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Pena de muerte: el signo de la ignominia

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Por

lunes 4 de agosto de 2008 22:37 COT

La pena de muerte es el signo peculiar de la barbarie” (Víctor Hugo)

Silla eléctrica

Desde la Ley del Talión, recogida en el Código de Hammurabi en Mesopotamia (siglo XVII A. C.), la mayoría de los países tenían reconocida la pena de muerte o pena capital en sus leyes. Fue a partir del siglo XVIII cuando se comenzó a “humanizar” la aplicación de dicha pena, pues hasta ese siglo incluso se trataba de aumentar el sufrimiento del ajusticiado como una forma de hacerle pagar por sus crímenes. Durante este siglo el estado busca formas más eficaces de ejecución, pues la muerte dolorosa y dilatada del reo empieza a repugnar las conciencias de la gente. La invención de la guillotina en Francia o el garrote vil en España persiguen, de hecho, ese fin: evitar el sufrimiento excesivo al condenado. Les sigue la silla eléctrica en Estados Unidos de América en 1890 y posteriormente la cámara de gas en 1924. Por último, llega la inyección letal en 1977 que se aplica por primera vez en 1982 en Texas.

La pena de muerte en la actualidad

Hoy 68 países todavía contemplan la pena capital en su legislación e incluso dos de ellos permiten la ejecución de menores de 18 años (en 2006 Irán ahorcó a cuatro menores y Pakistán a uno). En los Estados Unidos de América se ha llegado a aplicar la pena a deficientes psíquicos. El triste ránking de países que han llevado a cabo más ejecuciones son (estadísticas del año 2007):

  1. China (1010)
  2. Irán (177)
  3. Pakistán (82)
  4. Iraq (65)
  5. Sudán (65)
  6. Estados Unidos de América (53)

Aún más radical es la situación en Irán, donde el parlamento debate una ley que permitiría aplicar la pena de muerte contra los crímenes cometidos en Internet. Esa ley contempla que las páginas web y los blogs que induzcan a la corrupción, prostitución o apostasía, podrían ser castigados con el ahorcamiento por considerarse “enemigos de Dios”.

El caso de China es el paradigma de la repugnancia y del pisoteo de los Derechos Humanos. No solo la familia del ajusticiado debe pagar al Estado la bala utilizada para matarle sino que sus órganos son utilizados sin su consentimiento para trasplantes hospitalarios. ¿Una forma de humanizar la aplicación de la pena? El gobierno chino no lo niega, pues el viceministro de sanidad, Huang Jiefu, ha declarado que “el 95 % de las donaciones de órganos humanos para trasplantes proceden de prisioneros ejecutados”.

La venganza jurídica aplicada hasta el último extremo

Horca

Cuando el Estado dicta sentencia y ya se han terminado todas las apelaciones posibles por parte de la defensa, entra en escena la aplicación de la pena. Muchos casos rozan el disparate y causan estupor cuando vemos hasta dónde puede llegar un gobierno para que la ley se aplique. El caso de David Long, ejecutado mediante inyección letal en 1999 en EUA, es muy representativo. El lunes anterior a la aplicación de la pena se intentó suicidar ingiriendo un bote de barbitúricos. Los médicos hicieron todo lo posible por mantenerlo con vida y el día de la ejecución lo trasladaron en avión desde el hospital de Galveston a la prisión de Huntsville, acompañado de la mejor y más sofisticada asistencia médica para evitar que se muriera durante el viaje; finalmente llegó muy debilitado y casi agonizando, pero lograron introducirle la fatídica aguja de la inyección letal en su brazo y falleció, “como dictaba la ley”, a las 7 de la tarde. “Dura lex sed lex”.

¿Hay razones para justificar la pena de muerte?

Es absolutamente injustificable defender su vigencia en el ordenamiento jurídico de cualquier nación. No podemos apoyarnos en que los criminales “se deshumanizan a sí mismos” por lo que eliminarlos no constituye un acto doloso o contrario a los derechos humanos. Si un asesino “cosifica” a sus víctimas reduciéndolas a simples objetos para su sádico disfrute, el estado no puede a su vez investirse con los argumentos legales que le otorga la potestad a su vez de “cosificar” al reo y matarlo. El fin de la Ley nunca puede ser el crimen, la tortura o la venganza.

