La navidad de reserva
Columnas > Limpia - MentePor Johanna Pérez Vásquez
lunes 4 de enero de 2010 22:28 COT
Sarah
Hace poco estuve en un concierto. De lo poco o mucho que entendí me quedó sonando la navidad de reserva.
Irene
¿Navidad de reserva?
Sarah
Sí, navidad de reserva.
Irene
¿Y qué es eso?
Sarah
Una navidad que tienes en cualquier momento del año, con tus gustos, tus condiciones, a tu medida.
Irene
Mmm me gusta, suena bien.
Sarah
Totalmente, yo quiero navidad de reserva.
Imagino que habrá mucha gente triste porque la época navideña se está acabando, ni qué decir de la decembrina, tiene las horas contadas, pero un momento, cierto, estoy hablando por mí.
Películas como El expreso polar me han enseñado que la navidad, el espíritu que la envuelve, está en el corazón, así que si se quiere tener navidad todo el año se puede.
La navidad, hasta donde mi verde grinch interior me deja entender, es una época donde se me invita a tratar mejor a los demás, olvidar las ofensas, ignorar mis deudas actuales para adquirir unas más grandes y costosas, porque de este modo, actuando así estaré siguiendo la tradición.
Mmm no, creo que estoy mal. Intentaré comenzar de nuevo. ¡Maldito grinch!
La navidad es una época de felicidad, para compartir con los seres queridos, para recordar a los amigos que están lejos, para reunirse en familia y agradecer al Creador todas las bendiciones que derramó sobre nosotros en este año que se termina. Es momento de renovar la fe en los sucesos que nos ocurrirán el próximo año, porque serán mejores, más dichosos que los pasados.
Esteeee, mmm, creo que tanta miel no me queda.
¡Carajo! Perdí la idea el hilo de lo que quería decir.
(Relectura rápida.)
La navidad de reserva es una temporada maravillosa. Poco se sabe de ella pero personas como yo la disfrutan mucho. Durante ella, que puede durar un mes, 3 semanas o 9 meses, cada quien es libre de elegir, pasamos momentos adorables junto a nuestros amigos, pero a diferencia de la navidad tradicional, no estamos obligados a celebrarla con toda la familia reunida, escogemos a unos cuantos, generalmente aquellos con quien mejor nos llevamos, para contarles los sucesos recientes de nuestra vida.
Considero la navidad de reserva una bendición. Como no tengo un menú preestablecido puedo comer desde una hamburguesa hasta arroz blanco, pero si no estoy de ánimo para un plato principal, disfrazo una taza de café o té de bebida tradicional, mientras saboreo cada trozo de torta de fresas. Al no cocinar o sonreír por obligación, muestro mi esencia de forma auténtica. Mi acompañante de celebración, con quien comparto o no sangre, está al tanto de que la versión mía que tiene al frente no está endulzada, adicionada con preservantes o maquillada especialmente para lucir exitosa en la ocasión.
La navidad de todos, la navidad tradicional (¿o era comercial?) está a punto de acabar, máximo llegará hasta el 6 de enero, pero por suerte para personas como Sarah, Irene y yo comenzará la otra, la de reserva, la que cabe en cualquier momento del año, la que nos alegra la vida sin símbolos universales ni director de marketing de temporada.
Para todos feliz pre-navidad de reserva.
viernes 8 de enero de 2010, 10:01 COT
Apreciada Johana:
La navidad decembrina trae sus cosas bellas y la navidad de reserva las puede traer también, todo está en cada uno de nosotros, en la forma como sintamos, miremos y vivamos la vida. Es la esencia de cada uno de nosotros manifestada en todo momento. Lo que sucede es que esta temporada tradicional tiene su enfoque particular de tradición familiar pero tu óptica me ha encantado.
Un abrazo, felicices días o haciendo referencia a tu escrito: ¡¡ feliz navidad de reserva, ya en curso!!