Gato por liebre
impuesto de guerraPor Sentido Común
viernes 3 de octubre de 2003 14:48 COT
El referendo es una táctica de Uribe para mantener su vigencia política, haciendo que el pueblo tome por sí mismo las decisiones menos populares y facilitándose el camino a la reelección dentro de tres años.
El primer logro del referendo ha sido dividir a los colombianos sobre temas formales y no de fondo. Respeto profundamente la libre decisión de quienes estén optando por votarlo, pero antes quiero hacerles a ellos una reflexión elemental. En su enunciado, el referendo se presenta como un instrumento contra la corrupción y la politiquería. ¿Aún piensan ustedes que respaldarlo es una forma de combatirlas y que oponerse a este es debilitar la autoridad del Presidente? Contrario a esa idea tan publicitada, veamos por qué no es cierto ni lo uno ni lo otro:
Detrás del referendo propuesto por el gobierno se han ocultado fines distintos, que poco a poco han venido desenmascarándose, primero por parte de los opositores, y por el propio Uribe en la recta final, quien ahora reconoce que su referendo es una reforma fiscal para aprobación directa del pueblo. Álvaro Uribe pretende “tirarnos la pelota” a los ciudadanos del común, para que seamos quienes aprobemos unas medidas que ya podría ejecutar directamente su gobierno, a lo mejor sacrificando un poco de popularidad, gasolina que necesita para su pretendido segundo período consecutivo.
A cambio de ello Uribe opta porque el costo (en todo el sentido de la palabra) lo asumamos los colombianos, quienes aprobando el referendo, de rebote le otorgaríamos un peculiar carácter de dictador democrático. En la costosa campaña de publicidad que se viene haciendo en pro del referendo, se dice falazmente que el mismo no constituye una invitación a votar por un candidato sino por varias propuestas, pero en la práctica se ha convertido en respaldar o no al Presidente. Es un plebiscito y podría resolverse con una sola pregunta. Es innecesario, pues Uribe no necesita para gobernar más respaldo que el mandato popular obtenido en las urnas y el gran apoyo de la opinión pública que ha logrado en su primer año.
Terminar atemorizando al país con que si no vota el referendo nos hundiremos en el caos total, es hacer uso de la amenaza, la misma arma que emplean el terrorismo y la subversión. Temor que transmite el propio Uribe a su audiencia y tristemente huele a politiquería y corrupción. Por todo, la propuesta del referendo no es propiamente una acción honesta, menos viniendo de un presidente que tiene el respaldo más grande visto en muchos años. La corrupción y la politiquería no se pueden combatir con ellas mismas. No es necesario entrar a analizar el referendo en sus abundantes puntos para entender que es un contrasentido y la táctica de Uribe para mantener su vigencia política, haciendo que el pueblo tome por sí mismo las decisiones menos populares y facilitándose el camino a la reelección dentro de tres años.
Esto de ocultar una cosa en otra para engañar a otros recuerda mucho la mítica historia del caballo de Troya. Hay politiquería y hay corrupción en el caballito del gobierno ¿no la ven? Hoy resulta subversivo hablar así del Presidente, pero debo decirles que disentir no implica estar del lado de los enemigos de la Patria y que en este caso estoy en desacuerdo con Uribe porque considero que claramente él y su gobierno están manejando una doble moral. Tengamos claro de una vez por todas que la ofensiva contra la corrupción, la politiquería, el terrorismo y la guerrilla representan hoy, y desde hace ya varios años, la consigna mayoritaria de todos los colombianos de bien. Esa voluntad no puede convertirse en la bandera exclusiva de unos cuantos que mediante un sofisticado marketing político vienen posicionándose como los adalides en este tema, queriendo descalificar ante la opinión pública a los demás, muchos de los cuales compartimos lo esencial, pero optamos por caminos distintos para buscar la solución.
Brindar ejemplo con acciones opuestas a la politiquería y a la corrupción produce muy buenos resultados y es altamente gratificante, especialmente cuando se evitan ofrecimientos indebidos y se denuncia lo que se considera irregular. ¿Y si el referendo no pasa, se hundirá el país? Seguro que no.