Los juicios humanos son falibles. Por muchas garantías que se incluyan en los procesos judiciales nunca tendremos la absoluta certeza de que no estamos asesinando a un inocente. Además, el ser humano actúa consciente o inconscientemente movido por muchos prejuicios sobre raza, etnia o condición sexual y eso promueve la subjetividad a la hora de analizar un caso y después dictar la sentencia correspondiente. Los recursos económicos también juegan un papel decisivo en una gran parte de los casos: que se lo pregunten al español Miguel Ángel Martinez, que salió del corredor de la muerte de una prisión estadounidense gracias a una campaña mediática que derivó en cuantiosas ayudas económicas que permitieron pagar a un prestigioso abogado que finalmente logró que el Tribunal Supremo revisara su caso, salvándolo así de una muerte segura.

La pena de muerte no debería tener cabida en nuestra sociedad. Causa desconcierto contemplar como democracias sólidamente asentadas, como Japón, continúan aplicando la pena capital para algunos crímenes. Recientemente el budismo y diversas iglesias cristianas se han unido para concienciar a la ciudadanía nipona, frente a unas estadísticas que reflejan el apoyo mayoritario a la pena capital. Es una seria dificultad cultural, que se remonta a la tradición sobre la venganza y la muerte como expiación del “pecado”.

Estados Unidos de América la sigue aplicando en la mayoría de sus estados. Y no hablemos de China, ahora en plena euforia por los Juegos Olímpicos, juegos que nacieron para “unir en fraternidad a los hombres y a todas las naciones”; una ironía que solo puede causar vergüenza además de lágrimas de impotencia.

Una conclusión personal

Quiero afirmar primero mi confianza en que la Humanidad alcance en las próximas décadas un mayor consenso para desterrar la pena de muerte en todo el mundo. Ya hemos avanzado mucho. La solidaridad y el cooperativismo son esenciales para seguir avanzando ahora. Como practicante budista afirmo que los valores humanos de la igualdad y libertad es algo que se debe conseguir desde una vía no violenta. Defendemos el derecho a la vida, a la justicia y a la libertad frente a la discriminación basada en credos, biología, casta, nacionalidad, sexo, o cualquier otra distinción. La liberación más importante de los seres se debe orientar prioritariamente hacia la erradicación de los prejuicios y la ignorancia. La tolerancia del budismo no se hace extensible al odio, ignorancia, destrucción, egoísmo o cualquier violación de cualquier forma de vida. El Budismo considera que todos somos una gran familia, considerando que el sufrimiento de uno es el sufrimiento de todos y que la felicidad de uno es la felicidad de todos. Al mismo tiempo mantiene posturas de calma y de una dirección firme y no violenta a la hora de remover las causas del sufrimiento, animando a todos los seres a que trabajen por la felicidad. Podríamos afirmar que para resolver los problemas necesitamos una "preciosa suma de compasión y de razón".

Cada ser humano es dueño de su vida y solo sus actos podrán ser considerados a través de él mismo, nunca ejerciendo una acción letal contra otro ser humano. La contribución del Budismo a la defensa de los Derechos Humanos se ve reflejada en la petición de la abolición de la pena de muerte, la eliminación de la tortura, la liberación de los prisioneros políticos que nunca hicieron uso de la violencia y la no condena de ninguna opción sexual ni religiosa que no atente contra la dignidad de la persona ni de su integridad física. Desarmar la mente de cada uno es el primer paso para sensibilizarnos profundamente de nuestra interdependencia como seres humanos y de la necesidad de erradicar esta lacra lacerante de nuestra historia: la pena de muerte. ¡Muerte… a la pena de muerte!

