Si se vuelan las maripositas ¿se vuela el amor?
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
lunes 16 de junio de 2008 15:19 COT
Las maripositas en el estómago parecen pertenecer a la época princesuda, es decir aquella en que estábamos convencidos de que existía el amor de la vida, es más, hasta creíamos que llegaría impecablemente vestido de azul y montado en un flamante caballo blanco, o caminando en tacones de cristal y precioso bikini rosado por el costado de una piscina, según el gusto de cada quien.
La época princesuda acaba cuando comenzamos a descubrir que el amor de la vida no es uno sino que son varios, por fortuna, que cada época viene con su personaje protagónico y que si bien no es muy divertido curarse el corazón si es usarlo, porque con las vivencias vienen las aventuras y algo que sólo se puede disfrutar mientras se acumula: la experiencia.
Mientras se aprende cómo son las relaciones de pareja ese vacío en el estómago, típico de las emociones fuertes se va convirtiendo en un signo inequívoco de que quien lo produce tiene el potencial necesario para motivarnos, para inspirarnos a ejecutar acciones que nos permitan ganar su afecto, su aceptación e incluso que nos lleven a comprometernos con ella que es en últimas lo que nos interesa.
Suele pasar que cuando las maripositas en el estómago no aparecen, paradójicamente producidas por una reacción fisiológica muy similar al miedo, ya no nos sentimos tan dispuestos a cruzar valles, montañas y mares con tal de estar cerca de nuestro ser amado. Al parecer la falta de emoción nos hace creer que no vale la pena intentar algo con quien tenemos al frente.
Más allá de que quien genere estos efectos en el organismo sea o no alguien extraordinario, a menos que su encanto sea evidente ante los ojos de todos los mortales que tienen la gracia de verlo, es cierto que la mirada de quien ama adorna al amado. Incluso los maridos más violentos, las novias más acosadoras y en general todos los que alguna vez estuvieron enamorados felizmente correspondidos tienen como común denominador que sacaron lo mejor de sí, o al menos lo que creyeron se vería más interesante a los ojos del otro, éste a su vez vio lo mejor de su ex pareja porque tenía puestas las gafas rosadas del enamoramiento, esas que todo lo embellecen, esas que todo lo suavizan. Pero, ¿qué tal que las "gafas rosadas" no existieran?
Creo que las maripositas y toda la emoción del momento inicial pueden, al menos en algunos casos, oscurecer más que aclarar dudas. Como ya lo dije antes, a veces el miedo tiene los mismos síntomas del enamoramiento desenfrenado y así se llega a creer que sólo cuando hay tal descarga energética el sentimiento es legítimo y suficiente, razón por la cual cuando desaparece es momento de terminar una relación de pareja, si es que existe, cuando esto ocurre porque si se vuelan las maripositas el amor se va con ellas, entonces muchos se pasan la vida persiguiéndolas sin darse cuenta de que los sentimientos, como todas las cosas que existen, cambian y que muchas veces a la partida de los insectos le sigue el nacimiento de una especie más permanente pero igualmente etérea.
Por lo que sé, que en últimas no es mucho, y por lo que he visto, que tampoco es tanto, las relaciones de pareja que comienzan con menos emoción, con menos aleteo pero con mayor voluntad, con más propósito de compromiso al cabo de 2 ó 3 años aún existen y han conformado vínculos más fuertes que aquellos que se iniciaron con fogosa pasión.
En resumen las maripositas son muy lindas, pero alteran tanto el comportamiento, la forma de ser de las personas que al desaparecer revelan la verdadera esencia de estas y no siempre descubren defectos que el otro esté dispuesto a amar, por eso creo que intentar construir una relación de pareja con alguien que no nos inspira loca pasión pero que exhibe cualidades valiosas puede ser una estrategia inteligente para tener éxito en pareja.
lunes 16 de junio de 2008, 17:42 COT
Me gusto mucho lo que dijiste; personalmente pienso que con ese vacio en el estomago, esas “maripositas”, si no “se te quitan” rapido, puedes sentir la sensacion mas bella de la vida o la peor si eres rechazado. El amor es algo complicado.
martes 17 de junio de 2008, 15:19 COT
Las maripositas son un “truco” de la química de nuestros cerebros para ayudarnos a vencer el miedo (o la pereza) de relacionarnos con alguien. Su propósito es bajar todas nuestras defensas y “generadores de peros” temporalmente (por eso los enamorados exhiben todos los síntomas de una disminución de capacidad de raciocinio, evaluación y planeación), con la esperanza de que para cuando se nos pase la bobada, ya estemos tan engrampados (léase “comprometidos con una relación estable”) que prefiramos mantener la relación que terminarla.
Por eso es que las abuelitas dicen “no se case enamorado”. Obvio que uno debería aspirar a casarse con aquella persona de quien se enamoró, a la que todavía quiere y con quien comparte un proyecto de vida, pero es preferible esperar a que se le pasen las “maripositas” para ver si con cabeza fría se sigue manteniendo en la decisión para no andarse arrepintiendo después.
En resumen: Qué rico sentir las “maripositas”, pero qué bueno que no sean nuestro único argumento para embarcarnos en una relación de largo plazo.
mircoles 18 de junio de 2008, 08:03 COT
Las maripositas son un síntoma inequívoco de que alguien nos está moviendo el piso y que de pronto vale la pena arriesgarse en una relación a ver que pasa.
Cuando la mara baja y se logra ver mas allá de lo que uno se imagina o quiere ver, se encuentra con el ser humano de carne y hueso objeto de nuestra pasión.
Si la cosa sigue manteniéndose, hay buenas posibilidades.
Saludos,
jueves 19 de junio de 2008, 21:19 COT
Que oportuno, como siempre buenas lecturas en este blog.
Le están pegando muy seguido al perro, jeje.
domingo 22 de junio de 2008, 13:58 COT
Soy un culipronto, todo me da maripositas.
lunes 23 de junio de 2008, 13:51 COT
Creo que no hay ecuación, Más bien es una rueda de la suerte.
Un besote amiga
Gizz
viernes 4 de julio de 2008, 15:26 COT
A mi esas mariposas me traen mala espina, son aves de mal aguero, son señal de desastre, por eso cuando siento eso me da miedo….
sbado 19 de julio de 2008, 15:59 COT
Mr. Ticulo cierto es, el amor es complejo y suele sentirse mejor cuando es correspondido.
Apolo ¡qué bendito órgano tan propenso a las adicciones el que tenemos encima de los hombros!
Monchis ojalá todos lo tuviéramos claro tan a menudo como dicta el sentido común.
Yassef muchas gracias, este tipo de comentarios hacen que a uno le den ganas de seguir escribiendo.
Juan Diego todos somos algo culiprontos, unos más que otros pero todos lo somos.
Sí Gizz, esto es una lotería, como el trabajo y la carrera, ah qué dilema.
Elvis hay una psiquiatra que dice que las mujeres maltratadas confunden las maripositas con el miedo que obviamente le deben tener al comportamiento errático de sus parejas, a esas obviamente hay que tenerles terror, pero las otras, por temporadas son hasta agradables.