La química es como las oportunidades
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
martes 25 de noviembre de 2008 8:49 COT
Es usual encontrar parejas románticas o parejas de amigos que aparentemente no tienen nada en común, que a la vista lucen tan distintos el uno del otro, que uno no puede evitar preguntarse por qué están juntos, en esos casos creo que la hipótesis de la química es una buena apuesta.
La química es un licor que el cerebro busca para embriagarse, siente debilidad por el y fácilmente crea vicio hacia este. El licor se crea cuando estando en compañía de alguien más se experimentan sensaciones agradables directamente relacionadas con su presencia, es entonces cuando el cerebro aprende esa asociación positiva y propicia la repetición en el futuro de situaciones similares.
El fenómeno puede desencadenarse tanto con una potencial pareja como con un amigo/a, la diferencia estará en el tipo de actividades que se quieran hacer con cada quien, mas el mecanismo por el cual se le toma gusto a la compañía de otra persona es básicamente el mismo, lo que cambia es la cualidad.
Es probable que en el cultivo de la química hasta la telepatía juegue algún papel, esa comunicación que todos o casi todos hemos experimentado alguna vez, esos instantes en que, sin ponernos de acuerdo previamente, completamos una frase al tiempo, quedándonos con una sensación de conexión única que es prácticamente indescriptible.
Algunos lo han intentado diciendo que es un sentido de pertenencia a algo muy especial, a un grupo exclusivo, no importa si sólo está formado por dos personas, lo principal es el sentirnos correspondidos que, al menos momentáneamente, cuando se estamos en presencia del otro, nos hace olvidar la soledad con la que llegamos y con la que nos vamos de este mundo.
Gracias a esa conexión somos capaces de hacer lo imposible, no existe mayor motivación para intentar alcanzar metas, metas que en otras condiciones o en otras "borracheras" ni siquiera consideraríamos, es entonces cuando nos sentimos dispuestos a trabajar como burros o a tomar extraños brebajes sólo por divertirnos y por hacer parte de algo, un grupo, una pareja, una historia, es cuando de hecho hacemos historia, porque todas esas experiencias son las que enriquecen nuestras vidas.
Alguna vez oí hablar de un experimento en el que se podían simular los efectos del enamoramiento gracias al miedo generado por la acción de subir a la montaña rusa, el científico encargado decía que aquellos conejillos de indias que habían montado en el aparato con una mujer X la encontraban más atractiva que si la conocían fuera de esa situación, la verdad no he hecho la prueba, pero lo que sé es que las experiencias cargadas de adrenalina no han logrado que fortalezca los lazos que tengo con quienes me acompañaban, para mí esa mágica conexión sigue siendo algo un poco complejo.
En realidad no importa cuánto sepamos o cuánto desconozcamos de la química que nos acerca a nuestros semejantes, a menos que a eso nos dediquemos claro está, lo realmente importante es aprovecharla, disfrutarla cada vez que se nos cruce en el camino, porque, como las buenas oportunidades, no suele repetirse y mucho menos 2 veces del mismo modo.
mircoles 26 de noviembre de 2008, 09:23 COT
Bien lo decía el gran filósofo guatemalteco: “No te enamoraste de mí, te enamoraste de ti cuando estás conmigo“. La diferencia es bastante sutil, pero creo que es la clave de lo que estás planteando.
Y le dato de la montaña rusa está bueno. Ya sé que para la próxima, el plan romántico con una nena es ver película de terror o jugar paintball, para que la adrenalina me lleve bien en los recuerdos de la susodicha, je, je, je 😀
mircoles 26 de noviembre de 2008, 10:40 COT
Para un cumpleaños, me colgué de un aparato que hay (¿o había?) en Mundo Aventura para hacer jumping, junto con la dama con la que compartía mi vida en ese tiempo. Por eso fui capaz… le temo a las alturas.
mircoles 26 de noviembre de 2008, 18:12 COT
Pues el fin de semana estuve en “la rueda” o “la ciudad de hierro” o (más cosmopolita) “parque de diversiones”.
Las mariposas del estómago se quieren escapar cuando hay tantas emociones en tan pocos segundos. Personalmente, no disto mucho de lo que he sentido por alguna que otra hermosa mujer que me sacude hasta el alma, pasando, por supuesto por la mente y el cuerpo.
Tal vez, además de la química, se necesite disposición. Sería como pensar que una solución química, si no reacciona instantáneamente con otra semejante o diferente, es posible que dejándolas en reposo la cosa funcione.
Como hacer gelatina…
viernes 5 de diciembre de 2008, 10:34 COT
Hola Johanna,
La verdad me ha gustado mucho la forma en la que escribes.
Junto con unos amigos trabajamos en una nueva revista que se titula dementes y me gustaria que tus escritos aparecieran alli.
Cuentame que te parece.
Saludos…
Julián Jaramillo
sbado 6 de diciembre de 2008, 23:02 COT
Pues no sé, pero no estoy de acuerdo con la frase del Apolo, me parece un poco pretenciosa si se quiere. Es posible que en algunas ocasiones me haya ocurrido (especialmente si vemos que soy una persona bastante egoísta) pero por experiencia también sé, que sí puedo enamorarme del otro o querer al otro por lo que es.
martes 9 de diciembre de 2008, 21:48 COT
Apolo algo parecido me decían en la u, que uno no se enamora de la gente sino de lo que la gente hace, va por ese lado tu comentario.
Cuando pongas en práctica el plan me cuentas cómo te fue a ver si yo me apunto también. 😉
Rafa creo que si hubiera hecho rappel con alguien que me gustara la vez que lo hice tendría ganas de repetirlo, de momento cada vez que veo fotos relacionadas me sudan las manos, te comprendo.
Marqués hay quienes sostienen que es mejor ser amigos antes de ser amantes, novios, etc. pero no es una fórmula perfecta, pero sí creo que en algunos casos vale la pena intentarlo algún tiempo, pero ojo, algún tiempo, no eternamente. 😉
Julián gracias por el elogio, tenemos que hablar, pero no dejaste datos de contacto :(, búscame en el blog y por ahí cuadramos.
Bailarina creo que es cosa de interpretación pero uno sí cambia el modo de sentir cuando se enamora, es obvio y a veces nos gusta más como somos cuando experimentamos amor de pareja, igual respeto tu posición. 🙂
sbado 10 de enero de 2009, 20:28 COT
Existe la química y la he experimentado sin necesidad de subirme a una máquina que me genere vértigo, me sonrío.
Pero volviendo a analizarlo, encuentro en mi relación con mi amado, que nos une la quiímica, la física, la trigonometría, las matemáticas… todas juntas, hasta cuando? Sólo disfruto. Son misterios, los misterios del ser humano, así lo creo.
Un abrazo apreciada Johana!