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23 comentarios a la entrada “Pena de muerte: el signo de la ignominia”

  1. meneame.net
    lunes 4 de agosto de 2008, 23:21 COT
    1

    Pena de muerte: el signo de la ignominia…

    Desde la Ley del Talión, recogida en el Código de Hammurabi en Mesopotamia (siglo XVII A. C.), la mayoría de los países tenían reconocida la pena de muerte o pena capital en sus leyes. Fue a partir del siglo XVIII cuando se comenzó a “humanizar…

  2. Armando
    martes 5 de agosto de 2008, 03:35 COT
    2

    No soy de la misma opinión. Creo que hay gente que no sólo no merece vivir, que sólo existen para causar dolor y hacer del mundo un lugar más desagradable y son un peligro permanente para todos los demás, y siempre existe el riesgo de que por cualquier circunstancia pueden verse libres de nuevo para volver a matar. ¿Cuántos asesinos reincidentes han quedado en la calle por error judicial?…Mantener viva a esa gente no tiene objeto, cuesta más mensualmente que lo que yo gano partiéndome el lomo seis días a la semana. No estoy de acuerdo con que se use el dinero de mis impuestos para pagarle alojamiento, alimentos y cuidados a tipos así. Millones que podrían gastarse en becas, hostpitales o carreteras. Si hubiera que votar, yo votaría a favor de la eliminación de ciertos tipos de reincidentes. Por ejemplo, los pederastas asesinos de niños.

  3. Bilioso
    martes 5 de agosto de 2008, 09:13 COT
    3

    Hombre, este artículo es un disparate sensiblero,cándido e inocente. La Pena de Muerte es una maravilla y, si Colombia fuera un país con un sistema judicial decente, debería ser aplicada.

    ¿Qué pena deberían tener los hombres que descuartizaron a nuestros labriegos? ¿8 años de cárcel con licores importados, televisión por cable, mujercitas para cada día de la semana, Internet y armamento? ¿O una extradición donde se libran de reparar a los huérfanos de su proceder?

    Por supuesto en Colombia es imposible aplicarla pues con este sistema judicial que tenemos sería un genocidio. Las cárceles llenas de inocentes haciendo fila para entrar al garrotazo sería una escena muy colombiana.

    Yo llevaría la pena de muerte a la corrupción estatal, el paramilitarismo, la violación, el consumo de animales, las barras bravas, el vallenato, los circos, los toreros y sus taurinos, los manipuladores de la opinión (ojo equinoXio), la gente con menos de 1.75 metros de estatura, los choferes de transporte público, los vendedores de drogas y un interminable etcétera.

  4. Javier Akerman
    martes 5 de agosto de 2008, 09:27 COT
    4

    Con todo mi respeto a los Sres. Armando y Bilioso estoy absolutamente en desacuerdo con sus afirmaciones en la defensa de la pena capital. Si por sensiblero es buscar un camino que una la justicia con el respeto a la vida aunque sea la de un asesino, pues soy un sensiblero humanista, que le voy a hacer. Creo que existen penas y procedimientos que pueden ser válidas alternativas a la pena de muerte.

  5. Bilioso
    martes 5 de agosto de 2008, 10:20 COT
    5

    Pero Javier, es que esa posición es totalmente académica, teórica. En la práctica sucede todo lo contrario. El genocida (Mancuso, Berna, Álvaro Uribe, Gordolindo etc) que descuartiza labriegos para quedarse con su tierra no debe ir a prisión: debe ir al crematorio. Las leyes lo único que buscan es domesticar al hombre que no es más que otro animal carnívoro. El descanso, la comida, la atención en salud y todo lo que se le da a un genocida en prisión no es más que un premio a sus asesinatos.

    El hombre que se lleva a un menor indefenso, lo sodomiza y luego lo asesina es un enfermo, de acuerdo, pero es un enfermo incurable que de salir de prisión repetirá su crimen. Debe morir, no es más lo que se puede hacer con estas personas.

  6. Javier Akerman
    martes 5 de agosto de 2008, 11:45 COT
    6

    Sr. Bilioso:
    Comprendo ahora mejor, a través de su comentario, el significado de su seudónimo y puedo llegar a comprender su razonamiento visceral, pero no lo comparto. Usted asegura que “las leyes lo único que buscan es domesticar al hombre que no es más que otro animal carnívoro”; pues muy respetado Sr. Bilioso, la pena de muerte es la peor forma de aplicar la ley, pues no solo impide “domesticar” al reo sino que elimina cualquier otra posibilidad de redención de la pena y, por el contrario, otorga al Gobierno que la aplica de un poder omnipotente que está muy lejos de la acracia que se vislumbra en su comentario.
    Respeto su reflexión pero, insisto, no la comparto.
    En todo caso cada persona es libre de expresar su opinión (de eso traté en otro artículo de equinioXio).
    Saludos cordiales.

