La CELAC ignorada
ColumnasPor Fabio Villegas Botero
viernes 9 de diciembre de 2011 21:39 COT
El fin de semana pasado, se creó oficialmente en Caracas, capital de Venezuela, la CELAC. Los jefes de Estado y de Gobierno de 33 países del Continente formalizaron el nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, un foro regional que constituye un escalón más en el intento de integración y que implica el adiós del Grupo de Río, absorbido por el nuevo bloque. No era algo improvisado, ni un engendro de la cabeza del Presidente de ESA nación. Como se expresa en el punto 20 de la Declaración emitida al final de la cumbre: “En el marco del Bicentenario de la independencia, nos hemos reunido los 33 países de América Latina y el Caribe, luego de los esfuerzos concretados en la Cumbre de América Latina y El Caribe (CALC) realizada el 17 de diciembre de 2008 en Salvador de Bahía y la Cumbre de la Unidad realizada en Cancún el 23 de febrero de 2010, para poner en marcha la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC)” (Nótese que todo esto se hizo en el gobierno anterior al actual). Parece increíble que un foro de tal magnitud, pasara casi ignorado en nuestro país, pues ni siquiera le valió un titular destacado en la prensa escrita o la televisión. Diría que las razones principales deben ser dos. Que lo presidió el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y que se considera como un rechazo a la OEA.
¿Por qué se celebró en Caracas? Pues, sencillamente, porque Venezuela fue la primera de las naciones que formaban parte del antiguo imperio español que declaró la independencia absoluta de la metrópoli, aunque sería la más terriblemente atacada por los realistas internos y por los ejércitos de Morillo, ya que solo en 1821, tras la derrota de éste en Boyacá, y diez años después de esa primera declaración, lograría dar la batalla definitiva en Carabobo. Adicionalmente, y como consecuencia de lo anterior, de allí salieron los más grandes caudillos de la independencia, como Bolívar y Sucre. Si Cartagena, en el mismo año 1811 declaró su independencia absoluta, lo hizo con el ejemplo de los patriotas de Venezuela, y con ello se convirtió en el modelo para Cundinamarca, Antioquia y otras regiones de nuestra patria.
Que la gran riqueza petrolera de Venezuela la constituya actualmente en objetivo primordial de los EUA que hasta ahora lleva la vocería y arrastran a todos los demás países de la OEA tras sí, es algo inocultable. No es, entonces, extraño, que el Presidente de ese país y algunos más de la región puedan pensar que esta comunidad pueda a la larga sustituir a la vieja organización. ¿Qué las contrapone? No solo el significado de sus nombres. De Organización, al servicio del que manda, a Comunidad, que es compartir, hay un abismo. Pero, si vamos dos siglos atrás, el sueño de Bolívar, expresado en la Carta de Jamaica, de una comunidad de las naciones que soñaba liberar del yugo colonial, lo trató de hacer realidad en el Congreso anfictiónico de Panamá, de cuyo fracaso no estuvo ausente EUA, y contra el cual el presidente Morgan respondió con su doctrina: “América para los americanos”, origen remoto de la OEA.