No nos metan en la misma bolsa
Columnas > Eco-grafíasPor Germán A. Quimbayo
martes 23 de septiembre de 2008 10:31 COT
Uno de los cuadros más recurrentes que se nos viene a la cabeza, cuando se refiere a la contaminación ambiental, es el ver lugares que tienen miles de miles de bolsas plásticas, provenientes especialmente del embalaje que tienen las cosas que adquirimos en tiendas, mercados y grandes superficies comerciales.
Las bolsas plásticas han ocasionado, quizá, uno de los mayores eventos y fenómenos de polución en el Planeta. Han llegado a los lugares más remotos, afectando plantas, animales y ecosistemas. Ha sido también una odisea hacer su buena disposición en lugares como rellenos sanitarios y botaderos de basura. Aparte que la reutilización y el reciclaje de estas bolsas son procesos muy costosos, más que su misma elaboración que se basa generalmente en el polietileno, derivado del conflictivo petróleo.
He visto con bastante curiosidad el fenómeno que ha invadido a la mayoría de supermercados en Colombia respecto a bolsas biodegradables o bolsas ecológicas. Cadenas de almacenes como Éxito, Carrefour y Carulla en Colombia se han sumado al “interés” de ser cada día empresas ecológica y ambientalmente más responsables. Y sin ganas de hacer un infomercial o algo por el estilo, a continuación me gustaría hacer un recuento de las iniciativas que conozco al respecto.
El Éxito se lanzó hace un año largo con su apuesta de bolsas biodegradables, que poseen el aditivo denominado EPI-TDPA® (TDPA significa en inglés Totally Degradable Plastic Additives, o Aditivos para Plásticos Totalmente Desagradables) y desarrollado por la multinacional EPI- Environmental Technologies. Por su lado Carrefour ha hecho una apuesta que en mi concepto ha sido un poco más sensata, la cual consiste en la entrega de unas bolsas de lona, que propicien el uso racional de las bolsas de plástico como estrategia de mitigación a los impactos ambientales negativos de estas últimas. Al parecer esta multinacional francesa subsidia la mitad del costo de las bolsas. Finalmente tanto Carulla, como el mismo Éxito han hecho una alianza con la fundación del amenizador musical patrio por excelencia, Juanes, para promover unas bolsas reutilizables con fines tanto ambientales como filantrópicos.
Pero no solo han sido los supermercados. Me parece bastante interesante la propuesta del Costal Verde apoyada por la Fundación Natura de Colombia, en donde los recursos recogidos por la venta de estas bolsas, se invierten para apoyar algunas iniciativas de investigación ambiental y conservación ecosistémica. Para todas estas iniciativas, el Gobierno colombiano a través del Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (y su mediático ministro) ha impulsado y brindado un decidido apoyo hacia dichas iniciativas.
Sin embargo, para el caso de la elaboración de las bolsas denominadas biodegradables, se requerirá de un proceso que implica el uso de algunos materiales, incluyendo en menor medida el petróleo acompañados de algunos aditivos que permitirán la biodegradación. Me pregunto, ¿será necesaria tanta parafernalia? No sé, existen cosas más sencillas.
Además y hablando de las citadas bolsas líneas arriba, no comprendo el por qué del costo de algo que debería ser asumido por las empresas, a manera de subsanar algunos ambientales, que van más allá de las bolsas plásticas por sí solas, y es el de propiciar verdaderos gestos en el cambio de nuestros hábitos de consumo como, por ejemplo, promover el acceso a alimentos sanos y ecológicamente responsables. Por favor, no seguir alimentándonos a punta de lo que nos ofrecen los grandes monopolios corporativos, quienes infunden el desmedido consumo de empaques plásticos innecesarios y atentando de paso con nuestra seguridad alimentaria a partir de una múltiple gama de alimentos procesados. La salud y la alimentación, por si no lo sabían, también son temas ambientales.