  7. Rafa XII
    martes 5 de agosto de 2008, 13:03 COT
    7

    Los peores criminales y asesinos que no tuvieron la más mínima compasión con sus víctimas, y los privaron de sus vidas, NO tienen derecho a exigir, que se les tenga compasión y se les respete la vida. El mundo estrá mejor sin ellos.

    A muchos de los criminales de guerra de la Alemania nazi se les juzgó y se les condenó a muerte porque lo merecían ¿o ellos también eran dignos de compasión y de respeto por sus vidas a pesar de ser reponsables de la muerte de millones de personas?

  8. Javier Akerman
    martes 5 de agosto de 2008, 14:04 COT
    8

    Rafa XII:
    No es lo que exijan los asesinos, es lo que debería dictar y repugnar a nuestras conciencias. Las ejecuciones de Nüremberg fueron a mediados del siglo pasado, cuando todavía en Francia seguía en uso la guillotina o en España el garrote vil. Creo que hemos avanzado en eso muchísimo, en nuestra condición como humanos. Nunca el Estado debería tener esa prerrogativa, porque la pena capital es cruel, porque la venganza no es justicia y no reduce los índices de criminalidad. El primero que ha de predicar con el ejemplo es el Estado, ¿cómo puede convencerte de que matar está mal y por eso prohibido cuando él mismo mata? Todos deberían leer “Contra la pena de muerte” de Enrique Gimbenart o “Las razones del abolicionismo” de Norberto Bobbio. Que gran razón tuvo Gandhi al decir la frase: “Ojo por ojo y el mundo se quedara ciego”.

  9. Rafa XII
    martes 5 de agosto de 2008, 16:53 COT
    9

    No hemos avanzado nada. De nada sirve mantenerlos una cantidad de años en la sombra, viviendo a costa de los ciudadanos a quienes ellos con sus crímenes les han hecho daño, para que después salgan con más mañas y con deseos de vengarse de los que los metieron en la cárcel. A lo mejor a usted nunca le han matado a un pariente o a un ser querido y opina desde la barrera. Un terrorista, un secuestrador, un criminal despiadado y un asesino y/o violador NO merecen ninguna consideración de parte de un Estado y de una sociedad a los que solamente les han hecho daño.

  10. Javier Akerman
    martes 5 de agosto de 2008, 17:11 COT
    10

    Se equivoca Rafa, y no voy a entrar al trapo cuando las palabras rezuman odio, pues “la emoción vence a la razón”. Pero le diré (y no voy a entrar en demasiados detalles con confidencias públicas personales que no vienen al caso) que SI me ha tocado de cerca la muerte de una persona muy querida y SIGO DEFENDIENDO que la pena de muerte debe ser ERRADICADA por cruel, inhumana y vil. Hay otros métodos y los defenderé ante la intolerancia. Por cierto Rafa, nunca opino “desde la barrera” porque trato de ser absolutamente objetivo y solo escribo de lo que conozco por experiencia.
    No deberíamos lanzar opiniones sin haberlas meditado.
    En todo caso se lo digo sin ánimos encendidos y con la intención de escuchar todas las opiniones, hasta las que rocen la ofensa personal.
    Saludos cordiales.

