[Interludio] Embellecedores
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 1 de julio de 2009 6:14 COT
Luego de una extensa hilera de puentes que fueron malgastados por el suscrito pues no salió para ningún lado, es hora de un refrescante y alterno interludio que en esta ocasión se aleja un poco del canon propio del cómic y sólo se vale de él para dar ejemplos visuales.
Es ya tradición masculina equiparar el alcohol como embellecedor de las féminas; es decir, cuando los vapores del preciado líquido etílico hacen efecto en la región cortical del cerebro, generando la consabida transfiguración visual del gurre más espantoso en una nueva versión de Salma Hayek.
Pero lo que quizás se ha pasado por alto es que no solo existe este embellecedor y que, en muchas ocasiones, los traspiés se generan debido a múltiples engaños perceptivos. Es deber pues, para este admirador de la belleza femenina y agudo observador de las puertas falsas, etiquetar y enumerar los tenebrosos embellecedores más destacados.
Embellecedor no. 1: tragos
Como queda dicho, el alcohol es quizás el más nocivo aliado de las feas en las fiestas, de las garras maléficas de tan temido ilusionista no hemos escapado ninguno en al menos una triste ocasión de nuestras vidas.
Embellecedor no. 2: distancia
Otro temido enemigo perceptual es la distancia, popularmente ya se baraja el término “tiene buen lejos”… y en casi el 90% de los casos uno preferiría que se quedara así… lejos. Curiosamente este efecto no posee connotaciones a la inversa; es decir, que si la fémina en cuestión se ve fea de lejos, de cerca siempre será mucho peor.
Embellecedor no. 3: maquillaje
Casi resulta obvio que el maquillaje sea otro artilugio peligroso. Es menester para el viajero prudente observar las verdaderas señales bajo el rimel y la pestañina… se corre mucho más peligro cuando de punketas se trata. ¡Mucho ojo!
Embellecedor no. 4: pelo
El corte de cabello e incluso el tinte pueden ser inquietantes, sobre todo si se posee un extraño fetichismo hacia ellos. Se puede caer en la fascinación absoluta sin medir el riesgo latente que implica lo que hay bajo los pelos. En mi caso, es el maldito corte en forma de hongo.
Embellecedor no. 5: oscuridad
La oscuridad es de temer entre los embellecedores, sobre todo si se está en un bar o discoteca donde la luz estroboscópica y los reflejos artificiales confieren extraños rasgos subyugantes, cuyos efectos desaparecen ante el estupor de la masculina víctima cuando se abandona el establecimiento… y en casos más graves cuando la luz del sol te despierta y te hace mirar al lado opuesto de la cama.
Embellecedor no. 6: artículos varios
Variados adminículos pueden conllevar extraños efectos gestálticos; es decir, que en detrimento del conjunto, las partes conforman un cuadro muy diferente a la realidad… gafas grandes, lentes de contacto, pestañas postizas, incluso partes corporales postizas y rellenos se añaden a las macabras ilusiones ópticas.
Embellecedor no. 7: ropa
Para gremios más fetichistas, en los cuales debo incluirme sin remedio, el vestuario juega también un papel de riesgo. Ya sea por los colores de las prendas, por el calzado e incluso por los ademanes exóticos, es probable caer en una trampa que solo llevará al arrepentimiento tardío… en este caso curioso, la quitada de la ropa es lo que conlleva la decepción.
Embellecedor no. 8: urgencia
En casos singularmente patéticos, que bendita la hora no he llegado a trasegar, la víctima se encuentra a merced de una necesidad sexual tan apremiante que lo lleva a caer en brazos del primer esperpento que le hace ojitos… resultados de estos tenebrosos casos han devenido en “felices” matrimonios.
Embellecedor no. 9: voz
La voz resulta ser un inquietante fenómeno de embellecedor. En muchas ocasiones el oído de la víctima es perturbado por una melodía de sirena que lo trasporta a un mundo mágico… y como es sabido por los marineros, las sirenas no son otra cosa que voluminosos manatíes con algas en la cabeza.
Embellecedor no. 10: …
Por último queda el más temido y siniestro del conjunto, quizás el más potente embellecedor de todos, ante el cual ruegos y debates de amigos y parientes de la víctima caen en saco roto. No existe poder en la tierra que pueda vencer las malas artes de este, cuya rapidez para entorpecer los sentidos hace palidecer los efectos de las más elaboradas drogas psicotrópicas: el amor.
jueves 2 de julio de 2009, 21:46 COT
Divertido tu escrito, me ha soslayado.
Best regards!
jueves 10 de junio de 2010, 22:27 COT
te felicito, sigue asi, a veces pienso y hablo como tu..