Madrazo mata porta-retrato
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
lunes 28 de diciembre de 2009 15:55 COT
Durante esta época del año en que se dañan puertas arrancando algunos adornos navideños pegados con silicona, se esconden otros, se estrenan regalos y se guardan unos más en los espacios vacíos dejados por la limpieza anual, se hacen evidentes varias cosas.
Si uno desea expresarle aprecio a otra persona y la conoce poco basta con enviarle una tarjeta, un mensaje de texto o darle una llamada en caso de que se sepa donde ubicarla.
Si uno quiere comunicarle su desprecio a alguien que conoce, pero por razones fuera del control propio, debe soportarlo basta con regalarle un accesorio para la casa.
No importa qué tan buen gusto se tenga ni qué tanto se empeñe uno en adivinar las preferencias decorativas de otra persona, es cierto que si uno nunca ha visitado el hogar de alguien, será prácticamente misión imposible elegir un candelabro o parecido, que cumpla con los requisitos de estilo, material y color para que combine con los que ya tiene el regalado. De ahí que afirme categóricamente que si uno quiere ofende a alguien no hay como regalarle un porta-retrato.
Si bien un madrazo le puede dañar el rato y hasta el día a uno, es más fácil deshacerse de el que de un artículo material e inútil que como bien dijeran los libretistas de Futurama “es basura desde el mismo momento en que salió de la fábrica”.
En esta vaca loca consumista en la que andamos todo el año, pero que se enfatiza cuando llega diciembre, el cumpleaños o x fecha, que los imaginativos comerciantes se inventaron para vender más, no falta el personaje que quiere quedar divinamente con todo el mundo, hasta con aquellos a quienes no llama en meses para saber cómo están y que sólo saluda si se los topa inevitablemente por la calle. Es justo ahí cuando sus motivaciones reales y profundas salen a la superficie.
Como ya dije cuando la idea es decirle a un conocido “oiga que tenga buen año” u “ojalá le cuajen todos sus planes”, porque el verbo cuajar se pone de moda en enero más que en otras épocas, lo mejor es acceder a cualquier línea de comunicación y expresarlo así, sin muchas arandelas. Minutos para llamar a celulares se consiguen desde 200 pesos así que el detalle le puede salir súper barato y con 1000 pesos ya saludó a 5 fulanos, entonces ¿para qué regalar basura? Sólo se me ocurre que para amargarle la vida a alguien.
Si a uno le cae mal una persona tiene varias salidas, entre ellas ignorarla, lo cual suele ser fácil si uno no tiene que verla todos los días, y ser hipócrita.
Yo soy de quienes prefieren que le digan las cosas de frente y sin palabras bonitas, pero reconozco que eso me hace un bicho raro en esta cultura y entre las mujeres, porque acá les encanta decir las cosas con indirectas y tratando de no molestar susceptibilidades ajenas dizque para mantener buenas relaciones, pero como yo lo entiendo, las relaciones manejadas de ese modo se hacen quebradizas e inseguras, en esas no se puede confiar, entonces si me dan una vaina que no usaré ni por equivocación o que a la legua se nota que me la dieron por quedar bien ellos, tengo la seguridad de que sin salir del plástico terminará en la caneca de la basura. Lo lamento por los recursos naturales que fueron necesarios para su producción. Así estaré más agradecida con aquellas personas que me dicen que me detestan de frente y con valor o que optan por la vía de ignorarme sin molestarme la vida, antes que con aquellas que ni siquiera saben cuándo cumplo años pero que por quedar bien me regalan porquerías.
Recuerde cada vez que reciba un regalo completamente desubicado que es un signo de lo poco que lo aprecia quien se lo dio, porque alguien que lo estime aunque sea una gotica no le va a hacer el mal de encartarlo con pendejadas que nunca usará.