  11. OIMC
    mircoles 6 de agosto de 2008, 10:58 COT
    11

    Javier: Su artículo es valiente y sincero. Todos los argumentos esbozados a favor en contra, no tanto aquí en este artículo, son por naturaleza tremendamente relativos, no porqie cada valor por si mismo sea relativo, sino el contraste y/o jeraraquía que cada quien le atribuye a un problema ético determinado según su propia escala de valores, ideológía, experiencia personal, etc. Me explico: la vida como valor, y su conservación, es un valor supremo, pero también lo es el de la justicia, la igualdad ante la ley, etc. De ahí el aparente relativismo moral con el que muchas personas -en mi opinión- analizan a priori este tipo de problemas límite.
    Sin embargo hay dentro de sus argumentos uno sólo, que no es controvertible ni objeto potencial de relativazación: los sistemas judiciales, cualesquiera, de cualquier país, no son infalibles. De manera que como usted bien lo señala, hay personas inocentes que han sido objeto de la pena de muerte, y que a posteriori resultaron ser inocentes.
    Aquí un link: http://www.amnestyusa.org/spanish/abolicion/vidasInocentes.html
    Pero además, existe un principio inalienable e inviolable en mi opinión, aunque muchos de sus críticos con toda seguridad lo considerarán también “académico”. Tal principio reza más o menos que: “es más importante la justicia a favor del inocente que la justicia en contra del culpable”.
    En otras palabras, es preferible tener en las calles a personas culpables de un delito, libres, a tener personas inocentes en la cárcel, o lo que es peor, pagando crímenes que no cometieron.
    Y un tercer argumento a favor de su posición es que al menos en la unión americana (USA) los delitos como el homicidio agravado son mucho más frecuentes en los estados que aplican la pena de muerte que en aquellos que no la aplican. En otras palabras, no existe un “efecto disuasorio” que frene a los criminales porque lay sea o no más estricta. El efecto disuasorio se logra con sistemas penales que actúan de manera eficiente y a tiempo. De ahí que en la UNIÓN EUROPEA las tasas de criminalidad sean menores a las de USA. DE MANERA QUE ME UNO AL CLUB DE SENSIBELEROS, A MUCHO HONOR. THL
    NOTA: Y pues un mensaje a “meneame.net”: ¡Que argumento tan flojo! Entonces, como no había electricidad ni antibióticos hasta el siglo XX es mejor volver a usar velas y dejar que las infecciones bacterianas sigan su curso…, ridículo, por decir lo menos…

  12. Rafa XII
    mircoles 6 de agosto de 2008, 11:17 COT
    12

    Yo también hablo desde la perspectiva de haber sufrido el asesinato, el terrorismo, la extorsión y el secuestro en mi propia familia y por eso creo que la pena de muerte deben aplicarse en este tipo de crímenes.

    Dice Ud. y los que defienden el abolicionismo, que “la pena de muerte no es la solución”, porque sigue habiendo criminales que cometen delitos que son castigados con la pena capital.

    Siguiendo esa misma línea argumental, podría decirse entonces que la cadena perpetua y las condenas de varias décadas tampoco sirven para nada, porque en las cárceles lo único que se hace (además de poner a comer y a dormir a un criminal a expensas del Estado y de los cuidadanos a los que ha hecho daño) es empeorar la calaña del delincuente, que, reunido con otros reos, aprende a ser aún más peligroso que cuando lo encarcelaron, y que lejos de estar “resocializado”, cuando sale está dispuesto a cobrársela a los que lo metieron en prisión.

    El crimen y la delincuencia siempre han existido, y NUNCA se van a acabar, independientemente del sistema judicial que impere. Estas conductas no desaparecen fusilando a todo el mundo, pero TAMPOCO se acabarán perdonando a todo el mundo, ni premiando a los delincuentes con oportunidades que en cambio se le niegan a los ciudadanos honestos que nunca han contravenido la ley.

    Lógicamente que hay acciones en contra de la ley que deben ser castigadas con la privación de la libertad, pero hay otras por su gravedad y por la peligrosidad de sus perpetradores, deben ser castigadas con la muerte.

  13. OIMC
    mircoles 6 de agosto de 2008, 11:28 COT
    13

    FE DE ERRATAS: Mi “nota” no va dirigida a nadie, pensé que “meneame.net” era un comentarista irónico, o algo así, tratando de justificar la pena de muerte, pero se trata de un pingback. Aparte de este OSO y evidente desconcentración, me mantengo en lo dicho…

  14. Javier Akerman
    mircoles 6 de agosto de 2008, 12:45 COT
    14

    Estimado OIMC:
    Hago mías las razones que expone en su artículo contra la pena de muerte. Agradezco su apoyo.
    Un cordial saludo.

    Rafa XII:
    Siento el sufrimiento que ha tenido que pasar, se lo digo de todo corazón. Puedo comprender su dolor. Es muy duro. Pero sigo defendiendo mi postura contraria a la pena capital, lo que no excluye la repugnancia que siento al ver a asesinos de esa índole ser juzgados por sus abominables crímenes, pero no debemos ponernos a su altura.
    Un cordial saludo.