Qué pena ser tan rezongón, como siempre las buenas intenciones son solo eso, intenciones sin cambios radicales en los hábitos de consumo. Es definitivo que no solo en el caso de las bolsas plásticas, sino en el manejo de todo tipo de residuos, nuestra sociedad debe cambiar de forma ostensible sus hábitos de consumo. ¿Por qué como sociedad hemos legitimado la basura? ¿Cuándo será que haremos estos actos, porque realmente nos nacen? ¿Cuánto nos costará la producción de una bolsa biodegradable? ¿Para qué hacerlo si existen alternativas más sencillas? Esas son preguntas que deberíamos estar haciéndonos. De hecho ya muchos países, entre ellos, Irlanda, Bangladesh, China, Ruanda, Canadá y algunas ciudades de Estados Unidos, han prohibido el uso de bolsas plásticas. Es realmente posible hacer el cambio.
De mi parte reivindico iniciativas como el Costal Verde y cosas como estas bolsas que se vienen haciendo en Argentina, con toda una campaña de educación y divulgación detrás de las mismas.
Pienso que lo más práctico es hacer lo que hacían nuestros padres, tíos o abuelos: cargar nuestra propia tula o bolsa de tela para mercar o llevar lo que compramos hacia nuestros hogares. Es que realmente las soluciones a los problemas y conflictos ambientales son tan sencillas. Sólo consiste en hacer un buen uso del sentido común. No esperar mecenazgos oportunistas y soluciones “ingeniosas”, que no nos metan en esa bolsa por favor. Ah, ¡y que vivan los líchigos y las plazas de mercado! Son lugares más divertidos y ante todo más diversos que un supermercado.
¡Un saludo!
mircoles 24 de septiembre de 2008, 08:18 COT
Este era un post que tenia en remojo por no encontrarle el giro adecuado. Y si, tienes mucha razón en lo planteado acerca de que las empresas deberían asumir los costos porque en ultimas ellas generan indirectamente esa cantidad de basura.
Planteaba que cuando llego MAkRO – bueno acá en barranquilla fue así – mucha gente se sintió estafada porque no entregaban bolsas. O sea que te obligaban a llevar donde meter tu compra. Creo que a la empresa le falto reforzar esto y quizás hoy seria líder en cambio de hábitos de consumo.
Y si los abuelos con practicas sencillas cuidaban mas el entorno. La bolsa de mercar, el canasto, inclusive acá en la costa se utilizaba mucho el bijao como material de empaque para casi todo. Costumbres cambiadas por esa manía adquirida de no ensuciarnos del otro, de no soportar nuestros olores; Entonces hay que plastificar todo para que los olores – que nos avisan del buen estado de las cosas – no contamine el ambiente.
De esta manera hemos logrado integrar al paisaje urvano y rural bolsas plásticas, cajas de icopor, pitillos, vasos desechables y un largo etecetera.
Que comment tan largo
mircoles 24 de septiembre de 2008, 08:24 COT
Corrijo es urbano.
A mi parecer hay un abuso en el uso de desechables. El uso de loncheras, de vasos personales de vidrio en empresas y oficinas, el digerir los alimentos en el sitio y no caminar media ciudad comiendo y tirando los empaques donde terminemos podría disminuir este fenómeno.
Es un buen tema que da para un largo debate ya que implícitamente esta involucrado la cuestión de salud y enfermedades contagiosas.
sbado 27 de septiembre de 2008, 20:05 COT
Aretino:
Lo de Makro es cierto, no recordaba de ello. Es totalmente cierto. Recuerdo cuando llegó a Bogotá, pues cerca de donde vivo existe un almacén de esta cadena. Precisamente ese incidente que mencionas, indica que la reflexión va más allá que las bolsas tengan que ser biodegradables. El problema se concentra es en los hábitos y modelos de consumo que nuestra sociedad posee, por lo general insostenibles.
Un saludo y gracias por tu comentario.