Un asesino global (parte 1)
Ciencia y conciencia > ColumnasPor Thilo Hanisch Luque
martes 6 de marzo de 2007 14:00 COT
En marzo de 1997, hace exactamente diez años, un hombre de ciencia llamado Jeffery Taubenberger inquietó a la comunidad mundial por sus hallazgos sobre una pandemia acaecida hace ya casi 100 años. Su trabajo consistió en examinar unas muestras de tejido pulmonar de una víctima de una extraña enfermedad conocida como la gripe española, y que habían sido preservados en formol y fijados en cera de parafina. Las muestras databan del año de 1918. El sentido de esta investigación no era simplemente el de aportar algún dato histórico más, sin embargo.
Las muestras procedían de víctimas del mortal virus de la Influenza A -soldados norteamericanos-, que en dicho año infectó al menos a 500 millones de personas, y mató a unos 50 a 100 millones de personas en todo el globo terráqueo. En esa época existían unas 1500 millones de personas en el planeta, lo que quiere decir que una tercera parte de toda la población mundial se infectó con este virus.
Sólo en los Estados Unidos, el virus infectó al menos al 28% de toda la población, y mató a más de medio millón de habitantes de la época. El virus de la Influenza sigue haciendo de las suyas año tras año, y parece ser un enemigo invencible, con el que en el mejor de los casos, podemos aspirar a convivir. Ahora, con la amenaza de la gripe aviar, y que está estrechamente ligada con este género y especie de virus, las investigaciones de Taubenberger serán decisivas para el futuro de la humanidad, aunque su nombre y apellido tal vez no nos suenen tan familiares a la mayoría de nosotros, como los de Ronaldinho, Shakira o Brad Pitt.
Un enemigo antiguo pero actual
En una primera instancia, vale la pena agradecer y mencionar el trabajo de los científicos y médicos que se tomaron la molestia de preservar estos tejidos para que en el futuro, cuando hubieren los desarrollos y tecnología adecuadas, pudieren ser examinados y analizados apropiadamente en nuestra era. Ese tipo de visión científica a largo plazo, renunciando al ego personal y a la posible frustración de las mentes brillantes de ese entonces, por no poder contar con las herramientas adecuadas para describir y estudiar esta enfermedad, no constituyeron un impedimento para el ego de esos científicos humanistas, que aceptaron sus propias limitaciones, y sin embargo, preservaron para la humanidad esta importante fuente de información epidemiológica y microbiológica.
Se cree que los primeros casos de infecciones en humanos se dieron en el Tibet (China) o en Kansas, y de ahí el virus se esparció por todo el mundo. En la India el virus cobró la vida de 15 millones de personas (con una mortalidad del 20%) y en España unas 300.000 vidas. Como el mundo estaba en plena Primera Guerra Mundial, eran pocos los países donde se podía hablar y opinar con libertad no sólo de la guerra en sí, sino también de la pandemia, pues podía ser información vital para el enemigo saber que sus adversarios estaban gravemente enfermos. España fue neutral durante esa guerra, por lo que se podía opinar e investigar públicamente los rasgos epidemiológicos de la enfermedad, siendo entonces este país una fuente informativa de primer orden sobre la misma. Por esa razón se le bautizó a esta pandemia como la gripe española.
Con las recientes alertas en el sudeste asiático por algunas muertes por el virus de la gripe aviar, también conocido como gripe del pollo, especialmente en Hong Kong y la China, y el hallazgo de algunas aves muertas también Europa, el mundo entró en una justificada paranoia global. La vox populi dice que la pregunta no es si este, u otro virus similar atacará a la humanidad de nuevo, con todas sus nefastas consecuencias. La pregunta es cuándo lo hará.
La zooantroponosis
Este complicado término se refiere a la transmisión de enfermedades de los animales a los hombres. Por supuesto que, el fenómeno inverso, es decir, la antropozoonosis, también existe. No todas las enfermedades infecciosas son transmisibles entre diferentes especies. De hecho la mayoría no lo son. Pero el virus de la Influenza tiene una especial afinidad por los tejidos de varias especies, destacándose las especies de aves y buena parte de las especies de mamíferos, como el hombre.
Otra variable es la habilidad intrínseca para mutar del virus. Contiene ocho segmentos de código genético, mediante ARN, que se pueden recombinar entre sí y/o con otras subtipos del virus. De ahí que la familia de este virus es llamada Orthomyxoviridae. Por eso las vacunas resultan ser inservibles tras un año de haber sido aplicadas. El cuerpo produce anticuerpos únicamente contra la especie muerta inoculada para crear defensas de antemano. Pero estas defensas resultan inútiles cuando el enemigo se “reconfigura” año tras año, y por ende las personas más expuestas, como el personal de salud de los centros de atención médica, tienen que revacunarse cada año contra las nuevas cepas.
