Un último vistazo a Campus Party Colombia 2009
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
lunes 20 de julio de 2009 17:01 COT
Luego de asistir a este evento que me causaba inquietud, apatía y atracción – extraña mezcla, lo sé – cambié un poco de opinión después de verlo desde adentro.
El espíritu de fiesta de conectividad no lo sentí, encontré muchas personas interesadas en disfrutar los videojuegos que prestaban los expositores o los que los campuseros llevaban, también vi muchísima gente metida en su mundo, asistiendo porque sí y sin interés real en la interacción con otros pares con quienes comparten pasatiempos, actividades e incluso habilidades.
El desfile de gente perdida en la vida fue algo evidente, esa soledad bajo un techo tan extenso fue muy difícil de ignorar, veía personas caminando por ahí, sin rumbo, sin nada qué decir, sin valor para acercarse a otro y comenzar una conversación interesante, de hecho lo que percibí es que si hay muchos “apasionados” por la tecnología no tienen claro qué deben hacer con esa herramienta nueva y a su alcance, eso se hace evidente cuando se les pregunta una cosa y responden con frases completamente desconectadas de la cuestión.
Es triste, además, recordar las respuestas que daban los visitantes que entraban al mirador cuando se les preguntaba ¿qué miran?:
-La tecnología.
-Esto es un avance de hace 20, 30 años.
-Muy bueno todo esto.
Y la cara de admiración era real, además se sentían contentos al saber que habían pagado cinco mil pesos para ir a ver ese espectáculo. Yo realmente creo que los ejecutivos de mercadeo se merecen una felicitación, por haberse ingeniado esa forma de hacer publicidad, es como si lograran que todos los visitantes al área de electrónicos de cada almacén pagaran sólo por ver los productos.
Muchos de los usuarios de las diversas herramientas que ofrecen los sistemas informáticos, no sólo internet, se dedican a usarlas porque están, pero no tienen objetivos claros en cuanto al impacto que pueden lograr con ellas si son usadas de forma integral, por eso este evento no fue muy distinto de esas ferias donde uno ve a los albañiles compitiendo entre sí para ver quién es el más rápido pegando ladrillos. Los egos de los usuarios de tecnología están más interesados en ser buenos digitando, en ser cada vez más comentados, más conocidos y en aparecer en muchas fotos pero los contenidos sólo reflejan la inmensa ignorancia que se vive en este país.
Estoy en completo desacuerdo con la improvisación que se hace de espacios disponibles con la excusa de que “era para aprovechar”, creo que en las conversaciones con los amigos, en general en las conversaciones con la gente se puede hablar de temas inteligentes y que estos no tienen que ser aburridos. El privilegio de tener acceso a medios emergentes de comunicación conlleva una responsabilidad que muchos no comprenden, no asumen, quizá ni siquiera imaginan, por eso les parece válido presentarse al frente de otros para decir cualquier tontería con la excusa de “estamos explorando la herramienta, estamos apropiándonos de la tecnología”. Esta tendencia choca abiertamente con la información transmitida por otros conferencistas tanto en forma como en fondo.
Quien comunica debe hacerse responsable por lo que dice, por lo que transmite, así que si no se tiene nada importante para decir es mejor guardar silencio, como dicen tantos proverbios, es mejor callar, aprender, escuchar y no decir muchas tonterías sólo para parecer alguien muy enterado de todo, dejando claro que no se sabe nada de nada.
La supuesta fama también fue un elemento recurrente, de segunda mano escuché un comentario que iba más o menos así: “esta mañana escuchaba a un grupo de bloggers discutir acerca del derecho que tenían a ser más reconocidos que otros, porque habían abierto sus blogs hace tiempo, antes que otros”, por lo que no me sorprendió ver el interés de algunos en que sus videos aparecieran en la página de Citytv, expresado en una conferencia que no tenía nada que ver con este tema.
Estos comportamientos son síntomas claros de inmadurez en el uso de las herramientas, de hambre de reconocimiento – no importa cómo, no importa por qué, no importa por quién, lo que importa es que nos reconozcan – y de ignorancia, porque básicamente un país que no lee, un país que no piensa ni critica tiene poco o nada para decir.
La organización del evento se ve sólida, si bien están en constante mejoramiento, los recursos que ofrecen a las personas que se harán cargo de paneles, conferencias y demás contenidos de corte académico/formativo cubren las necesidades que surgen en estos espacios.
De parte de los asistentes sentí una subvaloración de los contenidos disponibles, era usual ver un público nutrido al comenzar un panel y ver cómo se desintegraba en la medida que este se desarrollaba, además esa costumbre desastrosa de hacer preguntas a quienes hacen parte de los eventos, para luego desaparecer cuando su duda iba a ser resuelta, fue algo común.
Acerca de las dudas noté que hay un interés marcado en la monetización de las páginas web y en las aplicaciones relacionadas para lograr este objetivo, sin embargo no se han encontrado caminos claros para alcanzarlo, mucho menos en la economía actual.
