Traficando con la vida
Columnas > El psicoscopioPor Javier Akerman
lunes 5 de mayo de 2008 1:08 COT
A partir de la fecha Javier Akerman se une al equipo de equinoXio. Es Psicólogo, se especializó en Terapia de Conducta en la Universidad de Comillas y posteriormente en Psicoanálisis. También en Terapias Naturales con una especialidad en la Universidad de Cádiz y ha sido profesor en el Master de Medicina Natural de la Universidad de Santiago de Compostela.
La brutal desigualdad que existe entre las distintas naciones del mundo se acelera cada vez más ante el feroz capitalismo que domina hegemónicamente el mercado en pleno siglo XXI. Pero los abusos no son exclusivamente económicos, aunque en la trastienda de este problema siempre será el dinero el centro de la diana hacia el que apuntan todas las fuerzas en juego. Los grandes grupos financieros han logrado acallar muchas de las voces críticas que tratan de frenar esta humillante manipulación social por parte de las elites económicas. La vida, el valor supremo que debería defenderse equitativamente como referente ético en cualquier transacción bursátil, se ha convertido de facto en un apetitoso producto de mercado.
Se patentan por las grandes multinacionales de cada sector desde genes a moléculas pasando por alimentos y medicamentos (“fórmulas farmacéuticas”) que sólo buscan engrosar los bolsillos de los dirigentes de esas microempresas, sin importar, por ejemplo, que en África se mueran cada día cientos de seres humanos porque no pueden adquirir los caros medicamentos retrovirales de una importante farmacéutica que además prohíbe que se puedan fabricar genéricos más baratos por tener la patente en su poder. Es lo más vil e inmoral a lo que se puede llegar en una economía eufemísticamente denominada “de libre mercado”; ¿libre… para quién o para qué?
Pero no debemos perder la esperanza. Hay fuertes reacciones de “contrapoder”, de grupos de personas y de organizaciones civiles que quieren hacer valer los Derechos Humanos por encima del engaño y del servilismo esclavista de las elites financieras. Y atención a esta noticia que es un bendito bálsamo de esperanza para un mercado más humanitario y justo: La apropiación de remedios y plantas tradicionales por parte de grandes empresas, comienza a toparse con la ley. En un fallo pionero, EUA ha anulado la patente de un fríjol mexicano que una empresa de semillas de Colorado registró como suya.
La patente permitía a la firma cobrar por cada libra que México exportaba a EUA, pese a que era tradicional al sur del Río Grande desde hace siglos. La FAO y otros organismos internacionales recurrieron la patente y el fríjol amarillo vuelve a ser de los agricultores mexicanos. ¡Un negocio de 12.000 millones de euros que no repercutirán en el agricultor mexicano!
Una delirante historia de “biopiratería”
Larry M. Proctor, a través de su empresa de semillas Pod Ners, halló en México en 1994 un fríjol amarillo muy codiciado en Colorado. Lo compró, lo plantó en su pueblo, dijo que era producto de unos “cruces únicos” y le dio el nombre de su esposa, Enola. El 15 de octubre de 1996, Proctor pidió patentar el Enola bean (el "fríjol Enola", en inglés queda mejor). Quedó registrado en la oficina de EUA el 13 de abril de 1999. Nadie alegó en el opaco proceso. El fríjol, su material genético, era ya propiedad de Proctor. Su número de patente, el 5.894.079, le daba los derechos durante 20 años.
Años después, las empresas mexicanas comenzaron a exportar a EUA ese mismo fríjol, solo que ellos lo llamaban azufrado o mayocoba. ¡Proctor les exigió 0,6 dólares (0,38 euros) por cada libra importada! ¿Y saben ustedes lo que ocurrió? Pues que hundió las importaciones y se quedó con el mercado.
Así funciona la biopiratería, término que describe a las empresas que se apropian de los remedios o cultivos que los agricultores llevan siglos utilizando. El problema no es nuevo, pero va en aumento. La mayoría de los fármacos proceden de plantas, así que las farmacéuticas envían a sus investigadores a selvas remotas en busca de remedios que patentar. Uno de los casos más conocidos es el de la Rosa Periwinkle de Madagascar, a partir de la cual la multinacional Eli Lilly obtuvo un fármaco contra la leucemia, la vincristina, que le reporta pingües beneficios.
Los países más afectados quieren poner coto a lo que consideran un expolio. Brasil prepara un proyecto de ley para controlar el acceso de extranjeros a la Amazonia, entre otras cosas, porque intuye que algunas ONG trabajan allí de forma encubierta en busca de derivados vegetales, a veces usados por los indios y curanderos, para multinacionales farmacéuticas.