  15. Bailarina
    mircoles 6 de agosto de 2008, 22:41 COT
    15

    Mmm tema espinoso este Javier, al menos para mí donde estar en cualquiera de los dos extremos me parece un tanto peligroso. Puedo decir que en principio no estoy de acuerdo con la Pena de Muerte per se. Soy una persona pacífica que condena cualquier exposición de maltrato, exclusión, discriminación, etc…pero, no puedo negar mi naturaleza humana, hay algo en mí, mi lado negro que desea y justifica la pena de muerte y que siente cierta satisfacción al saberla aplicada a quienes para mí, se la merecen.

    Entiendo tu punto de vista, me parece loable y bastante altruista, es más eso sería lo deseable, pero francamente no soy tan optimista como tú y no tengo tanta confianza en el mundo, confío más en los instintos humanos que no sé si son buenos o malos, pero sí instintos.

    Para mí la pena de muerte es la seguridad y garantía de que un “criminal de alto calibre” no vuelva a hacer de las suyas pero no la seguridad de que esté pagando por sus actos claro que no, pero si no es la Pena de Muerte será la cadena perpetua, pero cero indulgencias.

    Ahora, como en cualquier democracia, tener licencia para aplicar la Pena de Muerte, tiene sus pros y contras. Claro que la justicia es falible, pero hay casos en los que los hechos hablan por sí solos; la idea no es ocupar el lugar de China que supongo hará uso de la medida a diestra y siniestra, pero tampoco estar en el otro extremo de no castigar adecuadamente a criminales que merecen penas máximas.

    Yo me pregunto ¿qué hacer?. ¿Se aplica o no? Si se aplica ¿en qué condiciones? Los principios del budismo de vida, justicia y libertad en teoría son hermosos y desarmar las mentes pues igual, pero cuando tienes del otro lado a personas que no creen en ellos o que tienen por principios otros que se oponen a estos, la consecución de ese Nirvana es mucho más improbable.

  16. Javier Akerman
    jueves 7 de agosto de 2008, 02:36 COT
    16

    Estimada Bailarina:
    Si, es un tema espinoso pero no por ello debe dejar de debatirse. Mi optimismo no nace de un deseo cándido de paz y fraternidad mundial que se puede alcanzar mañana, pues al igual que el Nirvana que comentas, es (en el budismo) un estado individual y progresivo. Por eso hay que comenzar primero por uno mismo. Vivimos en un mundo violento, agresivo, iracundo y materialista; eso está claro y no voy a negar las evidencias. La pena de muerte, no obstante, es la firma legal que nos encierra en un círculo vicioso y empaña la esencia misma de la ley. No niego que haya que castigar con rigor a los criminales, nunca he defendido la benevolencia con ellos. La cadena perpetua es una opción. Y habría que buscar otras ahora y en el futuro.
    Saludos cordiales.

  17. Marsares
    jueves 7 de agosto de 2008, 11:29 COT
    17

    Javier:

    Como bien lo demuestras, la pena de muerte es un anacronismo viviente. Variadas son las razones para considerar su abolición definitiva en los países que aún la practican, varias de las cuales son reseñadas en tu artículo. La concepción de la pena como expiación o venganza, eco de los tiempos primitivos, cuando las sociedades se basaban en la simpleza de la Ley del Talión, ha sido superada en la moderna concepción de la pena. Incluso, la llamada retribución que se adoptara en los inicios de la era contemporánea, también ha dejado el camino a la resocialización, donde la prisión medieval de grilletes, socavones y torturas se convierte en sitios para que el delincuente adquiera las destrezas físicas, académicas y éticas durante el tiempo que se encuentre privado de la libertad y pueda reintegrarse con éxito a la sociedad. Infortunadamente, aún falta mucho camino por recorrer, empezando por el propio Estado que, con excepciones, se limita a encerrar a los delincuentes para luego dejarlos en libertad sin ninguna política penitenciaria de resocialización, convirtiendo los centros de reclusión en escuelas del delito. Pero pese a todo ya se transita por este camino resocializador y sólo sociedades fundamentalistas (como las musulmanas, las comunistas o la estadounidense) persisten en la pena de muerte, única salida a su estrecha concepción del mundo, signada por su fanatismo. Hay mucha tela para cortar en este tema que no se puede abarcar en el corto espacio de un comentario, pero siempre es saludable que se reavive un tema tan complejo como éste permitiendo que se abra el espacio a la sana discusión, pensando más en el organismo social que en las vivencias personales.

