Triste y peligrosa mentalidad
Así de simple y así de claro > ColumnasPor Julián Ortega Martínez
jueves 4 de junio de 2009 14:08 COT
Hace unos días, uno de los columnistas de equinoXio escribió un artículo en el que, palabras más palabras menos, aseguraba que, a pesar de todos los esfuerzos y recursos usados en las dos administraciones del presidente Álvaro Uribe Vélez para derrotar a las FARC, éstas, no obstante los duros golpes recibidos en 2008, siguen ahí y no han sido "derrotadas" como se afirma de manera insistente en los medios y en otros escenarios donde se debate el conflicto armado colombiano.
Tales afirmaciones son, obviamente, susceptibles de ser discutidas, contrastadas y rebatidas o apoyadas, como corresponde en un país democrático (o al menos uno que, como Colombia, se "precie" de serlo). Un comentario de un fundador y ex miembro de equinoXio, que parecía una crítica legítima al artículo, terminó dejando en evidencia una triste y peligrosa mentalidad que, en mi ingenuidad extrema, creí patrimonio de quienes residen en esta polarizada y apasionada tierra tropical, expuestos de manera permanente a la propaganda de ambos lados. El corresponsal, quien ve en el artículo de marras una "loa" al grupo narcoterrorista, no vacila en enviarle sus "buenos" deseos al columnista —a quien previamente califica de "desavisado"— con estas "tiernas" palabras:
Tal vez necesite Julián Rosero Navarrete que le secuestren a un familiar o se lo maten en una mina quiebrapata o una “toma” a mansalva como la que suelen realizar estos narcotraficantes y secuestradores “guerrilleros”.
Tal vez un día el país aumente su masa gris y equinoXio la refleje de mejor manera.
Este tipo de comentarios, frecuentes en los foros del peor diario de Hispanoamérica y que incluso se han visto en equinoXio, extraña en alguien que consideraba reposado, sereno y analítico, y quien además lleva varios años en un país que los uribistas (y no uribistas) suelen poner, con al parecer cándida emoción, como ejemplo de lo que Colombia debería ser algún día.
¿A qué horas se volvió "legítimo", "lícito" y "correcto" el desearle a un contradictor que le secuestren o le asesinen un familiar? ¿Desde cuándo tamaña bajeza, síntoma del execrable pero cada vez más habitual sicariato moral, debe ser bien vista y además alentada y difundida? ¿Es legítimo también, como de manera desesperada y odiosa respondió el columnista ofendido, desearle a un contradictor que le asesinen a un pariente para presentarlo como terrorista, o que le decapiten, le violen o le pasen a cuchillo o a motosierra a un ser querido para que "aprenda"? ¿Eso puede llamarse "debate"?
¿Por qué "debe pagar con su vida" aquel que piensa distinto a uno? ¿Qué tanto tiempo puede transcurrir entre el deseo y el hecho? ¿Qué tanta "voluntad" falta para que esos deseos se vuelvan realidad? ¿No es ese el cobarde comportamiento de los mafiosos tropicales, que ejecutan a los familiares de sus enemigos a fin de callarlos o de cooptarlos? ¿Esta es la clase de gente que nos exige "aumentar nuestra masa gris para reflejarla de mejor manera"? ¿Este señor se cree más "correcto" que el resto por creer la propaganda gubernamental a pies juntillas, idolatrar, aparentemente, a Uribe y "odiar" —como muchos hacemos de manera más consciente y justificada— al grupo narcoterrorista más antiguo del continente?
En otros países, probablemente la sola afirmación del corresponsal causaría una gran indignación. Pero en Colombia, que es el mundo al revés, es evidente que muchos estarán de acuerdo (y como se dijo líneas atrás, "tiernas" palabras como esas son frecuentes en internet y en conversaciones cotidianas). Y para colmo, cierra el comentario con un "abrazo". Háganme el favor.