En conclusión a este evento le falta mucho, no porque los contenidos que se presentan en los distintos espacios sean aburridos y pobres; las conferencias centrales, según entiendo, fueron dadas por personajes importantes que reunían una cantidad importante de público, al menos al comienzo. No soy quien para hablar más de ello porque no conozco de cerca la biografía de ninguno de los invitados y porque sólo estuve al comienzo de ellas. Mi punto acá es que los asistentes, los campuseros llegan sin sentido crítico a usar las herramientas, a socializar tímidamente, a tomar fotos, a juntarse con los que ya conocen de otros espacios y muchas veces a perder el tiempo mientras aprovechan una velocidad muy alta de conexión que no tienen en casa. La gente realmente interesante, la gente que aporta y que hace de la tecnología una herramienta útil, las personas que le dan un significado profundo a ese martillo que tienen en sus manos son poquísimos, por eso hay que tener mucho olfato para hallarlos.
Espero que el próximo año los contenidos enriquecedores se multipliquen y que los asistentes hayan madurado un poco más para comprender el privilegio que tienen entre manos, si fuera así lo explotarían y harían que el evento se llenara de significado, que tuviera un impacto más amplio en sus vidas y en las de quienes les rodean, aunque esto fuera sólo de modo indirecto.
*Las fotos son de mi archivo personal.
lunes 20 de julio de 2009, 18:01 COT
Información Bitacoras.com…
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lunes 20 de julio de 2009, 19:33 COT
Gracias por esta mirada desde dentro del evento. Porque de los conocidos míos que fueron sólo leí trinos de los “after c-party”, es decir cuando se iban a rumbear con los amigos que también habían asistido al evento. Pero del evento en sí, más bien poco.
Por otro lado, me parece que si un grupo de espontáneos se para al frente a discutir sobre un tema, así no sepa mucho, es mejor a que nadie diga nada. En el peor de los casos, el que se paró al frente porque creía que sabía puede ser corregido por alguien que sí sepa, y así todos los asistentes ganan porque descubren que no sabían tanto como pensaban y aprendieron algo nuevo. Creo que para eso se hacen esos eventos, ¿no? Lo que sí me parece triste es que, habiendo pagado lo que pagaron, no hubiera más páneles y charlas organizadas por el evento y que tuvieran que recurrir a los espontáneos.
Pero bueno, espero que tengan todo esto en cuenta para próximos años. Si organizando los contenidos lo hacen tan bien como con la comercialización del evento, seguro vendrán cosas muy positivas.
lunes 20 de julio de 2009, 19:42 COT
Creo que la más perdida en esta Campus Party eras vos. Obvio, CParty tiene muchas fallas, los que asistimos fallamos en mucho y desaprovechamos otro tanto, pero este artículo se escribe desde una ignorancia atrevida, un artículo escrito desde ese mirador que tanto te gustó y haciendo gala de que no te has untado de “eso”.
Con la experiencia que contás en las entregas a equinoXio no sorprende que esta sea tu primera y última Campus Party.
jueves 23 de julio de 2009, 23:42 COT
Valoro la franqueza de Jhoanna y su anàlisis es acertado si admitimos que Campus Party aùn esta en crecimiento y se està nutriendo de la experiencia que necesita para llegar a ser lo que promete ser: uno de los eventos màs importantes, valiosos y eriquecedores con que puedan contar las postreras generaciones de cibernautas.
domingo 26 de julio de 2009, 00:01 COT
Es el primer articulo con sentido critico que he leido acerca del campusparty.
Me parece muy acertada tu aseveración en cuanto a los usos correctos de las herramientas, todo esto de las nuevas tecnologias son un soporte extraordinario, mas sin embargo lo que le da un real sentido son los contenidos y los discursos creados con dicha herramienta.
viernes 21 de agosto de 2009, 13:02 COT
Apolo, fue un verdadero gusto escribir esta serie, aunque algo agotador siento que valió la pena el esfuerzo porque aprendí mucho en el proceso.
Yo creo que frente a los conversatorios tengo un problema: me acostumbré a andar con gente que se expresa brillantemente a cada rato, por eso cuando me encuentro en un espacio de éstos, donde se supone que se ha preparado lo que se va a discutir me decepciono con gran facilidad y pierdo la concentración. Yo también estoy a favor de que la gente hable, se exprese, pero mientras haya tanta ignorancia en este país se seguirá creyendo que quien tiene el micrófono en las manos tiene el poder y la autoridad, asunto harto serio que deben considerar aquellos que se paran al frente de otros para tratar cualquier tema.
Álvaro, como con Apolo estoy de acuerdo en ese último aspecto que mencionas. A este evento le hace falta trabajo en el contenido, además del esfuerzo que se está haciendo en la parte comercial, lo segundo va muy bien pero lo primero no, es suficiente con ver la cantidad de gente de mercadeo que estuvo presente, pero nada de representantes educativos o culturales, excepto por la presencia del SENA.
Henry, es justamente eso lo que alego, me alegra haberte transmitido con claridad el mensaje.