Papá Noel no tiene barba
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
sbado 30 de mayo de 2009 12:09 COT
Ni si quiera voy a hacer el esfuerzo de escribir este texto de forma racional y objetiva porque cuando uno siente tanto respeto, tanta admiración y cariño por una persona el intento de disimular esas emociones es una pérdida de tiempo total.
El miércoles pasado me enteré de que el proyecto Hiperbarrio, creado por Gabriel Jaime Vanegas y Álvaro Ramírez Ospina en la ciudad de Medellín, se ganó el Nica de Oro en el concurso internacional de ciberartes: Prix Ars Electronica. Como muchos, no tenía ni idea de qué se trataba pero al sentirlo tan emocionado a Álvaro, quien me contó de este logro, no pude resistirme las ganas de saber el por qué de ese alboroto.
Tras visitar los blogs de distintos integrantes del colectivo comencé a entender la importancia de este reconocimiento y me alegré por ellos, por todos, aun cuando solo conozco al director del sueño hoy convertido en hecho palpable. Descubrí que en el 2004 este mismo premio se lo ganó el grupo de personas que dio origen a Wikipedia, así que si a los jurados de esta competencia les pareció que Hiperbarrio se lo merecía fue porque su trabajo no es sólo bueno ante los ojos de los conocidos, también lo es ante la mirada de perfectos extraños.
Álvaro fue quien me reclutó para escribir acá en equinoXio y, si bien me he comunicado con él desde hace más de un año, solo pude conocerlo personalmente a principios de 2009. Luego de compartir unos pocos momentos con él me quedó absolutamente claro lo que también dicen los muchachos de Hiperbarrio: es un hombre generoso con el conocimiento, carismático y muy trabajador. Este papá noel sin barba, como lo caracterizo cuando hablo de él en círculos que lo desconocen, vive por temporadas cerca al Polo Norte y cuando viene a estas tierras más tropicales, por suerte más de una vez al año, también baja lleno de regalos, pero no materiales. Viene lleno de experiencias, de buena vibra y de conocimientos que no teme nunca compartir con quienes le rodeamos.
Álvaro es un hombre que ama enseñar, por eso es tan buen profesor, además tiene la mesura necesaria para saber quién lo necesita más, misma que usa para decidir a quién dedicar más tiempo y si uno es inteligente no se lo reclamará, entenderá en algún punto que si no está cerca es porque uno sabe más que otros, pero que antes de convertir esa competencia en motivo de soberbia debe uno seguir el ejemplo del maestro para compartir con otros lo poco o mucho que sabe, porque si no se hace de ese modo la competencia propia se hace incompetente.
Esta semana equinoXio está más contenta que de costumbre, no sólo porque cada uno de sus integrantes está acá haciendo algo que ama sino porque acaba de ver a un muy querido amigo progresar, ese amigo es Hiperbarrio.
lunes 7 de septiembre de 2009, 21:07 COT
Que buen texto el que lograste…
Es inspirador ver en letras, lo que sé es un sentimiento colectivo hacia Don Álvaro. (Mejor, no lo podías haber descrito).
Saludos,
Cati.
sbado 12 de septiembre de 2009, 10:18 COT
Algo muy positivo en Alvaro Ramírez es la creación de este grupo de hiperbarrio, el carisma que le ha impreso al compartir con ellos sus conocimientos y el deseo de verlos superados.
Yo si digo algo: Qué nos queda cuando partamos de estas coordenadas terreanes? Los momentos que viviste y si éstos han complementado a otros, pues rico seguir viviendo.
Un abrazo a tí Johana y por supuesto para el protagonista de tu escrito. ¡Qué Dios le de sabiduría para sus actividades comunitarias!