Los problemas de Masako
Ciudadano del mundo > ColumnasPor Julián Ortega Martínez
lunes 22 de mayo de 2006 2:17 COT
Quizás debió rechazarlo por tercera vez. De todos modos, ya le había dicho dos veces que no. Y negársele al futuro emperador de Japón no es nada fácil. Pero no, Masako Owada, hija de un diplomático, graduada de Economía en Harvard, con conocimientos de cinco idiomas y hasta entonces traductora en el Ministerio de Asuntos Exteriores, le dijo que sí al príncipe Naruhito, heredero de la monarquía más antigua y, quizás, la más rígida del planeta. No es nada fácil abandonar una prometedora carrera diplomática, ni siquiera por amor.
Pero claro, nada iba a ser fácil tampoco para la ahora princesa Masako. Antes de casarse, tuvo que pasar un examen de fertilidad y firmar un acuerdo prenupcial, renunciando a todos los privilegios imperiales y a los hijos que llegase a tener en caso de divorcio. Masako tampoco tenía idea de que concebir un vástago varón iba a costarle tanto. De hecho, no ha podido. Después de tres abortos espontáneos, quizás por la presión de la familia imperial, en diciembre de 2001 daría a luz a su única hija, Aiko, que a su corta edad está en medio de una controversia política que sólo entenderá dentro de unos años.
Con su sonrisa suave y su temperamento tranquilo, Masako-sama es bastante popular dentro del país, que aún ve con bastante simpatía su monarquía, si bien su papel político, como estipula la Constitución "gringa" de 1947 (la misma que prohíbe formalmente a Japón ir a la guerra), no existe. Parte de la prensa internacional la compara con Diana de Gales, si bien Masako ha soportado con mayor tenacidad su rol en la familia imperial nipona, a pesar de sus recurrentes "enfermedades" y de sus ausencias en público. Una profesional exitosa de este siglo no puede sola contra una tradición milenaria. Masako no se puede comparar con una potencia que hizo renunciar al emperador a su carácter de divinidad ante la posibilidad de que su país, a punta de bombas atómicas, fuera borrado de la faz de la Tierra.
El primer ministro, Jun’ichirō Koizumi, bastante "godo" para unas cosas y "liberal" para otras, decidió basar su administración en la privatización del sistema postal y la reforma a la Ley de la Casa Imperial, para permitir que una mujer ascienda al trono del Crisantemo. A pesar del apoyo popular a la medida, los más conservadores, que nunca faltan y menos en un país de mentalidad tan homogeneizada como Japón, se han opuesto esgrimiendo muchos argumentos. Cuando un grupo de peritos designado por Koizumi estudió y recomendó la reforma, acordando que el primogénito del emperador debería ocupar el primer lugar en la sucesión, sin importar su sexo, el príncipe Tomohito, primo de Naruhito, afirmó que "debería permitirse de nuevo la presencia de concubinas", a fin de agotar todas las opciones antes de permitir que una mujer suba al trono.
- Japanese imperial succession controversy (Wikipedia en inglés)
- Head to head: Japan’s succession crisis (BBC)
- Japan’s Masako (Hello! Magazine)
- Masako de Japón (Revista ¡Hola!)
- Cubrimiento en Wikinoticias
Las cosas se complicaron en febrero pasado, cuando fue anunciado el embarazo de la princesa Kiko, cuñada de Naruhito. Esto sucedió días después de que Koizumi pasara el proyecto de reforma a la Dieta (el parlamento). El carismático primer ministro tuvo que "patrasiarse" y esperar a que el hijo o hija de Kiko nazca en septiembre. Si el niño resulta ser varón, pasaría a ser tercero en la línea de sucesión (después de Naruhito y su padre Fumihito), pero si la reforma llegase a tener éxito en el legislativo (claro, si Koizumi se atreve a pasarla de nuevo, aunque él ya anunció que iba a dejar el cargo este año), la princesa Aiko pasaría a ser segunda en la línea. Las opiniones siguen divididas, como siempre. Un ex primer ministro de Economía se atrevió a encender las "alarmas", pues Aiko podría casarse con un "extranjero ojiazul". ¡Un emperador extranjero! Algunos son más audaces y llegan a cuestionar la existencia y permanencia de la propia monarquía.
