Vote bien
impuesto de guerraPor Sentido Común
lunes 22 de octubre de 2007 1:43 COT
A petición de un nutrido número de lectoras…dos exactamente, he decidido escribir hoy sobre la denominada campaña Vote Bien en Colombia. Comienzo por aclarar que, a mi modo de ver, esta no es una campaña como tal, si no más bien, un instrumento que, apoyado seguramente en la buena fe, termina por convertirse más en herramienta de marketing político, que en un apoyo al proceso electoral interno.
Pese a poseer una democracia viciada por la politiquería, permeada por las mafias y fundamentalmente tan imperfecta como lo son todas en las diferentes naciones del planeta donde impera este sistema de gobierno, Colombia mantiene una tradición presidencialista dentro del contexto latinoamericano, a diferencia de países como Bolivia, Argentina, Brasil y otros. En tal escenario, históricamente el poder político ha estado, por encima y por debajo de la mesa, de la mano del poder económico, situación que incluso puede parecer ya normal para las generaciones más jóvenes. ¿Es que acaso el Estado tiene un fin diferente al de la economía? se preguntarán algunos de ellos.
Claro que lo tiene, y en las bases filosóficas del Estado se encuentra esta arqueológica respuesta. Ni Platón, ni Aristóteles, ni ningún otro pensador de su época, hubiesen concebido nunca un mundo que se rigiese por el valor del dinero, y al cual se supeditasen todos los ciudadanos. Desde su visión metafísica, los griegos veían la necesidad de un Estado donde la política estuviese subordinada a la moral, resumida ella en la búsqueda de la felicidad a través del gobierno justo. Es decir, la prevalencia del bien, principio del buen orden social y humano.
Todavía cerca del budismo oriental, el pensamiento occidental naciente buscaba encontrar la entrañable similitud entre el Estado y el individuo, centrándose en la felicidad pública y la privada. Era el alma algo así como un gobierno individual, y su felicidad el principio y el fin de la organización social. Este profundo criterio humanista predominaría en buena parte desde entonces y hasta el advenimiento de la Revolución Francesa, promovida y liderada por la casta burguesa gala, verdadera beneficiaria de la abolición del sistema monárquico en Francia y de la instauración paulatina del presidencialismo, como nuevo sistema de gobierno “libre”, en ésa y en otras naciones.
Se genera allí una disyuntiva grave contra el verdadero fin del hombre, su felicidad, quedando la acción de gobernar en manos de una oligarquía disfrazada de democracia, y el devenir del pueblo al antojo de los intereses de los nuevos ‘reyes’, quienes en adelante se convertirían en el poder económico mismo. Tiempo más tarde, la Revolución de Octubre en Rusia intentaría abordar una segunda vía, el verdadero gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, mediante un comunismo construido sobre bases tan demagógicas, que resultaron engendrando un mal peor que la enfermedad. Gracias en parte a la famosa Perestroika, su ciclo se cerró estruendosamente con la caída del muro de Berlín, aunque aún perduran ensayos de este corte, como el de Fidel en su isla.
Esta síntesis un tanto básica y afanada que expongo sobre la evolución del concepto “gobierno”, podría considerarse como el origen de la división entre derecha e izquierda, con la que tanto se busca rotular hoy la inclinación de una persona, ideológicamente hablando. Es irónico entonces que, mientras la conservadora derecha se inspira en la gesta revolucionaria iniciada en Francia en 1789 con la toma de la Bastilla, la izquierda tenga su fundamento en el pensamiento arcaico de los griegos. La vida está llena de sorpresas.
A esta altura mis dos lectoras se estarán preguntando ¿qué diablos tiene que ver eso con Vote Bien? Pues es lo mismo que me pregunto yo, pero sé que alguna razón tuve para haber comenzado por aquí. Si mal no recuerdo, estoy tratando de explicar por qué no creo en la democracia, o mejor, ilustrar cómo ésta ha demostrado con lujo, igual que el comunismo, no ser un modelo de gobierno que represente, per sé, la voluntad del pueblo, y más allá, el anhelo de felicidad de las almas gobernadas.
