Troll
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 12 de octubre de 2011 1:00 COT

Como su nombre lo indica, el principal motivo de este post resulta ser de nuevo la reflexión acerca de la libertad de expresión, que en mi caso particular he visto viciada recientemente (cuando creí que ya estaba superado el impasse) por aquel que persiste en malograrse publicando comentarios chocantes y desafiantes.
Debo reconocer que al principio me sentí muy ofendido por los ataques contra mí y mis comentarios, pero sinceramente a estas alturas me resultan hasta simpáticos estos sucesos. Y no es que tales ataques alimenten alguna faceta sadomasoquista de mi personalidad (esa se alimenta de otras cosas… pero desvarío). No, son más bien situaciones que deben ser pensadas como coyuntura, como inquietantes paradojas.
En tal carácter me han surgido interrogantes que no solo tienen que ver con mi caso en especial, sino con el de todo blogger que llegado el momento deba afrontar similares situaciones. Cosa que leyendo entre líneas parece haberle ocurrido antes a Mornatur quien, capítulo aparte, ha resultado ser un antecesor en equinoXio y con ello me deja pensando en que tal vez yo viva en una trama de cómic, pues viene a ser un caso de “generaciones” donde el héroe descubre que antes que él hubo otro que luchaba en una época clásica.
Pero desvarío nuevamente… quiero a continuación concentrarme en estos insólitos villanos de la web que ya poseen hasta nombre propio (Trolls) y que se me antojan dignos de estudio.
EL INSÓLITO CASO DEL TROLL DEL DOC
En primer lugar hay que señalar que el Troll parece buscar con ansias la generación de malestar e inconformidad en la víctima, al igual que un hacker, quien busca generar caos en la red global. El Troll se vale pues de las más agresivas afrentas para sacudir al blogger y crear tal vez un momento de pánico y desequilibrio con la meta (quizás) de que la víctima se intimide y cierre su espacio. Podría entonces especular e imaginarme que el Troll forma grupo con otros como él para narrar sus hazañas de ser el causante del cierre de tal o cual blog o página de Internet, e incluso llevar marcas de sitios que se cerraron por su culpa.
Este discernimiento explicaría el hecho de que el Troll acceda una y otra vez al mismo espacio y escupa sus insultos acerca de un sitio web que en últimas podría dejar de visitar si no es de su agrado. En condiciones normales un cibernauta hace esto sin siquiera manifestar su inconformidad con lo que ve: sencillamente no accede más al sitio de su disgusto y asunto concluido.
La motivación del Troll es entonces específica. Su carencia de conocimientos técnicos como los del hacker le impide destruir las páginas con virus informáticos y es entonces cuando se vale de un arma que en algunos casos puede ser bastante más eficaz: el poder de la verborrea ofensiva.
Me resulta de todos modos valiosa la intervención del Troll en determinadas situaciones: como por ejemplo la estimulación de lo polémico, cosa que lleva a otros lectores ha manifestarse en pro o en contra de sus comentarios, beneficiando en este proceso la intervención de los lectores, quienes pasan de ser simples espectadores para convertirse en participantes activos de lo que ocurre, amén del auge que esto puede traer en cuanto a las visitas de la página atacada. Las malas noticias corren a mayor velocidad que las buenas y el hecho de que el Troll aparezca estimula un mayor ingreso de nuevos visitantes curiosos por saber el motivo de tal o cual ataque.
Tal vez sea menester entonces recibir con beneplácito al Troll y esperar hasta que se agote su artillería o definitivamente opte por redirigir sus baterías hacia otro descuidado blogger. Ante el Troll será menester entonces asumir una posición estoica y, si se quiere, darle un pequeño aliciente para explotar su potencial si se dan casos como en el mío, donde el agotamiento a la hora de escribir se ve nuevamente estimulado con la excusa del análisis de la situación.
Un saludo pues al insólito Troll del Doc (Higgins, por si quedaba alguna duda): tu intento fue bueno, pero esta columna se mantiene, así que bien puedes buscar el “next blog” y continuar tu ejercicio lúdico, tal vez tengas mejor suerte… y no te malogres más apelando al recurso de usar otros seudónimos pues creo que “Sandri” ya fue el tope: llegar al “travestismo virtual” puede llevar a inquietantes especulaciones.
mircoles 12 de octubre de 2011, 13:22 COT
Busqué en google sobre trol l y veo que está bien definido por usted Dr. Comic Gracias por la tarea que me ayuda hoy a desarrollar.
mircoles 12 de octubre de 2011, 15:39 COT
De nada querida Patricia, acá a la orden por si necesitas alguna otra información acerca de estos bichejos…Higgins no ha sido el único que he tenido que lidiar en estos años…les tengo hasta perfil psicológico
jueves 13 de octubre de 2011, 13:27 COT
No faltan los bichos deambulando por las calles y los lugares de las buenas ciudades pero que en la we 3.0 ya tratan de invadir los espacios de los internautas de bien como usted señor Dr.Comic.
viernes 14 de octubre de 2011, 15:06 COT
No entiendo porque el abrupto temperamento del comic, pero bueno, ojalá encuentre paz a su profunda ira con este escrito de descargo. Todo sea por evitarle una úlcera al pobre.
Prefiero quedarme con las buenas intenciones de hace poco del Comic donde buscaba perdón.
Guten tag
sbado 15 de octubre de 2011, 20:21 COT
Hola “Trollcito guten tag”,te sugiero que si vas a insistir en despedirte en idiomas ignotos puedes usar una expresión que guste a los vegetarianos como “Gluten tag” ó una políticamente incorrecta como “Gluteo tag”…pero ya deja de torturar el alemán