Afirmaciones desgraciadas como las del señor Suárez propician o, en el mejor de los casos, hacen apología del asesinato y el secuestro. Palabras hirientes que se verán con mayor frecuencia en los próximos meses, ahora que los medios de comunicación, aburridos de mostrar las inverosímiles, recurrentes y supuestas "apariciones" de la virgen en los noticieros y de minimizar los escándalos en que se halla involucrado el gobierno, han iniciado, de manera artificialmente anticipada, la campaña política de 2010.
La perversa desviación del debate político en Colombia, absorto en la figura presidencial, cuya perpetuación en el poder es más importante que la crisis económica local y mundial, el hambre, la pobreza, la misma seguridad (el caballito de batalla del régimen) y otros tantos temas que en otras latitudes son prioridades obvias, es propicia para que comentarios alevosos y cargados de los peores sentimientos hagan el mayor ruido posible, a fin de que las mayorías, aterrorizadas e irredentas, salgan corriendo, pavorosamente, a respaldar un régimen que necesita, como si de ello dependiera su vida, la existencia de un enemigo como las FARC, banda asesina que no está derrotada a pesar de lo logrado, tal como afirmara la semana pasada el editorialista de Los Angeles Times. ¿Será que el "pensante" señor Suárez irá a desearle al "comunista" del rotativo californiano que le secuestren un familiar o que se lo maten? ¿Esa es la "altura" del debate que quiere dar?
Se alborota el odio de muchos colombianos, en especial el de aquellos que, sin ser hijos únicos ni resultaron no aptos para el servicio militar por motivos de salud, arengan en internet la repartición de bala al terrorismo con la libreta de segunda clase (comprada por la mamita, el papito o el tío "bien conectado") en el bolsillo. Tan "patriotas". Al fin y al cabo, no son ellos la "carne de cañón" que por igual las fuerzas legales del Estado y las ilegales guerrilleras o paramilitares usan para saciar sus sanguinarios apetitos. Esa es la mentalidad criminal que, suscrita por este desconocido señor Suárez y otros, de todas las tendencias políticas y de todos los bandos, alimenta una guerra que es, ante todo, un negocio de los poderosos, una élite criminal que se beneficia de las muertes de centenares, el secuestro de miles y el desplazamiento forzado de millones de seres.
Otrora, algunos opinábamos más con el sentimiento que con la razón. A punta de errores, de discusiones y de amarguras se van refinando los argumentos, se aprende a entender al otro y, sin cambiar de punto de vista, se es más coherente. Sólo hace falta rascarse un poquito la cabeza. No ha de ser tan difícil, ni para este servidor, ni para los enardecidos foristas de internet ni para el ensoberbecido corresponsal.
Así de simple y así de claro.
Adenda: Aprovecho este espacio para expresar mi respaldo y solidaridad incondicionales al señor Jaime Restrepo, quien en los últimos días ha sido objeto de cobardes intimidaciones por parte de quienes, sin capacidades de argumentar ni de debatir un punto de vista contrario, se esconden en el anonimato para violar —usando el espacio que permite el blog del periodista para la discusión— la intimidad y la privacidad a las que todos tenemos derecho, en un burdo intento de silenciarlo. Todas las formas de amenaza, toda forma de sicariato moral, vengan de donde vengan, deben ser enfrentadas con la valentía de la que carecen quienes las perpetran. Y ese respaldo debe brindarse independientemente de si se está de acuerdo con los puntos de vista expuestos o no.
domingo 7 de junio de 2009, 21:44 COT
Cual es el nombre mas apropiado para el pais moralmente mas atrasado del hemisferio? Elijan una:
a) Republica Uribista de Colombia
b) Republica Uribiana de Colombia
c) o Republica de Uribia simplemente y que sus habitantes se empiecen a conocer como URIBIANOS.
Y el equipo de futbol ya no seria LOS CAFETEROS
sino los MOTOSIERROS
El equipo de Rugby ya no seria LOS TUCANES
sino los PARACOS
Los ciclistas serian no LOS ESCARABAJoS
sino las SANGUJUELAS o las PIRANHAS o cualquier otro abominable animal…
y asi sucesivamente…
sbado 13 de junio de 2009, 19:33 COT
Información Bitacoras.com…
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