Como sigo sin explicarme, y ya va para largo el artículo, debo concretar al menos una idea. Quiero que sea la del libre albedrío, mínimo derecho del ciudadano a decidir lo que se supone decide, es decir, quién quisiera que le gobierne. Como establecido está que existen urnas y votantes, el elector debe llegar al sitio el día acordado, y depositar un voto en la urna, en señal de sometimiento a alguno de los nombres disponibles, quien ojalá gane y ojalá acierte en representar, al menos, alguno de sus deseos. La bendición de Dios padre, todopoderoso. Demos gracias al Señor, porque es justo y necesario. Podéis ir en paz.
Una vez introducido el voto, ya no hay tutía. El que más votos obtenga, o logre hacer contabilizar como válidos, será el ganador y gobernará a quienes le eligieron, y a quienes no. Así es el juego y se llama democracia. Como se entiende, en democracia la gran decisión es la escogencia del gobernante. Lo demás es solo la vida de cada quién y cómo debe obedecer al elegido.
Como cualquiera gobierna, pero cualquiera no es elegido, la fase previa a las elecciones, denominada campaña, adquiere una importancia inusitada. En un medio ‘subdesarrollado’ como el colombiano, en el que existen mañas casi institucionales, como la compra-venta de votos, el trasteo de electores o el fraude electoral, es corriente que aparezcan abanderados de la democracia que propenden por el buen uso del derecho al voto. Loable idea, pero…
Nace aquí una nueva maña, la guía para hacer votar bien. Entonces los editorialistas y los columnistas de los medios se arrogan el derecho de guiar a la opinión en algo tan sagrado como es el sufragio. Y nacen observatorios democráticos y páginas de internet especializadas en instruir al despistado ciudadano sobre ‘por quién votar’. Unas personas ilustres, y otras menos ilustres, conforman el equipo de los que sí saben de eso, para aleccionar a los que no saben. Se inicia la carrera por la opinión pública y la medición se hace a través de encuestas, las que en alguna medida también le sirve a la gran masa para decidir por quién votar, sin ir a perder.
Crecí en épocas del Frente Nacional y recuerdo desde entonces los titulares de El Tiempo, el día de la elección de presidente, senado, concejo o lo que fuera. “Hoy, a votar copiosamente por la democracia.” Y seguidamente una reseña de los candidatos, favoreciendo desde el aspecto fotogénico hasta la adulación exagerada, al favorito del periódico, el cual había sido fungido con su ayuda. Dos o tres semanas de palo a sus opositores y de elogios al propio eran suficientes para determinar el ganador. De allí, la fama del diario de los Santos de elegir gobernantes.
Hoy en día las cosas no son muy distintas, aunque para fortuna de los lectores, la planta editorialista de la mayoría de los medios ha cambiado, se ha vuelto ideológicamente más amplia. Columnistas como María Jimena Dussán, Salud Hernández, Claudia López, Héctor Abad Faciolince y muchos otros oxigenan valientemente el horizonte intelectual colombiano, ampliando el espectro de la opinión y el sano debate. No obstante, son muchos los comentaristas, editorialistas y columnistas que caen en la trampa de confundir su labor con la de un asesor electoral, presumiendo de paso en sus lectores una condición de indefensión intelectual o una minusvalía mental para pensar y decidir por quien carajo votar.
Ejemplo de ése ‘periodismo asesor del buen voto’ son las columnas de opinión escritas por Lucy Nieto de Samper en El Tiempo, María Isabel Rueda en Semana y Mauricio Vargas en Cambio, con ocasión de la campaña electoral para Alcalde de Bogotá, la que finaliza el próximo domingo. En ellas se ha desplegado toda la artillería del régimen bipartidista tradicional contra la candidatura del PDA, que busca legítimamente mantenerse en el poder con su candidato Samuel Moreno, tras demostrar durante cuatro años que las ideas sociales pueden ser llevadas a la práctica sin generar una conflagración. Impresiona la innecesaria hiel derramada por sus plumas contra el pobre Moreno, a quien descalifican y culpan de todo lo malo, pero sin argumentar o probar su ‘directo a la mandíbula’. Muy a la usanza de algunos ‘comentaristas’ que están haciendo de los foros de Internet una cloaca. Vuelan en estos las acusaciones sin prueba, los epítetos vulgares y las ofensas a diestra y siniestra, alejando de paso a quienes buscan simplemente algo amable que leer. Para esa horda salvaje, aclaro que no estoy haciendo proselitismo en favor de Moreno, del PDA, ni de nadie con este post. Se trata solo de mi visión crítica a la democracia, la cual he manifestado de tiempo atrás.
