La verdadera liberación
impuesto de guerraPor Sentido Común
viernes 29 de junio de 2007 1:08 COT
Aunque se necesita un cadáver para que se configure un asesinato, y aún no se tiene ninguno, todo parece indicar que 11 de los 12 diputados secuestrados desde hace cinco años por los facinerosos y narcotraficantes de las FACR han caído asesinados por las balas de la guerra. Con fuego cruzado o con fuego sin cruzar, lo más probable es que los familiares de las víctimas deban llorar su desgracia desde esta noche y por siempre. Porque la desaparición forzosa y el secuestro son los delitos de lesa humanidad que mayor dolor producen en el alma de los sobrevivientes de tan absurdas tragedias, muy corrientes en nuestra atormentada tierra colombiana. Operativo militar o no, qué más da. Nada devuelve la vida después de la muerte.
Tanto o más absurdas me resultan las voces que coyunturalmente claman hoy, con destemplado plañido, por el intercambio humanitario y el despeje de territorios. Me perdonan los muchos partidarios de esta simplista fórmula, pero lejos de traer paz, el canje de inocentes secuestrados por ignominiosos reos nos arrastraría a perder la poca dignidad que aún nos queda. Apoyo, óiganlo bien, todas las acciones del Gobierno por mantener la institucionalidad y el orden jurídico en torno al caso de la guerrilla y sus ridículas condiciones a la liberación de sus secuestrados. Nacimos de noche, pero no anoche. Hemos visto correr tanta sangre por su crueldad e insensatez, como propuestas de diálogo y negociación o fallidos procesos de paz que culminan siempre con traición, engaño y cinismo.
Adelante presidente, no pierda el pulso de la mayor batalla a la que su espíritu guerrero le impulsó: la de poner a esos forajidos en su lugar. En este momento, y solo por este momento, deja de importarnos su inclinación fascista y sus propuestas de salvavidas para los parapolíticos. En este episodio le rodeamos plenamente. Pero no negocie nunca la libertad de los secuestrados a cambio de más impunidad. Estamos hartos de ella y reclamamos justicia. La verdadera liberación sería sacarnos de encima a todos aquellos miserables que hacen la guerra. Perdóneme que lo tenga que incluir a usted, pero así es.
viernes 6 de julio de 2007, 21:41 COT
Sentido, me place mucho encontrar al final a alguien que piense con algo de “sentido común” y que me apoye en mi criterio de acabar con todos estos miserables sin miramiento alguno. Yo tampoco apoyo el intercambio humanitario ni el diálogo de paz….eso no vale la pena, no con ellos. Un abrazote
sbado 7 de julio de 2007, 00:46 COT
Hola Bailarina!
De acuerdo en que hay que acabar con el flagelo de la guerrilla, del paramilitarismo, del narco, del traqueto y del país “light” que todo lo quiere fácil. El apoyo que le doy al presidente en este momento es para que no ceda ante el clamor de tanta gente que reclama otro intercambio humanitario y otro despeje. Ya suficiente tuvimos con el Caguán para las FARC y Ralito para los paras ¿Y qué pasó?
Sin embargo pienso que la mejor manera de terminar esos problemas es invirtiendo en educación, salud e infraestructura en las zonas deprimidas donde hay tanta injusticia y abandono. La guerra y el caciquismo no sirven sino para que haya mayor pobreza e incredulidad en el Estado. Lastima que los políticos no lo entiendan.