Pambelé
Columnas > Con los taches arribaPor Rafa XIII
sbado 27 de octubre de 2007 1:35 COT
El 28 de octubre de 1972 es una fecha que parte en dos la historia del deporte colombiano. Esa memorable noche, Antonio Cervantes, Kid Pambelé, derrotó de manera contundente en Ciudad de Panamá a Alfonso Peppermint Frazer y consiguió por primera vez para Colombia un título mundial de boxeo.
El logro de este púgil, nacido en 1945 en San Basilio de Palenque, uno de los sectores más pobres de los alrededores de Cartagena, constituyó el inicio de una época grande para el boxeo colombiano, que se extendió por casi dos décadas. A Pambelé le sucedieron destacados pegadores como Rodrigo Rocky Valdez, Prudencio Carmona, Miguel Happy Lora, Fidel Bassa, Tomás Molinares, Rafael Derby Pineda, Joselio Fanor Mosquera y Rubén Darío Huracán Palacios, entre otros. Unos fueron campeones, otros no llegaron a lucir el cinturón orbital, pero todos, sin excepción nos hicieron vivir momentos de emoción por sus gestas en el cuadrilátero.
Pero Pambelé los ha eclipsado a todos, no solamente por haber sido el primer colombiano en coronarse campeón mundial, sino porque, cuando obtuvo el título en la categoría welter junior de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), y en los casi ocho años en los que fue el rey de las 140 libras (1972-76 y 1977-80), los críticos y expertos en el deporte de las narices chatas lo calificaron como uno de los pegadores técnicamente mejor dotados en la historia del boxeo. Cervantes tenía una derecha terrible que demolía a sus contendores, pero también sabía acertar buenos golpes con la izquierda y con un habilidoso juego de piernas y de cintura era efectivísimo a la hora de esquivar los ataques de su oponente.
Este es el Pambelé que recordarán los cronistas del boxeo. El gran boxeador e ídolo de multitudes. El hombre de extracción popular que alcanzó la fama y la fortuna, literalmente, con sus propias manos y con el sudor de su frente. Pambelé es una marca registrada del orgullo del deporte colombiano.
Pero hay otro Pambelé que no quisiéramos que existiera. Es aquel hombre al que se le subió la fama a la cabeza. Aquel que por haber obtenido un reconocimiento y riqueza que nunca había imaginado tener, de la noche a la mañana dilapidó lo que había alcanzado, entregándose al desenfreno, con gastos inverosímiles, lujos extravagantes, licor, mujeres y drogas.
En los años ochenta, Cervantes era una pálida sombra de ese campeón imbatible que alguna vez fue. Era doloroso hasta las lágrimas verlo en los innumerables reportajes que se le hicieron, entregado por completo al vicio, ingresando a centros de rehabilitación, huyendo luego de ellos, regresando otra vez en medio de propósitos de enmienda y recayendo. En varias ocasiones parecía enderezar el rumbo, entrenando a las nuevas generaciones de boxeadores, que sin duda, aún veían en él al ídolo de sus padres. Pero al igual que sus intentos de rehabilitación, estas tentativas de regreso a los rings –esta vez, a la esquina- fueron flor de un día.
Hace ya 35 años que Pambelé alcanzó la gloria de los campeones. Con el pasar del tiempo, bajó hasta el mismo infierno, para dolor de todos los que lo admiramos como deportista. Y precisamente, en la víspera de este aniversario, queremos rendirle un pequeño homenaje al Pambelé victorioso y de pegada fulminante en los cuadriláteros, que ojalá, así sea en el ocaso de sus días, logre noquear de una vez por todas al Pambelé de las drogas y los excesos.
martes 30 de octubre de 2007, 11:49 COT
Me uno a tus deseos. Hace un par de semanas, Pambelé salió en uno de esos mañaneros televisivos, aparentemente en rehabilitación.
¿Por qué la gente cuando se tapa en plata de la noche a la mañana, aún de manera honesta, se enloquece con los billetes?
Un abrazo. Buena semblanza.
mircoles 31 de octubre de 2007, 15:04 COT
Tal vez y es lo más seguro, se deba a la poca formación cultural de las personas que se llenan de plata. Y es no es cosa exclusiva de Colombia, en donde el espejo de Pambelé ha reflejado a otros como Usuriaga y Asprilla.
Si miramos al exterior, a Mike Tyson, George Best y a Garrincha, les pasó lo mismo
martes 19 de febrero de 2008, 18:18 COT
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