Rumba: Tánatos y Eros
Columnas > Paso sin destinoPor Lukas Jaramillo Escobar
jueves 26 de febrero de 2009 0:28 COT
Al mirar que en Medellín nuestros gobernantes amplían el horario de los establecimientos de la rumba, mientras que en Bogotá crean nuevas normatividades para restringirlo, no deberíamos olvidar los asuntos mininos y cotidianos de los que prende aquellos que optamos por llamar humano. En tanto estoy seguro de que en algún momento en la primera fase de una vida o en la adolescencia de una comunidad, se pretendió habitar la ciudad, formar un territorio apeñuscado, no me cabe duda de que la ciudad sólo existe por nuestro deseo de juntarnos y explorar la vida del otro, nuevamente, como la primera vez.
Mal iluminado en los libros de historia, en las sociedades veredales recordamos la magia de música, fuego (hoy luces) y licor, que se atrapaba en el rito del sin mañana como receso de la labor del humano constructor y un retozo para ese ser lúdico e irracional, que todos llevamos dentro (similar a algunas divinidades), buscando encontrarse con los demás en el infinito, sin horarios.
Una contabilidad de lo incorrecto nos evita comprender que no se trata de eliminar todo riesgo: a enamorarnos, a cambiar, a dejarnos inquietar con una idea, a perder (incómodos) el aliento, ante el peligro de sentir esa humanidad divina. Como en bailes apasionados entre Tánatos y Eros, el riesgo tiene dos lados cuando a la gente la une el embrujo de la noche: fortuna y tragedia. Con la rumba, antigua como el licor y testaruda como la noche que persiste en sus sensaciones ante los focos, tenemos el riesgo, de que surja el odio fugaz y el amor instantáneo: muerte y vida en el más endemoniado encantador roce.
jueves 26 de febrero de 2009, 14:34 COT
No se trata de eliminar todo riesgo, opino yo. Pero al Estado le corresponde la importante función de velar por el bien del colectivo, de tal forma que la noche sea más o menos segura y de descanso; sin moralismos, pero con la clara conciencia de que, los horarios extendidos; la omnipresencia del alcohol y otras sustancias; afectan gravemente la convivencia nocturna.
Creo que a la gran mayoría nos interesa la magia y el eros de la noche. El tánatos, está bien para los suicidas.
lunes 2 de marzo de 2009, 18:05 COT
Un saludo al nuevo colaborador de equinoXio.