Mientras duró un suspiro
Columnas > CulturaPor Carlos Uribe de los Ríos
mircoles 28 de marzo de 2007 8:29 COT
Fernando Ampuero y Jorge Franco
¿Qué le quedó a Medellín y cuánto le costó toda la parafernalia con los académicos, la gramática, los reyes de España y los cientos de invitados?
Los efectos han sido en general tan inmediatos y fugaces como las lluvias de estrellas. Vino el rey con su consorte y fueron escondidos por un grupillo de admiradores incondicionales que nos hicieron evocar las épocas del vasallaje criollo, sometido y proclive a la genuflexión.
La calle de honor de niños vestidos de dominguero y banderita en mano, que pretendía rendir honores y saludar a sus majestades, perdió las horas durante las que hizo guardia mientras llegaban los soberanos, pues ni se dieron cuenta de que los reyes pasaron raudos en una buseta que recorrió en una exhalación las pocas cuadras entre la estación del metrocable y la biblioteca España.
Los medios en Medellín, aunque sobre todo la radio y la televisión, les dieron más espacio a los problemas surgidos de la aplicación del protocolo, en vista de la presencia de don Juan Carlos y doña Sofía, que al sentido y consecuencias de su visita de 32 horas a una ciudad encantada siempre en sus rezagos feudales, los sentimientos monárquicos y la ridícula creencia en su sangre azul.
Por su parte, los señores académicos y los dignatarios del Instituto Cervantes se dedicaron, los primeros, a la pantomima de aprobar la nueva gramática panhispánica –que apenas se publicará dentro de dos años- para que se pueda mencionar en adelante que se ese acto se produjo en Medellín, y los segundos a “discutir y convenir” el método previamente acordado por los estudiosos del Cervantes, según el cuál se deberá certificar el idioma español en el mundo, en la presencia condescendiente de los rectores de 60 universidades. Otra formalidad inútil excepto porque aparecimos en periódicos y televisiones españolas y algunas latinoamericanas, como reseña desde lo social.
Los escritores que nos visitaron –y los que lo seguirán haciendo- por lo menos se metieron con los públicos, en la calle y en los auditorios, hablaron de sus obras y respondieron las mismas preguntas de siempre.
Por ejemplo, el mexicano Jorge Volpi estuvo, entre otros, en la Universidad de Antioquia, donde colmar un auditorio para 100 personas es ya una proeza. Respondió las preguntas de su colega, el colombiano Pablo Montoya, y dio cuenta de sus orígenes literarios, del movimiento Crak y de por qué y en qué circunstancias decidió escribir –en 10 años, una tras otra- sus últimas tres novelas que ya hoy son reconocidas: En busca de Klingsor, El fin de la locura, y No será la tierra.
Volpi es un fenómeno –¡qué lugar común!- de la más joven literatura que se escribe en México y apunta a ser enorme. Por eso lo llaman a todas partes, lo escuchan, lo leen y lo traducen a los idiomas más diversos.
Hubo, además, una actividad hermosa, a lo largo de varias cuadras en la carrera Carabobo, en el sector del centro, una vía peatonal en la que se instalaron toldos a manera de feria informal del libro y muchos escritores pasaron por allí, se sentaron con la gente y hablaron de literatura. Y de otras cosas.
Los reyes de España y la pareja presidencial
Mientras tanto, una multitud de esperanzados sangreazules venidos de todos los confines le hacía la corte a los reyes, esperaba que don Juan Carlos tomara de primero el tenedor de las entradas y tomara la copa de agua para poder iniciar las ceremonias de comida y cena, y que él diera el primer paso adelante para que las personas se le pudieran acercar sin ultrajar su dignidad de mandatario de una península lejana que otrora fuera imperio arrasador como todos, y pozo sin fondo de las vidas y las riquezas ajenas.
Medellín, dos días después, se encontró en su misma soledad mediterránea –en el sentido estricto- supo que de toda esa efervescencia quedaron los titulares, las fotos, los videos, los archivos de noticias de sociedad, y la esperanza de que en alguna oportunidad, ojalá más arcana que lejana, en otros lares, regiones o países de habla española, se acuerden de que fueron don Álvaro Uribe y Vélez, y don Sergio Fajardo y Valderrama, los varones ilustres de las Indias Actuales quienes se gastaron una millonada –desconocida aún entre los plebeyos- para que la ciudad estuviera en muchas bocas mientras dura un suspiro.
mircoles 28 de marzo de 2007, 09:47 COT
recordando la visita de lo “sangre azul” podemos afirmar que tuvimos un buen final pues de ser, la ciudad recidente de los capos pasamos a ser, podemos defirlo por medio de un titular que diga ” ciudad visitada por los reyes de españa quienes no sufrieron ningún atentado al visitarla”tal vez nos duela mas a lo colombianos”plebeyos”que a los mismos altos mandos esa visita pues talvez la paguemos con mas impuestos que ironia nosotros pagamos la fiesta y ellos la disfrutan.
mircoles 28 de marzo de 2007, 10:15 COT
Bueno hay algo bueno que rescatar. Publicidad Mundial Gratis y de la buena, porque antes se conoció Medellín como la tierra de Pablito y sus sicarios.
mircoles 28 de marzo de 2007, 21:39 COT
Mas se gasta combatiendo el narcotráfico, la guerrilla, alimentando presos en las cárceles y pagando multas millonarias por errores que comete el estado y sin contar con los miles de millones que se roban los politiqueros. De eso si que no queda ni la fama. Perdon me equivoqué queda mucha fama pero de la mala.
Palo porque bogas y palo porque no bogas.
mircoles 28 de marzo de 2007, 22:31 COT
Pienso que a Medellín ganó mucho esta semana. Lo de los reyes, de acuerdo, fue más algo de protocolo que de otra cosa, pero la interacción con los escritores, el darse cuenta que son personas comunes y corrientes es muy valioso para la ciudad y permite que más personas se acerquen a la lectura. Todo el ejercicio realizado durante este mes en colegios y universidades en torno al lenguaje también es valioso. Y a los niños se les despertó el interés en el lenguaje y la lectura. Habrá que seguir trabajando para que no se les apague. Saludos.
jueves 5 de abril de 2007, 18:19 COT
Personalmente me dejò un vacìo y fue el no haber podido estar en ciertos actos de mi interès. Razòn: Cumplir con un horario en mi oficina. De haberlo sabido con tiempo, hubiese pedido vacaciones!
En cuanto al dinero, no es tan mala inversión, es cultura, aunque muy protagonizada. Hay “desague” más lamentable por los lados de la corrupción.
Los Reyes almorzaron con una amiga mía en el evento del Hotel Intercontinental… para cuyo evento se adquiriò una vajilla costosa pero que segùn organizadores, la pagó una de las entidades privadas que se vincularon al evento. Esperemos que sì haya dinero para resolver la crisis que de tiempo atrás viene sufriendo la poblaciòn del Chocò.
Un abrazo afectuoso!