Siembra odio y recogerás terrorismo
impuesto de guerraPor Sentido Común
domingo 2 de mayo de 2004 22:53 COT
“Los iraquíes y el mundo deben entender que la democracia no es perfecta.” George W. Bush
Mientras sufría la película La pasión de Cristo, pensaba como en veinte siglos de historia nada ha cambiado con relación al dolor que padece el hombre por cuenta de su propia crueldad. En la tortura está presente la naturaleza de la única especie de este planeta capaz de producir y disfrutar el dolor de sus congéneres.
Prueba reciente de esta perversión son las escabrosas fotografías y videos de prisioneros iraquíes torturados enfermizamente por quienes a nombre de la libertad y la democracia, combaten “el eje del mal”. Nunca se encontraron las armas de destrucción masiva, pero a cambio, los norteamericanos y sus aliados siembran más odio todos los días entre esta población poseedora de una singular cultura, que como ocurre corrientemente, los invasores desconocen y violentan. Nunca tendrá justificación la maldad de las acciones ordenadas contra su propio pueblo por Saddam Hussein, mucho menos los actos terroristas apoyados por el antiguo socio de los Bush, Osama Ben Laden, tampoco la crueldad ejercida por el fundamentalismo islámico contra población inerme en Madrid o en cualquier otra parte. Son tan reprobables las atrocidades cometidas por los regímenes totalitaristas, llámense Hitler, Mussolini, Gadhafi, Videla, Pinochet o Castro, como los abusos y desmanes en cabeza del imperialismo otomán, romano, británico o norteamericano. Reprobarlos es una posición única y se llama humanismo. Porque además, una cosa es el liderazgo y otra distinta, la tiranía.
Poco han tardado los defensores de las violaciones a los derechos humanos en salir de sus cuevas a defender los hechos de Irak. Ante un presidente en campaña, que se declara apabullado y nada más, vemos al Secretario de Defensa, ratificado por Bush, llegar con gran sonrisa al lugar de los hechos para dar el espaldarazo de rigor a sus tropas. Las primeras informaciones oficiales pretenden hacer ver las torturas como un caso aislado, fruto de la iniciativa privada de los soldados y contratistas mercenarios. Seguramente, incluida en un documento oficial, no se va a encontrar una orden explícita para la ejecución de tales vejámenes, pero no por ello podemos ser ciegos ante la sistemática ocurrencia de hechos similares en todo el mundo por parte del gobierno norteamericano y la manera como se manipula la opinión pública. Con las imágenes de la decapitación de un ciudadano suyo por supuestos iraquíes, se quiso eclipsar, o quizás compensar, la atrocidad de las torturas de su ejercito. Se anunció entonces la muerte de unos veinte iraquíes a manos de las tropas gringas, como retaliación por el hecho anterior. Increíble pero cierto: la ley del talión aplicada por la nación que combate ciegamente al Islam. Se trata de una cadena de nunca acabar, pero es que la guerra y la violencia venden y son un negocio muy rentable. Nada de escrúpulos.
Nuestro país no solo no escapa a ello, sino que es un buen ejemplo. Cuanta sangre, cuanto llanto, cuantos huérfanos, cuanto dolor, cuanta amargura, cuanta saña, cuanta ruina. Recuerdo en este momento tres episodios terribles: los cilindros de Bojayá por parte de la guerrilla, la muerte de civiles con motosierra por las autodefensas paramilitares y los jóvenes y niños muertos en Cajamarca por soldados. En esa oportunidad el Presidente Uribe le aclaró al país que “a esos pobres campesinos los mató el Ejército de buena fe”. Gajes de la guerra.
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Adenda: Al momento de terminar de escribir este texto, el ejército norteamericano ha bombardeado una boda de civiles iraquíes. Contados niños, señoras y ancianos, los muertos son más de 40. Con el mismo pretexto de la guerra al terrorismo, su aliado Israel asesina diariamente a 10 o 15 palestinos, contados niños, señoras y ancianos…
Gracias por su opinión.