País paralizado
impuesto de guerraPor Sentido Común
mircoles 22 de junio de 2005 0:06 COT
Reparación, justicia, paz, seguridad democrática, bla, bla, bla.
Se levantó “temporalmente” la sanción que pesaba sobre el estadio El Campín de Bogotá, a raíz de los bochornosos hechos en los que un muchacho de las tristemente célebres barras bravas fuera arrojado al vacío por enfurecidos hinchas del equipo contrario, resultando muerto en pleno partido. Varias razones respaldan la suspensión de la medida, pero ninguna en absoluto la justifica en un país saturado de injusticia e impunidad.
El veto, a la vez que representaba un castigo, no a la plaza sino a los aficionados, tenía una connotación de rechazo a la violencia y con él de alguna manera se rendía un homenaje a la vida, a la paz y a la concordia. Pero bastó la ocurrencia de un hecho circunstancial como la clasificación de Santa Fé a la final, para convertirlo en la excusa que desestimara la sanción. Qué gran ejemplo para la juventud.
Cuesta entender que estas cosas sucedan en el deporte, pero resulta aún más inverosímil la reciente aprobación de una ley que indulta a unos mercenarios, quienes en defensa de fortunas turbiamente habidas, han cegado vidas con sevicia y motosierra y a cambio serán beneficiados con cortas “penas” purgadas en colonias vacacionales, convirtiendo sus masacres y demás delitos atroces en faltas menores. Esto no es más que un atropello a la vida y un claro desconocimiento de su valor.
La salida a cachuchazo limpio de Gina Parody del Congreso, demuestra la ambivalencia de un gobierno que le pone una vela a Dios y otra al diablo. Uribe había prometido a su joven e ilusa admiradora que sus reclamos al proyecto de ley serían conciliados con el texto que tenía preparado el Gobierno por intermedio de Luís Carlos Restrepo. Al final, por razones conocidas, el Alto Comisionado presentó a aprobación el texto gubernamental original, que favorece sin recato los intereses paramilitares, sin conciliación alguna con el propuesto por Rafael Pardo y la Parody. Para ellos dos terminó ya la luna de miel con el Presidente.
Del supuesto 60.9% de colombianos que aún apoyan la reelección inmediata de Álvaro Uribe, muchos lo hacen por la seguridad en las carreteras, otros por el renacer de la confianza en el país, unos más por el aumento de las utilidades en las empresas del sector productivo y varios más por las distintas cositas buenas que se le puedan achacar a su gobierno. Pero no perdamos de vista que existen otros que apoyaron, apoyan y apoyarán irrestrictamente al presidente-candidato por su especial tratamiento a los paras… son ellos mismos. ¿Cabrá usted con ellos en la misma foto?
Gracias por sus comentarios