respectiva carne de cañón. Esta guerra no declarada no se terminara con exterminar la guerrilla sino con la acción de la justicia y cuando deje de ser negocio para las diferentes partes.