En estados Unidos y Europa es visto como mala educación la pregunta “¿Y por quién vas a votar?”, que solo a nosotros los latinos se nos ocurre hacer. En ese mismo sentido, la opinión se guía por la información concreta y el conocimiento y percepción del talante personal de los candidatos y nunca por editoriales de prensa. Declarar favoritismo por alguien en un medio es mal visto en un periodista, pero invitar a votar por un candidato cualquiera en un editorial es casi un delito. Ya podríamos aprender de nuestros vecinos del primer mundo el respeto por las ideas de los demás y el valor del voto secreto. Muera la figura del asesor del Buen Voto. Solitos podemos…si es que quisieramos votar.
lunes 22 de octubre de 2007, 07:21 COT
Pobrecito el nieto de dictador, el candidato de la mayor parte de la oligarquía (especialmente de los miembros del Country Club), el “izquierdista” estrato 50, alguien que sólo se viene a “untar” de pueblo en 2007, el presidente del club taurino…
Desde luego, es reprobable cualquier campaña negra, como la que afirma, al mejor estilo macartista, que el presunto acosador sexual (y del que algunas se dejarían “acosar” con todo gusto; me consta) es la ficha con la que Chávez se tomará a Colombia. Pero a mí no me vengan a decir que SamuEL es el mejor candidato, por favor. Mucho menos Tarromilenio Peñalosa, que niega el metro porque se le acaba el negocio, a pesar de que el TM ni cubre toda la ciudad ni daría abasto si lo hiciera.
De los demás candidatos, ni hablar. A votar en blanco, ese es el deber democrático este domingo.
lunes 22 de octubre de 2007, 07:39 COT
Ah, se me olvidaba el apoyo del narcobojote y el hermano de Alfonso Cano, candidato al Concejo por el PDA. Por los voticos, lo que sea, ¿no? (Ahora dirá el articulista que son “calumnias” contra SU candidato, así haya dicho que iba a votar “en blanco”).
lunes 22 de octubre de 2007, 09:49 COT
Señor Sentido Común, ayer su candidato dijo en un debate de Caracol TV que compraría votos. ¿usted que piensa de eso?
Samu-El es CORRUPTO.
lunes 22 de octubre de 2007, 11:41 COT
[…] peor es que juega con la dignidad de las personas al comprar votos. No vote mal como lo dicen sus aduladores ignorantes, vote a conciencia y tenga en cuenta que su voto no tiene […]
lunes 22 de octubre de 2007, 14:27 COT
Ganar la campaña dignamente? Jeje, de Moreno pidan referencias en Santander, donde saben quien es realmente ese señor!
lunes 22 de octubre de 2007, 14:42 COT
SamuEL solito acaba de perder las elecciones, jajajajajajajajaja… Y todavía se excusa, jajajajajajaja…
lunes 22 de octubre de 2007, 15:34 COT
Señores Soviéticos, alguno de ustedes tiene el correo de Noticias UNO, la red del cartel de Cali? Necesito ese correo urgentemente para enviar un comentario.
Muchas gracias, ah y la página web de ese noticiero está dañada.
lunes 22 de octubre de 2007, 18:58 COT
SC, muchas gracias por darme el gusto. Debo reconocer que me ha costado un tanto seguir el hilo de la idea,voy a decir lo que entendí, tu me corregirás. Utilizaré el eslogan de una emisora local:
“El que está informado, puede tener opinión,el que tiene opinión puede tomar decisiones”.
Y en nuestras democracias imperfectas, se produce un problema en las comunicaciones. El emisor obedece a intereses y los receptores poseen distintas capacidades de análisis que los hace vulnerables.
Entonces la campaña Vote Bien, obedece a determinados intereses y no a un afán altruista de “educación cívica”. ¿Es así la cosa?
Un gran abrazo para ti.
martes 23 de octubre de 2007, 00:08 COT
Hola, Martica Q.P.:
En medio del ruido, un comentario adulto viene muy bien.
Te respondo:
Entendiste muy bien “tu” post, a pesar de lo enredado. Quisiera añadir que es un grito más contra la democracia alienante, contra su silencioso dominio de la mente humana y contra su olvido intencional de lo fundamental: la felicidad del ser.
