Renuncia a la impunidad
ColumnasPor Andrea Bernal
lunes 24 de julio de 2006 12:39 COT
El juez Hurtado renunció al caso Jamundí. El rostro de este hombre en declaraciones a la prensa local, sobre los motivos de su renuncia, era francamente revelador. La prensa del extranjero señala que el criterio del juez sobre la competencia de la justicia ordinaria en la resolución de este caso es la razón central de su renuncia. Pero ese rostro reflejaba mucho más que un criterio. Allí lo que había era terror.
La sonrisa de Carvajal tambien parecía hablarnos de lo terrible. Más allá de la discusión judicial, lo complicado es sentir que la impunidad pareciera ganar la batalla una vez más. Mientras la angustia aparecía en el rostro preocupado de Hurtado, acosado, cansado, renunciando por sentirse en peligro, la rigidez desaparecia en la mirada de Carvajal. ¿Es posible leer en estos eventos y en estos gestos algo de la verdad detrás del enredo judicial del caso Jamundí? Quizás no llegamos a entender realmente qué pasó, pero si logramos ver un poco el lado humano e íntimo del asunto, la terrible impotencia de un hombre que no logra traer justicia a una sociedad acostumbrada a no tenerla. Imposibilidades que hemos creído por mucho tiempo.
Foto de Jaime Saldarriaga
Efectivamente, hasta hoy la justicia penal militar no recibe el caso. Pero mientras esto se resuelve, lo interesante es que los medios siguen registrando, no sólo las palabras, sino las acciones y las emociones que acompañan los eventos que esperamos conduzcan al esclarecimiento de uno de los más intrigantes casos de la justicia colombiana. Pero la pregunta que quisiera resolver realmente, más allá, de la verdad del caso y sus implicaciones políticas, aparece. ¿Estamos ante el final de la impunidad? Vemos que este tipo de eventos ya no son abandonados rápidamente por los medios, y que cada vez más ojos y oídos siguen de cerca esta situación. ¿Es descabellado pensar que la justicia es algo que empezamos a desear y a considerar posible?
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lunes 24 de julio de 2006, 13:55 COT
Soñar no cuesta nada…
lunes 24 de julio de 2006, 14:10 COT
Y dejar de hacerlo es terriblemente CARO. Saludos, desde la pileta onirica.
lunes 24 de julio de 2006, 20:50 COT
El título de esta entrada debería ser una consigna que debe ser esgrimida por la rama judicial en pleno y por todo el país.
martes 25 de julio de 2006, 08:53 COT
Julián, gracias por tu entusiasmo y por tu ayuda con esta entrada. Y creo que vamos por buen camino hacia ese juego de esgrima que sugieres.
jueves 27 de julio de 2006, 06:16 COT
Lo triste de estos asuntos judiciales son las dispersiones de responsabilidades y la incapacidad investigativa de cada una de las partes que componen nuestro sistema penal acusatorio. El delito, como se mira actualmente, parece ser más un capítulo complementario de una serie que la muestra real de la inmoralidad de las partes.
viernes 28 de julio de 2006, 09:57 COT
Lo digo con conocimiento de causa. Nací y crecí como profesional en la Rama Jurisdiccional. Soy testigo de los múltiples sacrificios que se han hecho para mantener su independencia. Sé de las presiones a que es sometida a diario. Y sé igualmente, que la mayoría de jueces y fiscales son honestos, hasta el punto de algunos terminar exiliados o asesinados. Hay corrupción como en todas las esferas del Estado, pero la mayoría, la inmensa mayoría, con su trabajo cotidiano hacen de este país, un lugar mejor para vivir.
viernes 28 de julio de 2006, 10:14 COT
Francisco: Pones el dedo en la llaga. La cuestión es dejar de mirar el crimen como algo normal sin sentido crîtico. Gracias por tu agudo comentario.
Marsares: Qué belleza de comentario. Me encantaría que tu opinión fuera contagiosa y que todos nuestros lectores pensaran y creyeran (críticamente, por supuesto) lo que decís. Definitivamente NO es ingenuidad el creer en el trabajo de la gente. Gracias por la esperanza y duro con las escopetas. Abrazo.