Locutor Loco
impuesto de guerraPor Sentido Común
domingo 12 de marzo de 2006 1:52 COT
Dejando a un lado su doble rol de Presidente-Candidato, Uribe asumió el papel de pregonero. EL AS DEL PERIFONEO Nuestra estupidez política llagaría hoy a la cima, si como efecto de la estrategia publicitaria trazada por los asesores de merchandising, la gente respalda mayoritariamente en las urnas todo aquello que huela a Uribe, simplemente porque sí. Cantidad de vallas con su fantasmita atrás, la utilización del apellido Uribe, la mención de su apoyo, y lo más patético, comerciales de viva voz en radio o de televisión con la imagen misma del Presidente del país, rebajado a locutor zalamero, echándole flores a cuanto lagarto apoya su nombre. Unidos, como debe ser. Un gobierno que ha hecho tan pocas cosas buenas por la gente del común, que ha cometido tantas atrocidades, que ha dejado de hacer tantas cosas que prometió y que ha sido tan politiquero y corrupto como cualquier otro, no tendría derecho a recibir el apoyo de sus gobernados. Si este juego le funciona al gobierno Uribe, sería interesante hacer un análisis psicológico del colombiano medio, para establecer qué clase de síndrome sufrimos, que nos encanta apoyar lo que tanto nos duele, el mal gobierno. A lo mejor se trata del famoso sado-masoquismo.
domingo 12 de marzo de 2006, 08:52 COT
Excelente análisis de un país complejo y desmemoriado. Cómo puede perdonársele a Uribe lo de la Gata?
Tal vez la gente sigue añorando el autoritarismo y por eso no cuestionan a uno de sus exponentes más excelsos.
lunes 13 de marzo de 2006, 17:12 COT
Lo peor es que “el gato con votos” sí sirvió…
lunes 13 de marzo de 2006, 21:10 COT
Pues claro. La “quemada” de Rocío y Eleonora es pura cortina de humo. LOS PARAS SE TOMARON EL PODER AHORA SÍ EN SERIO, CARAJO. Nos lleva el que nos trajo.
lunes 13 de marzo de 2006, 23:20 COT
El País estando como está podría ser un perfecto escenario para que se postule como presidente luchadores como el Under Taken, El Santo o las Momias de Juanajuato.
O revivan a Kalimán y que algún brujo de la Caracas lo personifique.
O pues… ¡Farina!