El Instituto Edmonds de EUA ha documentado 36 casos de biopiratería que sufren países africanos y Naciones Unidas calcula que reportan unos 12.000 millones de euros al año a las farmacéuticas. Ni las “migajas” llegan a sus países de origen. Un verdadero atentado a los derechos humanos.
Pero el fallo del “caso Enola”, uno de los más conocidos, abre una puerta a la esperanza. Por eso tiene tanta importancia. La FAO (agencia de la ONU para la alimentación) y el Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT) comenzaron en 2001 el proceso para recuperar la patente del frijol. Como explicaba desde Colombia Daniel Debouck, responsable del CIAT, se centraron en demostrar que Enola era en realidad la judía conocida científicamente como Phaseolus vulgaris. El CIAT, con sede en Cali, posee la mayor reserva de fríjoles en el mundo, con 35.000 variedades.
Recurrieron al banco de semillas y demostraron que allí albergaban al menos seis variedades indistinguibles de la judía de Proctor. "Ese frijol es, por su color, muy apreciado en el Suroeste de Estados Unidos y en el norte de México y Proctor comenzó a demandar a los agricultores que lo vendían", señala Debouck. Incluso demandó a Tutuli Produce, cuya presidenta ha declarado: "Creí que era una broma. ¿Cómo pedían dinero por algo que los mexicanos llevan años cultivando?"
El caso se convirtió en un emblema y hace pocas semanas, la oficina de patentes falló que la judía patentada es, en realidad, "una variedad de la judía común de campo (Phaseolus vulgaris)". En su resolución, de 48 páginas, afirma que Proctor compró en México un paquete de semillas deshidratadas en 1994, las plantó en el Condado de Montrose y dejó que se polinizaran. Consiguió así un color amarillo uniforme y único. La resolución analiza al detalle la genética de la planta, el color, la forma y concluye que si hay diferencias se debe a las variaciones normales de cultivo al cambiar el suelo y el clima, pero que eso no implica que sea una nueva variedad.
Proctor puede recurrir la decisión al Tribunal Supremo de EUA y comenzar un costoso litigio, pero la biopiratería ya ha perdido una de sus batallas más conocidas. "No tenemos muchas victorias como ésta. Es importante por la patente del frijol pero, sobre todo, por el precedente que sienta", señala Debouck. "Que EUA reconozca que existe la biopiratería y le ponga coto es una victoria por la que numerosas ONG y científicos llevan años peleando”
Cuando leí esta noticia sentí un profundo júbilo al ver como la Justicia de vez en cuando se alza para defender la Verdad. Y esto es solo la “punta del iceberg”. Ningún gobierno democrático puede permitir que estos “traficantes de vida” sigan adelante con sus maniobras mafiosas. El libre mercado debe ir siempre de la mano de la ética, del desarrollo sostenible y de la defensa común de lo que deben ser los dos principios irrenunciables de los pueblos: El derecho a una vida digna y a la salud individual y colectiva.
Pero no se puede bajar la guardia, pues el inmenso poder económico y social de estas empresas es inimaginable. Y como muestra, un botón: ante la presión de las multinacionales farmacéuticas, en España el Ministerio de Sanidad y Consumo quiere publicar una Orden Ministerial claramente negativa para la homeopatía, ya que en ella se demandan unas tasas desorbitadas para los medicamentos homeopáticos, se niega la posibilidad de incorporar innovaciones farmacéuticas y, en definitiva, no se tiene en cuenta la especificidad de estos medicamentos.
De aprobarse con su redacción actual, esta Orden puede suponer una reducción drástica de los medicamentos que actualmente se encuentran disponibles en el mercado, con la consecuente limitación de las opciones terapéuticas para las afecciones tratadas con estos medicamentos, desde alergias hasta nerviosismo infantil, dermatitis e incluso en cuidados paliativos, donde la homeopatía se utiliza para reducir los efectos secundarios de la medicación convencional y mejorar así la calidad de vida del paciente. ¿Cuáles son los motivos ocultos de esta orden ministerial? Saquen ustedes, amigos, sus propias conclusiones.
lunes 5 de mayo de 2008, 15:19 COT
Javier:
Felicitaciones por esta entrada y bienvenido a equinoXio. Nos traes una esperanzadora noticia, pero lo que falta ahora es que se vaya por los peces gordos (Monsanto, Syngenta, etc, etc.). Definitivamente es un gran precedente. Ojalá no sea en vano.
Un saludo!!
🙂
lunes 5 de mayo de 2008, 16:03 COT
Estimado Germán:
Lo importante es que vayan saliendo a la luz estas acciones.
Gracias por tus gratas palabras de bienvenida.
Un cordial saludo.