Y aunque el virus es capaz de matar virtualmente a cualquier persona, las personas en los extremos de la edad (niños y ancianos), o con problemas de baja inmunidad (VIH-SIDA, cáncer, desnutrición, etc.) son más susceptibles a la infección. Aunque parezca redundante decirlo, no todos los virus son iguales, y su forma de replicarse e invadir a una especie dada son tan variables como la flora y fauna macroscópica visible a la simple vista. Es decir, pueden ser tan mortales como una serpiente de cascabel, un león hambriento o una araña viuda negra, pero sus métodos para invadir y matar las células humanas son igualmente variables.
El virus de la Influenza no se presenta clínicamente como una simple gripa con mocos y lloradera que no nos permite ir a trabajar o estudiar un día o dos, mientras guardamos reposo en cama. Se comporta como una neumonía rápidamente mortal, y que muchas veces coge desprevenido no sólo a sus supuestas primeras víctimas, sino al personal médico encargado de interpretar los hallazgos clínicos y tomar decisiones rápidas, para evitar el progreso inexorable hacía la muerte. Muerte que dependiendo del subtipo de virus implicado, también puede dar su sentencia a todos y cada uno de los habitantes del planeta que hayan entrado en contacto con secreciones del paciente (transmisión aérea), eventualmente, dependiendo del subtipo viral.
De hecho las informaciones disponibles hasta el momento sobre el virus, y que se basan en la secuenciación del genoma base del virus, indican que las epidemias mortales que siguen ocurriendo alrededor del mundo son causadas por descendientes directos del virus de 1918. Los subtipos más temidos en la actualidad corresponden a las cepas H1N2, que podrían recombinarse con otro subtipo mortal en evolución entre las aves del mundo. Las especies de aves migratorias podrían esparcir rápidamente la enfermedad, y no sólo los humanos ya infectados desde algún lugar del mundo.
Pero, ¿Cómo hace este virus para seguir causando estragos en el mundo entero? ¿Qué tan real es la amenaza de una nueva pandemia mundial a corto plazo? ¿Estamos preparados? Eso lo veremos en la próxima entrega.
NOTA: Este artículo tiene sólo propósitos informativos. Cualquier duda sobre medicina o sobre su salud deberá ser resuelta directa- y personalmente con un médico o con un profesional en el área respectiva.
martes 6 de marzo de 2007, 19:29 COT
Esta importante nota médica, deseo saber si puede ser reproducida en algún medio de comunicación, citando la fuente.
Agradezco se me confirme esta solictud.
Gustavo barrera Granados
martes 6 de marzo de 2007, 21:48 COT
Hola Gustavo: Aunque el más indicado para responder esta pregunta sería Marsares, nuestro editor, como autor del artículo te puedo decir que la página de equinoXio está bajo una licencia de CREATIVE COMMONS (VER LOGO GRIS ABAJO A LA DERECHA DONDE DICE “Algunos derechos reservados”). Si haces clic ahí encontrarás los términos legales de republicación, que son bastante sencillos y flexibles. Cualquier otra duda por aquí a sus órdenes. THILO HANISCH LUQUE
mircoles 7 de marzo de 2007, 08:56 COT
Esta muy claro y muy bien informado. Esperare la proxima entrega.
Pero es realmente inminente una proxima pandemia. Los estudios que he leido afirman que esta se puede extender por todo el globo en solo tres meses. Pero hacer una vacuna contra esa pandemia pude durar hasta 6 u ocho meses, digo tenerla para todos.
si eso sucede la economia global se desplomara, causando una pobreza que ayudara a esparcir la enfermedad, y hara a las personas mas proclives a morir, debido a una alimentacion inadecuada o escasa.
Hace como un año aparecio un estudio en la revista Science que el virus Nipah, el cual es trasmitido de los murcielogos a los cerdos y de los cerdos al humano habia llegado a Bangla Desh y ahi habia mutado y se estaba trasmitiendo de humano a humano.
Esa noticia me parecio muy preocupante, ya que la tasa de mortalidad de ese virus es muy superior a la influencia. pero omo cosa extraña he trado de buscar mas informaicion, en las paginas de la OMS y otras, y solo he encontrado ese ultimo reporte y luego nada.
lo que mas temo de una proxima pandemia, no es a los virus conocidos, si no a los virus emergentes
mircoles 7 de marzo de 2007, 20:21 COT
Hola Luis: Muy interesante todo lo que nos cuentas, de acuerdo con tus datos sobre la expansión de la epidemia. Si es un virus, bacteria o patógeno nuevo, puede ser mucho más rápido o lento, según el caso, pues la morbilidad de un subtipo dado de virus es también variable. Puede ser muy contagioso, pero poco letal, o muy letal, pero poco contagioso, o ambas cosas. Eso realmente sólo se sabe los primeros días de iniciada una epidemia / pandemia. Estaré buscando información sobre el nuevo virus del que hablas. Muchas gracias por tu valioso aporte.
Thilo
martes 20 de marzo de 2007, 15:54 COT
[…] la pasada edición veíamos como el virus de la Influenza A ya ha causado estragos mortales en millones de […]
lunes 27 de agosto de 2007, 00:58 COT
[…] mundo”, la continua hambruna y epidemia de SIDA en África. Para rematar, una cepa mortal del virus de la Influenza podría haberse mutado o activado ya, por lo que estaríamos ad portas de una gran […]