Mientras tanto, Masako, hoy de 42 años, quien de haber tomado otra decisión se habría convertido en una diplomática exitosa y encantadora, espera pacientemente… ¿Será que ese ha de ser el destino de las mujeres exitosas en un país tan tradicional y machista? ¿Acaso la familia imperial debe cobrarle caro a una plebeya el haber cometido un aparente error? ¿O acaso la "mala" decisión de Masako y su "mala suerte" a la hora de concebir va a desencadenar un cambio social sin precedentes en Japón? ¿Será que la modernización tecnológica al fin va a ser acompañada por la modernización de la sociedad? Tal vez el silencio de Masako acabe dándonos la respuesta…
lunes 22 de mayo de 2006, 12:40 COT
Poco sabía yo de la realeza en el Japón. Muchas gracias por este artículo informativo y documentado.
Esta historia revela la crisis en que se encuentran las monarquías de todo el mundo. Siendo la más patética de todas, la británica.
No creo que van a durar mucho y se van a ir transformando en una cosa diferente, donde sean los ciudadanos los que decidan su futuro.
mircoles 24 de mayo de 2006, 15:17 COT
Como te decía Julián, Masako es para mí una de las mujeres de este siglo que se merece toda mi admiración y respeto. Es eso una MUJER que pese a su éxito como profesional lo dejó todo por volverse madre y esposa. Desafortunadamente la sociedad japonesa es muy vertical en cuanto a principios, y allí cada quien tiene un rol muy específico que no se transige; las reglas están dadas y muy claras desde el principio no hay punto de retorno. En parte eso es lo que le ha permitido a Japón ser lo que hoy es y recuperarse tan pronto de su devastación después de la 2da guerra.
Yo pienso que los argumentos esgrimidos en contra de la reforma son completamente estúpidos, pero eso es lo que les permite a ellos mantenerse como nación y mantener su unidad y legitimarse, tú sabes que para ellos el Emperador es un punto de cohesión muy grande, sin monarquía hay una ruptura de identidad cultural, y por otro lado está el hecho de que una mujer no puede ocupar el mismo lugar de un hombre porque es inferior en todos los sentidos.
El caso de Masako es un caso evidente, porque la lucha es larga e intensa fuerte y su contendor es muy fuerte y poderoso, pero vale la pena decir que no es el único. Las mujeres hoy por hoy estamos teniendo esa misma clase de luchas, luchando contra los regímenes antiguos, las concepciones anodinas, por la igualdad de nuestros derechos. Definitivamente la modernización tecnológica si exige un cambio hacia adelante de la sociedad………cuál habrá que averiguarlo.
mircoles 24 de mayo de 2006, 16:06 COT
Buenisimo el cuento… a mi todavia me gusta ver las vidas de las princesas de hoy para recordarme porque adoro ser una plebeya…
mircoles 31 de mayo de 2006, 12:47 COT
Pues así las cosas, Carito, esto va a alegrarte.
Infortunadamente, Álvaro y Bailarina, todavía hay hombres (y hasta mujeres) que no toleran el éxito de otras mujeres…
martes 29 de agosto de 2006, 19:47 COT
[…] Koizumi también ha insistido en reformar la Ley de la Casa Imperial a fin de permitir el acceso de las mujeres al trono del Crisantemo, debido a la falta de herederos varones en la familia imperial. A pesar de la popularidad de la reforma y de las recomendaciones desde distintas instituciones, los ultraconservadores se han opuesto férreamente. Para completar, la princesa Kiko, cuñada del actual príncipe Naruhito, resultó embarazada por tercera vez y el nacimiento está previsto para septiembre. Kiko, al igual que la atribulada princesa Masako, no ha tenido hijos varones hasta ahora, pero eso podría cambiar en los próximos días. Su prematuro ingreso al hospital ha acrecentado más la expectativa. A raíz del estado de Kiko, Koizumi desistió de plantear la reforma en la Dieta y prefirió esperar al alumbramiento. No se sabe si su sucesor, en caso de que Kiko dé a luz otra niña, se atreva a insistir con el tema. […]
martes 5 de septiembre de 2006, 20:36 COT
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mircoles 27 de septiembre de 2006, 11:34 COT
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