¡Hasta reciclar tiene sus límites!
Columnas > EconomíaPor Julián Rosero Navarrete
mircoles 16 de febrero de 2011 17:36 COT
Es una realidad. El planeta entero se está desgastando y de hecho, la mentira que nuestra forma de vida es sostenible es tan frágil como nuestro hábitat. De una u otra manera, el homo sapiens sapiens, dotado con la razón e imaginación, debe concentrar sus esfuerzos en encontrar los mecanismos para no sólo asegurar su supervivencia, sino también la de La Tierra. Hasta que dicha especie no encuentre otro lugar en el Universo a dónde encausar un éxodo, debe cuidar, ordenar y hacer perdurar su casa. De lo contrario, la especie, como muchas otras que pasaron por el planeta, desaparecerá (y más grave aún, ¡con sus dioses y todo!).
Uno de los mecanismos diseñados para preservarlo es el reciclaje. De hecho, con la breve acción de separar los vidrios y los plásticos de los desechos orgánicos en cada hogar del mundo, podría ser un gran paso. Quizá, posiblemente, algún econometrista pueda calcular cuánto tiempo de vida adicional obtendría el planeta si toda la especie hiciera esa sencilla labor. Así, de una vez por todas, adaptemos el reciclar como costumbre de vida. ¡Créanlo! ¡Dios no es la salvación! En cambio, ¡El Reciclaje sí lo es!.
No obstante, el concepto de reciclaje es sumamente amplio. Es útil el reciclaje de basuras y objetos de uso cotidiano, pero ¿será igual de importante si se habla de ideas o creatividad? Es ahí donde resulta necesario ahondar: hace un par de días, volvió a rondar en los noticieros un escándalo de los plagios de mi muy admirada coterránea, Shakira. No fue suficiente el “tumbarse” el intro del tema Amores como el nuestro interpretado por Jerry Rivera, o incluso, el popular Waka Waka, que fuere la banda sonora del Mundial Sudáfrica 2010, engendrado en el corazón de algún autor en Camerún más no en el de mi paisana. Ahora también algún boricua en el Caribe reclama como suya parte de las letras de los nuevos éxitos de la cantante en mención.
En fin, en la televisión argentina circuló un fragmento de un programa en donde Shakira, en un tono exaltado y con ademanes de confesión por confrontación, tras un “¡Sí, me copié!”, aceptó el haber utilizado la composición del autor camerunés para popularizarla en ocasión del mundial de fútbol. Claro está, dicho autor la demandó y, pues, llegaron a un arreglo por los derechos de autor. El problema no recae en la confesión y posterior pago de derechos. El problema es que esto evidenció cómo se usa el sacro concepto del reciclaje para engrosar las ganancias de la industria musical transnacional. ¡Carajo! ¡Homo sapiens teníamos que ser! Se podría incluso tener la certeza que quien sugirió “reciclar” estribillos y tonadas de “muertos de hambre” a lo largo y ancho del orbe, ni siquiera separa las botellas de whiskey de 25 años y los plásticos de los desechos orgánicos en su casa.
Pues sí, la industria musical y los vicios del capitalismo se juntaron en esa reprochable práctica. El proceso es el siguiente: se le incluye en la oferta musical de la “celebridad” algún estribillo o tonada ya elaborada para que ésta la popularice. En el momento en que el autor genuino descubre el plagio, demanda y la “celebridad” tras un ¡ups!, realiza un acuerdo financiero para resolver los problemas de derechos de autor. Cuando se hacen las sumas y las restas, obviamente, las ganancias netas siguen siendo estrafalarias pues de lo contrario, Shakira, con el primer escándalo, ya hubiese salido del escenario mundial. El asunto es que esta práctica, generalizada, puede atentar contra el ansia de creatividad musical por parte de los autores y pues como todo, se terminará por engendrar cultura light. ¡Sí, claro, se recicló! ¡Pero de la peor forma posible! Incluso, los amantes del reciclaje se pueden llevar una decepción similar a la de Lisa Simpson con la Fábrica de Reciclaje del señor Burns, al darse cuenta de que el humano no fue capaz de reciclar para salvar el planeta sino que lo hace de manera formidable para llenar los bolsillos de unos cuantos.
Finalmente, queda el reflexionar en qué evolucionará o involucionará la industria musical al concebir esas prácticas tan abominables. Y además, cuánto tiempo debe pasar para que el Planeta reciba una mano de su especie imperante, cuyos conceptos ambientales terminan por ensamblarse para favorecer la concentración de riqueza y la popularización de la cultura light. De hecho, hasta me acuerda de dos “angelitos” que con ayuda de su Padre, hoy “reciclan” en mi país…
domingo 20 de febrero de 2011, 12:37 COT
Defiendo a Shakira porque si ha cometido errores pero los ha sabido pagar con dinero al pagar cuantiosas sums a los dueños de los derechos de autor y si suena a reciclaje pero bien reciclados de la barranquillera.
lunes 21 de febrero de 2011, 08:42 COT
Hi dear Julián:
De una u otra forma, la vida misma es todo un proceso de reciclaje sistemático y con ella todo su engranaje que se complementa entre sí.
Toda una delicia leer tu escrito, porque en él confluyen temas de actualidad con el ecosistema, mezclados con las noticias sobre Shakira, a quien al parecer, le está sentando muy bien el cambio de pareja y que debo reconocer, disfruto mucho de su música.
Hugs!!
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martes 1 de marzo de 2011, 13:27 COT
A Shakira se le perdona todo, con solo mover las caderas queda uno loquito; reciclaje o no, nadie lo hace como ella sabe hacerlo. Pero debo reconocer que este es un buen texto y buen modelo de introducción al reciclaje o al texto mismo.
jueves 9 de junio de 2011, 13:14 COT
Hola Profe me alegra volver a leer lo que escribes..