No necesariamente quienes hacen de ‘asesores del buen voto’ lo hacen de mala fe. Pero pienso que a lo que no hay derecho es a querer constituirse en la conciencia moral de otros. Mira no más un ejemplo que nos viene como anillo al dedo:
Uno de los promotores del “buen votar” es Antanas Mockus, a quien admiro mucho como pedagogo. Resulta que anoche en un debate televisivo se encontraba como invitado para formular parte de las preguntas que se les hacía a los candidatos a la Alcaldía. Fue notoria la cascarita que le puso a Samuel Moreno en su última pregunta, por cierto bastante enredada, casi como “tu” post. Palabra más, palabra menos, Antanas le preguntó al candidato del PDA que si para salvar la ciudad compraría 50 votos para compensar los 50 mil que habría comprado un político corrupto X. Te confieso que yo mismo no entendí qué era lo que quería preguntar el ex alcalde, como al parecer Moreno tampoco, pues contestó que “sí, sin dudarlo”. Pues ahí fue Troya, la que se le armó por contestar sin pensar. Pero de ahí a concluir que Samuel en verdad compra votos, y que además lo diga públicamente, hay mucho. Lo suyo, honestamente, fue una salida en falso, un pecado de ingenuidad. Dudo que quienes están aprovechando su metida de pata crean realmente que el hombre, o el PDA usan esas tácticas corruptas, por lo demás poco aplicables en Bogotá.
De entrada, pese a las marcadas vanidades personales, Mockus y Peñalosa son del mismo bando, luego era poco ética la presencia de Antanas en el panel de periodistas. Lógicamente cuando le dieron la oportunidad de hacer una pregunta a uno de los candidatos, escogió a Moreno y ésa pregunta, que llevaba el veneno de que hablo en mi artículo. Se ve claramente que algunas personas tienen una presunción de culpabilidad (de lo que sea) sobre Samuel, la cual no logro entender de manera distinta a que él representa el anti establecimiento, tanto como el Polo, que hoy gobierna la ciudad. Basta leer las columnas que he reseñado, o esta que me dolió, porque admiro mucho a Claudia López y es la primera vez que le leo infamias dichas al viento, sin sustentar con pruebas. De verdad, algo pasa con la verdad.
Si bien no he querido caer en el vicio que condeno, hago esta defensa de Samuel, más por justicia que por interés, aunque conociéndolo bien, me irritan más los comentarios de quienes no lo conocen y se atreven a decir cualquier improperio sobre él, como los que leemos por aquí, muy cerca.
Un saludito,
SC
martes 23 de octubre de 2007, 08:52 COT
Ustedes porque estan en Bogota, imagino por los comentarios, yo llevo unos meses fuera, y ese Vote Bien debiera aplicarse en todas partes, las campañas por estos sitios en donde yo estoy son bien como se diria, particulares, reuniones donde al final dan la famosa lechona, mas tardecito reparte el mercado casa por casa, claro los que hayan asistido a dicha reunion, como son pueblos pequeños todos se conocen, todos van a las mismas reuniones, son amigos, saben que no todos ganaran, pero que importa, si no es un puesto pues sera otro… lo que importa es que esten ahi los conocidos… y mientras tanto los pueblos bien sucios, sin las necesidades basicas, etc, etc, pero eso es lo que menos importa…
martes 23 de octubre de 2007, 10:12 COT
Macaya:
La que describes es la otra realidad, la de los gamonales, la del clientelismo y la de la compra de conciencias con lechona y otras cosas. No menos mala que la del "Vote Bien", ambas prácticas son producto de un sistema absurdo en el que se rotan las cabezas en los cargos de gobierno, pero no se tiene una función estatal dirigida verdaderamente a la gente, si no al reparto de la "marrana" por unos cuantos. Lo que critico de base es el sistema democrático mismo, que no es más que un dulce embeleco para mantener el poder económico en manos conocidas, con el votico del pueblo como respaldo.
