Tráfico de influenza en Mosquera
impuesto de guerraPor Sentido Común
lunes 27 de abril de 2009 16:41 COT
Con la declaratoria del estado de “desastre natural”, el gobierno intenta conjurar la evolución de un mal común y endémico, la influenza, que ha afectado a algunos cerdos y amenaza con debilitar sus propias entrañas (las del gobierno).
La presencia del temible virus ha sido detectada recientemente en cercanías de la Zona Franca de Occidente, en jurisdicción de Mosquera Cundinamarca, y sus efectos han llegado hasta el propio Palacio presidencial. Los expertos aseguran que la enfermedad es transmitida por un insecto verde (similar a la mosca verde) de la familia Uribiasius-corruptoides, que se camufla sin mucha suerte entre los humanos, y que una vez ha inoculado el virus, pasa desapercibido por corto tiempo, hasta cuando se incuba el mal y la enfermedad sale a la luz pública.
El vicho transmisor de la influenza, que hace algún tiempo fue detectado en una sala de profesores de los Andes, donde su aleteo resultaba insoportable al momento de calificar exámenes, frecuenta también los mercados artesanales y los verdes pastizales sabaneros, aunque también ha sido visto en cercanías de una gran pirámide.
La opinión se encuentra alerta y expectante sobre el desarrollo de este episodio cuyos síntomas son un profundo malestar, fiebre electoral y ganas de trasbocar.
lunes 27 de abril de 2009, 19:23 COT
¿Y no hay vacuna?
martes 28 de abril de 2009, 09:20 COT
Por supuesto, Aturdido y Confuso, que hay vacuna. A través de una sistemática campaña de propaganda en los medios de comunicación y los consejos comunales, la inoculación del virus en el organismo humano se ha vuelto casi inocua, pues buena parte de los colombianos se encuentra inmune al flagelo, gracias a la vacuna sintética conocida como Seguridad Democrática.
Prueba de este rotundo éxito inmunológico es la la intención de retirar, mediante tutela, el nombre “Diego Palacio”, Ministro de Protección Social, del expediente de la Yidis política, aunque sea uno de sus protagonistas.
En conclusión, la única secuela o efecto secundario de la vacuna sintética desarrollada por el doctor Patauribe es la amnesia colectiva, que a su vez es la cura misma.