Sin tetas no hay ambiente

Eduardo Botero Uribe, en su columna de El Espectador de este fin de semana pasado, hace un certero aporte y apreciación respecto a la actitud con la cual el presente gobierno una vez más confirma su desprecio y falta de criterio para la gestión ambiental.

Botero Uribe comenta la "colaboración" (nuevamente, ¡qué sorpresa!) del ministro de ambiente, Juan Lozano, para el especial del 8º aniversario de la revista SoHo. Para los que ya hayan visto ese especial, sabrán exactamente a lo que me estoy refiriendo. En él se muestra a una serie de modelos expuestas como la naturaleza las trajo al mundo en un conjunto de parajes “exóticos”. Dichos parajes son nada más y nada menos, que varios Parques Nacionales Naturales, entre ellos Amacayacu, Gorgona y Chingaza. Pero realmente el problema no es que las agraciadas beldades hayan posado o no en estos lugares. No, la discusión es motivada porque gracias al inusitado especial, dio pie para que, según Botero Uribe, “Por fin el ministro del Medio Ambiente, Vivienda, etc. tratara el tema de los parques nacionales…” Sí, el ministro por fin habló del tema, pero de qué forma lo hizo.

Basta con leer las apreciaciones que hace el columnista para estar totalmente de acuerdo con él y a continuación me permito reproducir una de ellas. “Al referirse a las niñas empelota, el ministro dice que “Valentina es altiva como el Amazonas”, que “Natalia es escalofriante como la Guajira”, y que “Johanna es inagotable como Chingaza”. Expresiones entre lo cursi y lo bochornoso que, como decían sobre las nuestras los profesores del colegio, “dejan mucho que desear”. Son por decir lo menos, expresiones lamentables, vergonzosas y ridículas. Sobre todo en boca de un ministro de Estado”. ¿Qué más se puede esperar de un pseudo-periodista ahora supuestamente adalid del ambientalismo?

Ya he reseñado hasta la saciedad (con altas dosis de retórica) que a este gobierno le vale un pito el tema ambiental como también le importa cinco velar por el cuidado del patrimonio natural no solo de la nación, sino de la humanidad. Realmente al gobierno y sus allegados el ambiente y los ecosistemas sólo les importa para hacer negocios con el rótulo de “sostenibilidad”. Además este reelegido gobierno poco ha hablado de la crisis que ha enfrentado en los últimos años las áreas protegidas de la Unidad de Parques Nacionales Naturales, en especial con el recorte de recursos estatales que vulneran en cierta medida la viabilidad y ante todo gobernabilidad de dichas áreas. Esto se debe por la intervención de recursos de cooperación internacional y multilateral que han intentado llenar ese vacío estatal.

Volviendo al escandaloso suceso que protagonizó el Ministro, da hasta asco la forma en donde no solo el ambiente sino la misma figura de la mujer, son tratados como un objeto para conseguir las dichosas “Alianzas Estratégicas”, de las que tanto se ufanan los furibistas, y en donde la cartera ambiental ha sucumbido frente a este asqueroso vicio, del cual no solo la gestión ambiental pública sino el mismo ambientalismo deben evitar, pues rompe con el más importante de sus principios: su pensamiento integral, en donde la vida bajo todas sus expresiones no es mercadeable ni tiene precio. De hecho Uribe Botero puntualiza de forma precisa en su columna: “La estrategia y la argumentación del ministro para buscar financiación se basan en la burda utilización de los atributos físicos de unas niñas que se empelotaron en los parques. Muy inusual…”.Y por acá comparto con ustedes otro deshonroso botón: “…Vamos a conseguir la plata…, y ahora que de esta poderosa legión hacen parte Valentina, Johanna y Natalia, estoy seguro de que no habrá ministro de Hacienda que sea capaz de resistirse…”. Estas acotaciones de Lozano traídas por el citado columnista, confirma una vez más el punto tan bajo en el que ha caído el tratamiento del tema ambiental en el país.

Es por esto que produce vergüenza este tipo de actos, condenables desde el punto de vista ético y de hecho, derivados de la gestión de un alto funcionario del Estado, que ha buscado cierto impacto y apoyo de algunos sectores de la sociedad (en especial de los empresarios) hacia la gestión ambiental, que solo ha confirmado la falta de un criterio técnico y consecuente con dicha gestión.

¿Cómo es posible que este Ministro hable de los Parques de esa forma, cuando no se ha tenido una posición clara y contundente sobre la situación socio-ambiental y ecológica de estos lugares? Esta pregunta va en específico hacia temas como el abordaje de conflictos socio-ambientales (por conflicto armado), de las fumigaciones aéreas en zonas protegidas, el otorgamiento de concesiones de turismo privado, la situación social de los habitantes de estas zonas quienes han visto en la legislación ambiental la restricción para apropiarse de sus territorios nativos y/o ancestrales o lo peor, que sean (o hayan sido) involucrados a las malas en el conflicto armado presente en dichas áreas (Programa de familias Guardaparques). De hecho, la visión sesgada de áreas para la conservación, como áreas sin gente, contrasta con la herencia de conflictos socio-ambientales que aumentan la vulnerabilidad de las áreas protegidas en escenarios de resolución política del conflicto.[1]

Y me refiero a que se deben tener en cuenta criterios técnicos y consecuentes, por ejemplo, en la adecuada evaluación y seguimiento de las políticas públicas sobre las áreas de conservación. Por lo general y en especial en este gobierno recargado, se ha conformado con medir la gestión de conservación en la extensión de las áreas protegidas, en vez de hacer un adecuado seguimiento de los impactos de la gestión pública en torno a la conservación en aspectos ecológicos y sociales que se encuentran en constante cambio y más con conflictos como el cambio climático, que representará un escenario de reto no solo para los ecosistemas, sino para la formulación de herramientas de gestión.

Todo esto representa comprender a las áreas protegidas como sistemas complejos cambiantes y de estructuras ecológicas y ambientales adaptativas bajo un modelo integral de conservación ecosistémica. Para más información al respecto, sugiero consultar el siguiente e interesante documento de Germán I. Andrade.

Pero parece que al Ministro lo que le importa es como se le contrastan los atributos a la niña con el ecosistema, para poder vender estas áreas al mejor postor. Esa porno-gestión ambiental es de quinta.

¡Saludos!

[1] Andrade, G. I. 2007. Sistema de Áreas Naturales Protegidas de Colombia. Elementos para la evaluación de la política pública de conservación. Foro Nacional Ambiental. Policy Paper.

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