Un abrazo, SC
martes 23 de octubre de 2007, 17:31 COT
Esas son exactamente las palabras… poder economico…hacen unas cosas… le cuento algo.. un conocido mio le quitaron su moto por andar despues de las 11 en la calle, la multa valia cerca de 500.000 pesos, por supuesto no iba a pagarla, al frente de su casa vive un señor que conoce medio pueblo, el lo mando al inspector del transito, con la recomendacion pertinente, y ? le entregaron la moto en 2 segundos… pagando 0 pesos y sin historia en el sistema… me quede aterrada..y asi es todo, la sobrina de fulano trabaja en la alcaldia y le preguntan que hace.. nada le apuesto, ( le dicen) … ella se rie…” claro si no ve que mi papa es amigo del alcalde y por eso me dio ese puesto… En estos pueblos si hay que ser politico para ser alguien…en fin creo que repito y repita pasaron por aca…
un abrazo…
martes 23 de octubre de 2007, 22:19 COT
SC.
Te siento triste defendiendo a alguién a quien conoces, admiras y respetas. Eres muy valiente y leal. Características difíles de encontrar hoy día. Es mucho más fácil darle la espalda al amigo cuando está en dificultades.
Veo que todos más o menos están realmente apasionados con la contingencia política (hasta Lully). Casi se podría pensar que confían en los políticos, de otra manera esta elección pasaría inadvertida.
A mi los políticos me parecen muy similares entre si. Básicamente desean el poder a cómo de lugar. Y sinceramente creo que nos reflejan, acentuando nuestras propias características positivas y negativas sólo que con gran exposición mediática y expuestos a muchos riesgos. Al fin, cada cuál con lo suyo, les gustará esa forma de vida.
Complejo el tema del poder, la democracia y la felicidad.
Intimamente creo que no aportan mucho al verdadero bienestar de los que no tienen poder. Algunos pareciera que ni conocen a este gran porcentaje de la sociedad.
Saludos y buena onda desde Chile.
mircoles 24 de octubre de 2007, 00:08 COT
Macaya y Martica Q.P.:
¿Saben algo? Me encanta saberlas por acá participando de mis, a veces, enredadas diatrivas; haber podido conservar su amistad es para mí lo principal y espero seguir contando siempre con su alegre presencia, ahora que viene el cambio. No crean que es fácil, pero se intenta. Gracias a las dos, una vez más.
jueves 25 de octubre de 2007, 10:11 COT
Bueno a mi me encanta ser una de sus asiduas lectoras, por su sentido del humor, su pasion por la politica, su pasion porque lo regañen de vez en cuando, ( jaja ) sus defensa en lo que cree, amigo de sus amigos… bueno.. como ve solo admiracion… por eso soy parte de su c.d.f. la numero 2 creo ?
un abrazo.. cual cambio viene ?
viernes 26 de octubre de 2007, 00:04 COT
Taraaaaaa……
lunes 29 de octubre de 2007, 01:48 COT
[…] Vote bien […]
domingo 11 de noviembre de 2007, 22:10 COT
Y ahora que la cuestión de votar ha sido consumada, pensás que votamos bien? o mal?
domingo 11 de noviembre de 2007, 23:56 COT
¡Hola Ranita!
Buena y oportuna pregunta. Aunque aún no termino de descifrar mi propio post, bien recuerdo qué fue lo que quise decir. Cuando recién comenzó equinoXio escribí varios posts en favor de los candidatos que a mi modo de ver merecían el apoyo ciudadano, pero cuando surgió el nombre de Samuel Moreno como posible alcalde de la ciudad sentí que, por mi cercanía y amistad con él, no debía aprovechar el espacio de nuestro blog colectivo para promover su candidatura, por razones éticas, como en efecto lo omití intencionalmente, salvo una que otra defensa de los rastreros ataques de algunos tirapiedras locales de ti conocidos.
Hoy, luego del tiempo, estoy convencido de que, a pesar de las buenas intenciones, los medios no deben (no debemos) apoyar nombres específicos, o condenar otros, solo porque nos sintamos con la obligación de orientar a la opinión. Eso no debe existir, la opinión de orienta solita. Y la mejor prueba estuvo en Bogotá, donde 916 mil personas desobedecieron las instrucciones del presidente de no votar por el Polo. ¡Mamola! Bogotá votó a conciencia. Si votó bien o mal se irá sabiendo poco a poco, pero que los columnistas perdieron, perdieron. ¿Sí me explico?
Mejor un abrazo,
SC