Homenaje a Mario Moreno Reyes, Cantinflas (segunda parte)
Columnas > Cómic en serioPor Doctor Comic
mircoles 18 de julio de 2012 0:01 COT
Bueno, y luego de un receso breve, heme aquí para retomar un asunto tan vasto como lo es la filmografía de Cantinflas. Antes que nada, hay que señalar un hecho sin precedentes en la historia del cine: Cantinflas haya sido quizás el único cómico que lograra amasar un número tan grande de filmes en los cuales siempre tuviera el rol protagónico. Por ello no voy a meterme en la camisa de once varas de reseñar cada película, simplemente las mencionaré y añadiré para deleite del lector algún apunte clásico en algunas de ellas.
Pensé la primera caracteriología como lúdica, pues esta etapa de Cantinflas fue la más desfachatada, además de la más prolífica. También podría llamársela su etapa en “blanco y negro”. A continuación hay que tomar aire antes de escribir esta chorrera de éxitos:
- Ahí está el detalle
- A volar, joven
- El gendarme desconocido
- El bombero atómico
- Un día con el diablo
- Soy un prófugo
- El mago
- El supersabio
- El señor fotógrafo
- Abajo el telón
- Gran hotel
- El siete machos
- Ni sangre ni arena
- Romeo y Julieta
- Los tres mosqueteros
- El circo
- Un quijote sin mancha
- Caballero a la medida
- El portero
- Entrega inmediata
Y bueno, sumándoles a estas las tres primeras que hizo con José Medel, pues la cosa pasa de las veinte películas desde 1943 hasta 1954, es decir… ¡una película cada 5 meses!. Claro que lo más seguro es que se me escape alguna pues he tratado de hacer este ejercicio de memoria sin recurrir al listado oficial (¿por qué?…arrebatos del Doc).
En este ciclo, Mario Moreno se aventura en varias lides que aún en la actualidad les quedan grandes a muchos actores: por ejemplo, en Ni sangre ni arena y El siete machos hace dos papeles a la vez, que son opuestos totalmente, cosa que deja ver su tremenda capacidad actoral. Por otra parte tres de sus películas son parodias excelentemente tratadas de tres clásicos literarios: Ni sangre ni arena, basada en Sangre y arena de Hemingway; Romeo y Julieta, de Shakespeare; y Los tres mosqueteros, de Dumas. Y para terminar de ajustar resulta que fue el pionero en el cuento de las segundas partes, pues El bombero atómico es la continuación de El gendarme desconocido.
Otro detalle chato son los actores que lo acompañaron durante casi toda su carrera, un combo bien grande del cual cabe destacar al español Ángel Garasa y al mexicano Miguel Manzano. Y ni que decir del director de casi toda su filmografía, el incansable Miguel M. Delgado.
Para terminar, algunos diálogos sueltos:
El gendarme desconocido
—Con la novedad, jefe, que estando yo en mi crucero dos individuos estaban discutiendo con palabras mal sonante que hasta retachaban al oído y yo me acerqué de modo decente, que hasta a mi me extrañó y les pregunté ¿qué traen? Entonces el más grandote me dice ¡usté no se meta! Entonces me quedé viendo el relajo, cuando el grandote saca un tubo y va a pegarle al pequeñito… y yo atento para informar… el pequeñito se le quita pero ¡zas! le alcanzó en la torre y lo dejó tendido en la banqueta y luego… eso es lo que da coraje jefe, el grandote se echa a correr.
—Y usted también corrió, ¿no es cierto?
—Claro, jefe… si por nada me alcanza.
El bombero atómico
—¡Licenciado, se robaron a mi hijita! Y ella que es tan inocente, si hasta me contaba cuentos… ese del pato Pascual que llega con los tres cochinitos y entonces el pato Pascual… se encuentra con Ricitos de Oro y… bueno, quedamos en la parte que el lobo se iba a comer a Blanca Nieves.
A volar, joven
—No, si volar en ese avión es retefácil, pero usted ve que el 75% de los accidentes ocurren al aterrizar, así que volemos lo que podamos y tratemos de aterrizar lo menos posible.
Abajo el telón
—Y viera que estuve en la habitación de la bella Lulú, y qué rico olía todo.
—¿Olía a sándalo?
—Pues sí había un olorcito como a sandalia, pero muy tenue, casi ni se notaba.
Caballero a la medida
—¿Y no me va a reconocer lo de los botones? Vea que son de concha.
—¿De concha de nácar?
—No, de Concha, la del seis, que me recoge los botones que se encuentra en la basura.
El circo
—Pero este boleto es para niño, no lo puedo dejar entrar.
—¿Cómo que no? Si mi mamá me lo compró y me dijo 've, mi hijito, y me cuentas qué tal estuvo el payaso'. Además uno dice 'este está crecidito pero inoceeeente el individuo'.
—No señor, así no entra.
—¿Pero qué este relajo? Si ya me rompió el boleto, entonces o me repone el dinero o llamo un gendarme, pongo pleito y hasta embargo el circo.