¿Quién ronda a la Corte Suprema de Justicia?
Columnas > De nuestros huéspedesPor Huésped
lunes 6 de diciembre de 2010 18:01 COT
Por Fernando Uribe de los Ríos*
Recuerdo ya vagamente en 1981 cuando egresé de la facultad de derecho de una Universidad de provincia que en mi pecho y en mi alma no cabía el valor de la justicia y mucho más grande aún el concepto que tenía de la Rama Judicial y sus miembros. Hablar en ese entonces del doctor Reyes Echandía y sus compañeros del Alto Tribunal era referirse a “Dignatarios” y “Juristas” en su sentido lato. Eran lo más grande, dignos de imitar, de emular.
Para llegar a esos cargos, necesariamente estaba de por medio la preparación del candidato y una hoja de vida inmaculada. Se tenía vocación de servicio y sobre todo el “juez” era mudo, no opinaba, sólo profería sus fallos, que eran acatados sin discusión; a través de los recursos se disentía de ellos y se aceptaba finalmente la providencia de cierre.
Cómo ha cambiado eso y como añoro otros tiempos. ¿Será que me estoy volviendo viejo? Creo que no.
Desde el holocausto del Palacio de Justicia, las cosas empezaron a cambiar y nuestra actual Constitución Política permitió un viraje final, que hoy cuestiono.
Las ramas del Poder Público que conocimos por la Constitución de 1886, y que se transformaron en 1991, le entregaron otras funciones a la Rama Judicial, para las cuales no estaban preparadas y que las desnaturaliza y les hicieron perder su independencia, pilar fundamental de una buena administración judicial.
Hoy reinan la grosería, la patanería, los insultos, las pasiones. ¿Dónde queda el juez pulcro, silencioso, modesto, sabio, locuaz en sus fallos y sobre todo respetado por la comunidad?
El juez no respondía a insultos. Derrumbaba cualquier ánimo pendenciero de un político de turno con su silencio. Se dedicaba a lo suyo: “Administrar justicia”. Eran pocos los corruptos, pecaban más por ignorancia, que es superable.
El espectáculo de mal gusto que hoy entrega la Corte Suprema de Justicia, a través de algunos de sus magistrados que salen a la luz pública a responder algunos insultos y peor aún, a responder comentarios y opiniones a los que se ven expuestos por su cuestionable proceder, relacionados todos con la designación de Fiscal General de la Nación, son una muestra de la pérdida de institucionalidad de la Rama Judicial.
Los estudiosos del derecho siempre hemos cuestionado, en algunas ocasiones, cómo los procedimientos desbordan el derecho sustantivo para imponer ritualidades absurdas, que no resuelven la controversia sino que la agravan. Nuestra actual Corte, nada en las formas y por eso se sumerge cada vez más en la oscuridad.
De mi cosecha, puedo decir, que nadan en lo absurdo por un sentimiento malsano de revancha ante las palabras ofensivas del anterior primer mandatario de la Nación. Pero que no son capaces de admitir.
Con su actuar además, maltratan a personas respetables, con iguales calidades a las propias y que están aspirando a la dignidad de Fiscal General de la Nación.
Finalmente pregunto: ¿Quién ronda a la Corte Suprema de Justicia?
*Abogado
mircoles 8 de diciembre de 2010, 14:51 COT
Estoy parcialmente de acuerdo con usted. La actual corte es más política que jurídica, pero no es culpa de la constitución sino de sus miembros actuales.
martes 14 de diciembre de 2010, 08:02 COT
La ronda un dejo de incertidumbre, pero una certeza de poder.