  18. Javier Akerman
    jueves 7 de agosto de 2008, 14:10 COT
    18

    Estimado Marsares:
    Tu profunda reflexión es tan elocuente que no debo añadir más.
    Gracias por acompañarme en estas aguas turbulentas.
    Un cordial saludo.

  19. Rafa XII
    jueves 14 de agosto de 2008, 16:39 COT
    19

    El organismo social del que habla Marsares está compuesto a partir de los ciudadanos que lo forman. De modo que hablar de “vivencias personales” es querer hacer ver, de una manera absurda, que en Colombia solamente dos o tres gatos han sido víctimas de los terroristas y asesinos. Nada más lejos de la verdad. En este país, el organismo social tiene MILLONES de “vivencias personales” de víctimas de los terroristas y asesinos despiadados integrantes de los grupos al margen de la ley, que no tuvieron el más mínimo respeto por la vida o los derechos de las personas a las que mataron, secuestraron, torturaron, extorionaron o desplazaron, pero que tienen a un séquito de lastimeros que claman consideraciones para ellos, “porque son seres humanos”. Una “humano” que es capaz de masacrar a sus congéneres no merece ninguna consideración.

  20. Javier Akerman
    jueves 14 de agosto de 2008, 19:46 COT
    20

    “Toda persona tiene derecho a la vida. Nadie podrá ser condenado a la pena de muerte ni ejecutado.” Unión Europea (U.E.).
    En 1998 los Estados miembros de la Unión Europea (U.E.) decidieron intensificar su actividad en el ámbito de la lucha contra la pena de muerte y aprobaron principios rectores al respecto. En esa fecha la pena de muerte se había suprimido en la mayoría de los Estados miembros y los que aún no lo habían hecho no la aplicaban. Desde entonces, todos los Estados de la Unión han ratificado el Protocolo n° 6 del Convenio europeo de derechos humanos relativo a la abolición de la pena de muerte. Cabe señalar, asimismo, que la abolición constituye una de las condiciones para la adhesión a la Unión Europea.
    Me siento orgulloso de ser europeo, humanista, budista… es decir, un ser impermanente, soñador y abolicionista. Que cree en el ser humano porque apuesta por su bondad universal; en la sabiduría como medicina para regenerar el mal, (si no es posible ahora sí con la esperanza del futuro); en la tolerancia para esperar soluciones sin precipitaciones ciegas; en la justicia sin venganza. No quiero ser, ni en palabras o intenciones, verdugo de mi propia historia y juez implacable de mi emotiva inconsciencia.

  21. Rafa XII
    viernes 15 de agosto de 2008, 13:31 COT
    21

    “Toda persona tiene derecho a la vida…”

    Muy bien dicho, TODA PERSONA.

    Individuos como Pol Pot, los Duvalier, Stalin, Hitler, Sadam Hussein, El Chacal, Charles Manson, y más cercanamente, Sangrenegra, Chispas, Desquite, Efraín González, el tristemente célebre Campo Elías de la masacre de Pozzetto, el violador y asesino Garavito, Tirofijo, Reyes, Jojoy, los Castaño, HH, Jorge 40, Báez y demás, por la crueldad de sus crímenes y acciones en contra de la vida y la integridad de sus víctimas, dejaron de ser personas para convertirse en BESTIAS. Y que me perdonen las bestias por compararlas con estos seres tan despreciables.

  22. Javier Akerman
    viernes 15 de agosto de 2008, 13:46 COT
    22

    Pues si, TODA PERSONA, aunque sea una PERSONA DESPRECIABLE y un VIL ASESINO nacido de madre. Aunque su nombre produzca náuseas y sus actos la más profunda repulsión.

  23. idi
    mircoles 27 de agosto de 2008, 10:28 COT
    23

    Seria muuy bueno que Colombia tuviera la pena de muerte, asi nos deshariamos o desechariamos de mas de un HP q lo unico q merece es eso, asi como se recolectan firmas para rereelegir a un ca….. como Uribe, porq no recolectamos firmas para que estudien y aprueben la pena capital en Colombia??? Seria excelente……



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